APPETITE FOR DESTRUCTION 1987 (GUNS N´ROSES)
"En una época oscura y sombría para la música, como la que vivimos, uno mira hacia atrás con nostalgia recordando otros momentos en los que las cosas pintaban igual de feas, y todo parecía que estaba perdido para el Rock..."
by Lizzarking
En efecto, las secuelas de los daños que se causaron a la Buena Música durante los 80, no sólo siguen siendo apreciables hoy en día, sino que aún se desconoce cuándo se van a estabilizar las lesiones...
Las cosas no empezaron muy bien, y fueron poco a poco empeorando... salvo honrosas excepciones, la industria discográfica no supo digerir la revolución “disco” de finales de los 70, y evolucionó hacia una hegemonía de los sintetizadores más latosos (dícese de aquello que suena a lata) y de aberraciones electrónicas como las cajas de ritmos y similares... en España, dábamos gracias al cielo por poder ver siquiera en TOCATA el vídeo de Thriller (Michael Jackson, que pronto se convertiría en el lp más vendido de la historia) entre las novedades más calamitosas de la “movida madrileña”... tan mal pintaron las cosas que hasta Duran Duran, Spandau Ballet, Tears For Fears y otras gravedades musicales de la época parecían respetables...
No obstante, mal que mal, aún estaban cerca las influencias de los Grandes, que alimentaban algunos grupos que mantenían la calidad musical frente a las hordas de la cultura POP mal entendida que se adueñaba poco a poco del panorama musical... Los hijos del metal disfrutaban de Iron Maden (y compañía...) en pleno estado de forma... Dire Straits agradaba a millones de fans relativamente poco exigentes...
Pero... qué quedaba a la gente con criterio?... Led Zeppelin en el dique seco, Black Sabbath más de lo mismo, los Rolling en formol, Jim Morrison criando malvas junto con Janis, Hendrix, Bonham y tantos otros de los Maestros que adoquinaron el camino de la Buena Música... ni siquiera los grandes del POP estaban vivos para ofrecer un consuelo: John Lennon hacía compañía a Elvis Olimpo de los Grandes...
Ante semejante panorama, uno sólo podía cobijarse ante las excepciones que resistían frente a la tendencia invasora de la música electrónico-popera. Desde los países bajos, un guitarrista llamado Eddie Van Halen inventó una nueva manera de tocar la guitarra, y junto con un cantante igual de dinámico dejaron joyas de la música como el LP 1984. Los “toxic twins”, como se les conocía, es decir, Steven Adler y Joe Perry lograron recuperar el pulso sanguíneo volviendo a editar con Aerosmith nuevos himnos en los lp’s Permanent Vacacion y Pump, como Janie’s got a gun y varias otras.
Sin embargo, incluso eso era poca metadona para los junkies adictos al Hard Rock...
Pero una vez más, cuando el fin parecía inevitable y ya nos temíamos una nueva película de los Hombres G, la historia de la música dio una vez más, un paso adelante dando un paso hacia atrás. En medio de una industria discográfica completamente comercializada, surgió de las alcantarillas de Los Ángeles un grupo que tras los inicios habituales (maquetas, conciertos, singles piratas...) publicaba en 1987 su primer LP, titulado Appetite for destruction, en el que se recuperaba la mejor tradición del Hard Rock sin caer en ningún tópico ni sonar a antiguo, ni a imitación.
Ya desde la portada las intenciones de no pasar desapercibidos, quedaban claras: el dibujo con clara estética cómic de una mujer tirada contra un muro con las bragas en las rodillas y claros signos de haber sido violada con una especie de robot-humanoide que le ofrece un ramo de rosas, levantó todo tipo de ampollas entre la sociedad americana, que ni siquiera hoy en día habría admitido dicho motivo pictórico en un artículo de consumo para un público muy heterogéneo, pero prinicpalmente adolescente. La discográfica Geffen no tardó en reemplazar la portada original de Robert Williams por una mucho más sosa de fondo negro con una cruz encima de la cual aparece los dibujos de cinco calaveras con los complementos propios de los integrantes del grupo. Una lástima, pero si esto hizo posible la difusión del disco, se trata sin duda de un mal menor… como no podía ser de otra manera en ERDM, la foto que encabeza esta crítica, es la de la portada original.
La fórmula propuesta para el disco era clara: doce canciones como doce patadas en los dientes. En el apartado musical, el sonido a Hard Rock, como decimos, es inconfundible, (de ahí el “paso hacia atrás” que supuso) pero tanto el conjunto como cada una de ellas mostraban una identidad propia y de ahí el comentado “paso hacia delante” que significaba la aparición de un grupo que mostraba su sello personal sin ocultar la influencia de sus parientes musicales: los riffs, el sonido de las guitarras, las composiciones, los solos y por supuesto tanto las letras como las líneas de voz.
Todo ello muestra a cinco músicos bendecidos por el Dios del Rock, pero sobre todo a cinco tíos con ganas de comerse el mundo, que disfrutan componiendo y tocando, y exprimiendo cada gota del zumo de la vida, y de entre ellos, a uno de los mejores cantantes de la historia (Axl Rose) a uno de los guitarristas más influyentes de nuestros tiempo (quién no reconoce el sonido de la guitarra de Slash??) y como tantas veces, para los más rigurosos, al talento en la sombra (Izzy Stradlin).
¿Por qué este disco es uno de los más grandes de la historia de la música Rock? Hay decenas de razones, y no se trata de hacer aquí un compendio, pero sí diremos algunas de las más importantes. Además de la importancia que tuvo por el triste momento musical en que se lanzó, desde el punto de vista musical, se trata de unos temas de un nivel de originalidad, complejidad en la composición, belleza y fuerza muy difíciles de superar. Porque hoy en día sigue sonando actual, cuando han pasado casi 20 años desde su edición. Y como decíamos, porque recupera la mejor tradición del Hard Rock pero con una identidad propia, la de uno de los fenómenos de masas más importantes del siglo XX.
¿Cómo hacer justicia en un artículo de este tipo, escrito de un tirón, a uno de los discos más grandes de la historia de la música? Es fácil: escúchenlo y si tienen la más mínima sensibilidad para la música y una mente abierta, cualquier otra palabra sobra.
Mucho se ha escrito sobre este disco, y no tengo la menor intención de que este artículo sea una recopilación, ni una especie de análisis exhaustivo y objetivo, sino todo lo contrario: subjetivo y personal. Por lo tanto, para los curiosos que no lo tengan a mano, entremos en esa jungla de riffs y solos de guitarra, de chillidos melódicos y ritmos apisonantes que integran sin lugar a dudas uno de los mejores LP’s de la historia, digno de encabezar con orgullo -por lo que supone hoy en día, y porque lo que supuso cuando salió en su día- esta sección de El Rincón Del Mito.
(Se recomienda oír cada canción después de cada comentario, y a partir de ahí, una vez cada 8 horas).
Welcome to the Jungle
Para alguien resignado a tener que soportar a los Hombres G en todos los garitos de la ciudad y en todas las emisoras del país, la sensación de poner un disco en la cadena y notar el riff de entrada de Welcome to the Jungle circulando por tu sangre, fue como la de un moribundo inconsciente que es reanimado con un electro-shock...
Se oye una guitarra con efecto de ecos que repiten la misma nota hasta el infinito... la cadencia se incrementa añadiendo 5 notas más en escala descendente que conforman el riff de entrada... éste se repite... entra la segunda guitarra marcando la melodía junto con un aullido que hace pensar en una bestia salvaje, y termina dando paso al riff de la canción, con ritmo y tono musical completamente distinto.
No voy a pasar por alto la excelente compenetración entre las dos guitarras: no sobra ninguna nota de ninguna de las dos; ninguna estorba, todas son útiles: una recalca el riff para fijarlo en la memoria y dar potencia a la canción mientras que la otra va tocando la melodía. No en vano los discos de Lynyrd Skynyrd (grupo en el que tocaban tres guitarras, y los tres solistas (¿se puede ser más grande?), autores del megahitparalahistoria “Sweet Home Allabahma” y otras joyas como Simple Man), estaban en sus estanterías.
Sin entrar ahora a elogiar ambos riffs (el de introducción y el de la canción) en cuanto a su composición, que es sencillamente demoledora, sólo puede decirse que este comienzo del disco constituye toda una declaración de intenciones de un grupo dispuesto a dar una patada en el culo a todos los muermo-electrónicos y de paso, a comerse el mercado, y por el camino, a convertirse en estrellas y multimillonarios, pero todo ello haciendo lo que les gusta y saben hacer: componer y tocar con tanta potencia como frescura.
Cada uno puede pensar lo que quiera y escuchar el disco como le dé la gana, pero cada vez que escucho el inicio de este tema, me imagino a Axl Rose aullando como una fiera (de la jungla de la que habla la canción) en la cabina de grabación con las venas a punto de estallarle en cuello, pensando en comerse a mordiscos el mercado, a los demás grupos y a todo aquél que se le interpusiera en su camino.
Si el riff de entrada, con el aullido, es impactante, el riff de la canción recupera la mejor tradición de maestros como Jimmy Page, Tony Iommy, Ritchie Blackmore o Joe Perry, por citar a alguno de los más grandes: sencillo, directo, pegadizo y dinámico: lo necesario para comenzar a escuchar la letra sin darte cuenta de que te entran ganas de levantarte de la silla y ponerte a dar saltos....
La letra de la primera canción va en línea con todo lo demás: narrado en primera persona, un camello le cuenta a una chica, potencial cliente, lo que puede ofrecerle, diciéndole: bienvenida a la jungla. No se transmite ni una clara crítica ni tampoco una alabanza: la inteligencia de Axl Rose pare un texto más bien crítico que no obstante terminó sonando muy “cool” para la gran mayoría de los adolescentes americanos... el hecho de ver la pinta que tenía el propio Axl y dar por descontado que era un junkie, era algo que hacía que la canción se interpretaba con cierta ambigüedad... es realmente una crítica o una alabanza al poder del camello frente a su clientela? Cada cual, saque sus conclusiones.
Volviendo al apartado musical, el estribillo, con coros incluidos, supone un breve respiro melódico del riff que domina casi toda la canción. La salida del segundo estribillo conduce al primer solo, en el que l timbre inconfundible de la guitarra de Slash se ve acompañado por una serie de gemidos sexuales de Axl que no buscan sino dejar claro su rollo: ganarse el título de grupo más polémico del momento; todo por captar la atención, con acierto o sin él todo por tratar de sonar “cool”, lo que entre tanto grupo-majete de la época, era como un soplo de aire fresco muy de agradecer.
El tercer estribillo conduce a un nuevo cambio de ritmo. De nuevo, estamos ante un grupo que quiere dejar bien claro que tiene talento como para pisotear a todo lo que suena por la radio en ese momento: no necesitan hacer canciones con una estrofa y un estribillo machacón: Guns ‘n Roses se permiten el lujo de hacer varias partes cada una igual de sorprendente en cuanto a la composición como de bien integrada con el resto. ATENCION: si uno se pone a contar las partes con diferentes acordes que hay solo en este cambio (ya no digo en todo el tema) salen, según se cuenten, entre 8 y 9!!! Todas diferentes de la estrofa y del estribillo, con un magnífico solo intercalado y recuperando el riff del inicio... y desembocando en el estribillo con un encaje perfecto como la maquinaria de un reloj. Eso es un derroche de talento y lo demás son torpes intentos.
El final de la canción termina repitiendo el estribillo con una nueva lección de Slash sobre lo que debe hacer un guitarra solista cuando no está haciendo el solo: primero, no incordiar y luego subrayar y realzar el estribillo con intervenciones cortas que muestran, además, lo más importante que un guitarrista puede tener y que Slash tuvo en mayor medida que virtuosismo: GUSTO.
La producción del álbum es simple pero eficaz en casi todos los temas, acorde con lo que demanda un disco de rock. En el primero cabe destacar no sólo que todo está en su sitio, sino que los efectos utilizados encajan todos perfectamente: no se trata de una ópera-rock, pero todo lo que está queda perfecto, y no se echa nada en falta.
So Easy
Tras un primer tema de composición compleja, el segundo tema es más directo, aunque no mucho menos elaborado ni potente.
El comienzo nuevamente con las dos guitarras arrancando el ritmo de la canción vuelve a desembocar en un riff potente y machacón, que se repite hasta el estribillo, donde enlaza con un nuevo riff. Sí, han leído bien, un nuevo riff en el estribillo, que sin embargo no estorba sino que complementa la melodía de la voz. Conviene fijarse en lo que hace la guitarra mientras Axl canta el estribillo, para apreciarlo; pocas veces hace la guitarra algo tan elaborado durante el estribillo de una canción, (en otro grupos que no sean Guns ‘n Roses, claro).
El distinto timbre de la voz hace pensar a los que no han leído el libreto del disco que es otro cantante distinto, más aún en el primer cambio de ritmo que, como en Welcome to the Jungle, introduce una guitarra por el canal limpio. Este cambio, que desemboca en el primer solo, está también compuesto de varias partes: insisto: no es lo normal ni lo habitual: compárenlo con cualquier otro grupo. Aquí el resultado puede gustar, o no si falta el criterio necesario para apreciarlo, pero lo que es claro es que talento y oficio hay a patadas en el -ojo- PRIMER lp de este grupo.
El final es un nuevo cambio de ritmo machacón, con nuevo riff, que no es de lo mejor del album, pero que es otra demostración más de recursos musicales, sorprendente en un grupo novel.
Night Train
Si bien la letra de la canción no tiene nada que ver, se dice que Axl la escribió como homenaje a un vino barato así llamado, cuya mayor virtud era la de tener alcohol y que venía a ser el equivalente a la litrona de nuestros años 80, allá en Los Ángeles.
Esta vez se comienza también de manera original: con la parte anterior al estribillo, que da paso a la estrofa, con un nuevo riff que es una nueva lección de hard rock.
La estrofa se repite dos veces y desemboca en el estribillo, en el que además de lo obvio (la melodía) conviene fijarse con atención en la guitarra, sobre todo porque tras el estribillo se desemboca directamente en el cambio de ritmo, que está dominado por quizá el primero de los grandes solos del disco.
El cambio de ritmo vuelve al estribillo, trasladado unas notas más alto y tras las primeras repeticiones se funde con un nuevo solo que primero acompaña a la voz, para quedarse completamente solo y superando en emoción, virtuosismo y calidad al anterior.
Los bocazas que se empeñan en asegurar que la tierra es plana y en negar que Slash sea un buen guitarrista, sólo porque no se tira haciendo armónicos artificiales, ligados múltiples, tappings y otros clichés del jebi metal durante el 80% de la canción en el 99% de sus canciones, suelen poner como excepción el final de Paradise City, y de November Rain... realmente deberían taparse de una jodida vez su boca, no sólo por no darse cuenta de que quien tiene calidad para hacer esos solos, tiene calidad para mantener esa velocidad durante el tiempo que le salga de los huevos, sino porque además desconocen, o se olvidan de solos como este, en el que la proporción calidad/belleza-virtuosismo alcanza uno de los niveles más altos de toda la historia de la música moderna. Joder, a mi también me gustan las versiones en directo de sultans of swing, pero Slash estaba sencillamente a otro nivel... (el pobre ahora se dedica “a otras cosas”...).
Son quizá estos dos cojonudos solos en la misma canción, los que aumentan la calidad de este tema, que sin ser uno de los que más enganchan en las primeras audiciones del álbum, es sin duda uno de los mejores y más originales del album.
They’re outta get me
Como es de rigor, un nuevo riff fácilmente tarareable (tipo Beavis y Butt-head) da inicio a este tema, que sin ser de lo mejor del disco, sí reúne una calidad lo suficientemente alta (en cuanto a originalidad, composición, etc.) como para ser integrante del disco. Un tanto chillón Axl.. sin embargo debe de haberle cogido cariño a este tema, cuando lo toca en directo en detrimento de otros himnos del disco como Rocket Queen o You’re Crazy…
Mr. Brownstone
La menor calidad del anterior tema prepara la llegada de otro de los singles del album.
El riff de entrada es sencillamente de lo mejor del album, de lo mejor de los 80 y de los mejores de toda la historia de la música Rock. Sobre una escala pentatónica muy bluesera Slash ejecuta uno de los riffs más vacilones de toda la historia del Rock. Cientos de guitarristas lo hemos aprendido y tocado. Cientos de compositores lo han plagiado... y millones de fans han dado botes dando cabezazos al aire mientras lo escuchaban tanto en vivo como en sus casas.
Una rápida estrofa inicial vuelve al riff solo en una vuelta, de nuevo a la estrofa, sin más dilación al estribillo, que desemboca en una nueva parte distinta, que vuelve al estribillo y de ahí al solo con wha-wha y dos estructuras de acordes distintas. Creo que en todo el disco no hay ningún tema que tenga una progresión tan rápida.
Me explico: la gente que quiere hacer una canción comercial, trata hacer una introducción que generalmente es el estribillo, de ahí se pasa a la estrofa que se repite tres o cuatro veces (para machacar la memoria) de ahí al estribillo, que ya te lo han largado al comienzo... con suerte, tienes un cambio de ritmo con 2 o 3 acordes que enlaza como puede (o siguiendo unas pautas generales utilizadas hasta la saciedad) con la estrofa o con el estribillo y de ahí hasta l final de la canción repitiendo uno u otras.
Como hemos dicho antes, Guns ‘n Roses no están para eso: pasa de una parte a otra casi sin repetirse, cada una de las partes no es solo dos o tres acordes, sino o bien un riff relativamente complejo, o bien una estrofa con una melodía bastante cambiante...
Esto que digo no se aprecia si no te fijas, pero hay algo en Mr Brownstone, que engancha desde el principio: es la maestría a la hora de encajar unas partes de la canción con otras, y la calidad de cada una de ellas, y es todo lo contrario de lo que hacen la mayor parte de los grupos del panorama musical: es un despliegue de recursos musicales, es comerse la cabeza, y emplear todo el saber hacer de cinco músicos como la copa de un pino y un background musical compuesto por todos los clásicos del Rock aprendidos de memoria.
Como en el resto del disco, merece la pena darse cuenta de la manera de complementar las dos guitarras. Sólo con dos talentos tan distintos pero igual de geniales como los de Stradlin y Slash, puede hacerse.
El final del tema es un nuevo cambio de ritmo, lo que es una característica del álbum, y es algo que hace que termines cada canción un buen sabor de boca, aportando algo distinto y nuevo al resto del tema.
Paradise City
Tras un temazo, podría esperarse otro un poco más gris, o más machacón... pues alégrense: no en este album; Mr. Brownstone da paso a uno de los temas más emblemáticos del álbum, del grupo, de los 80 y nuevamente de toda la historia del Hard Rock. Tema estrella en todos los conciertos del grupo que suele cerrar y sigue cerrando sus actuaciones.
Comienzo típico de Stradlin, uno de los guitarristas de rock más melódicos de toda la historia, por el canal limpio del amplificador, en Sol Mayor, tocando uno de los arpeggios más bellos de todo el disco, y por tanto, de toda la historia de la música Rock. Stradlin, de enfoque más comercila, comienza por el estribillo. No en vano esta es una de las canciones de estructura más comercial y menos original de todo el album (sin que llegue a ser típica, pues tiene sus cambios de ritmo y su complejidad como luego diremos).
Hemos hablado poco del batería, Steven Addler, quien fue injustamente defenestrado del grupo porque su adicción a las drogas era superior a la necesaria para tocar en directo, y por lo visto, por un rocambolesco episodio entre Slash y él a cuenta de unos spagguetis, que posteriormente dio título al último disco del grupo (the spaguetti incident?). Al margen de lo anecdótico, lo importante, es decir, su papel en esta joya de la música que es el Appetite for Destruction, fue decisivo a la hora de dar un ritmo sólido, potente, seco y rico en matices.
A la guitarra se va uniendo la batería marcando únicamente charlestone, caja y bombo, la voz que canta el estribillo, y de ahí entra slash con un riff de inicio de igual calidad al de Welcome to the Jungle.
Aquí Slash utiliza el sonido que le ha hecho famoso; incluso la marca de amplificadores Marshall sacó una línea de su famoso cabezal JCM 900, que entre otras características estaba especialmente pre-ecualizado como tocaba en esta y otras canciones. Si bien utilizaba otras guitarras como las BC Rich, Slash es conocido por apuntarse al grupo de guitarristas legendarios que tocan con Gibsons Les Paul, guitarra con la que grabó este tema y con la que saca el sonido del que hablamos. En concreto ese tono se saca tocando con la pastilla del puente, los bajos a tope y los agudos al 0, y lo mismo en el amplificador. Cientos de miles de guitarristas hoy en día siguen tratando de clonar el sonido que continúa siendo reconocido como el sello personal Slash.
De la introducción se pasa a la estrofa, que entra con un riff y un tono musical completamente distintos. Este riff es nuevamente uno de los más tarareados de toda la historia del Rock, ejemplo perfecto de riff hard rockero potente, machacón y eficaz. La estrofa que se canta por encima de este riff mantiene la misma fuerza, lo que hace que al enlazar con el estribillo, completamente distinto por lo melódico, haga un contraste arriesgado, pero que el tiempo, los millones de singles venidos y la opinión unánime de los fans del grupo demuestran que no pudo ser más acertado.
El solo de mitad de la canción es destacable nuevamente por dominar el nuevo cambio de ritmo tras el segundo estribillo y por dar lugar a otro nuevo cambio de ritmo con nuevo fraseo de guitarra (o sea, que comercial únicamente el inicio por la melodía y por empezar con el estribillo, pero nada más, y la estructura nuevamente, original y compleja).
El tercer estribillo queda colgado para un nuevo cambio de ritmo de batería... llega el final, llega el desfase: se acelera la canción, Axl varía la línea de voz haciendo algo distinto a lo cantado antes mientras Slash comienza a calentar motores, mientras Axl va alternando trozos del estribillo, la guitarra se dispara, en concierto las luces se vuelven locas, la histeria estalla y el grupo funciona como el motor de un deportivo en una autopista... la guitarra despega, la voz se apaga poco a poco y luego del todo: queda Slash solo un par de vueltas para demostrar que en realidad toca como dios, y que si quiere improvisar ligados múltiples a toda velocidad, lo puede hacer hasta con el nabo.
Algunos se quedan más con el estribillo comercial de Stradlin y la letra pegadiza y bucólico-pastoril (quién no ha cantado alguna vez “take me down to the paradise city where the grass is green and the girls are pretty / i want you please take me home...” ?), otros con el riff de la estrofa y otros con el solo del final... lo que no cabe duda es de que cualquier persona que escuche el Appetite for destruction y que tenga una sensibilidad mínima como para distinguir una tabla de surf de una tableta de chocolate, tendrá en Paradise City uno de los temas que le pongan los pelos de punta.
My Michelle
Comienzo acústico típico de un guitarrista melódico como Izzy Stradlin que da paso al riff machacón distorsionado, digno de ocupar su lugar en el disco.
La voz entra en la estrofa, en la que Axl pone un timbre de voz de loca un poco más molesto que en el resto de las canciones.
El cambio de ritmo precede al solo de slash con distinta base de acordes que sin embargo consigue enlazar con los de la estrofa, para terminar con el estribillo. La canción termina con otro cambio más, lo que denota la riqueza compositiva incluso en uno de los temas menos redondos del disco.
Think about you
El cowbell de la batería marca el ritmo dando entrada al riff, en el que las gibsons vuelven a sonar con la distorsión característica, cálida, crujiente y hard rockera de los cabezales Marshall.
Este es otro de los temas que contribuyeron a confirmar el estilo de Guns n’ Roses: un hard rock que siendo potente, es a la vez melódico y pegadizo. En el que la frescura compositiva de Stradlin se une al talento de Slash como lead guitar y al de Axl como cantante, sin menospreciar la profesionalidad de la base rítmica que cimientan bajo y batería. En cualquier otro disco de otro grupo, podría ser uno de los hit singles, en cambio en este, entre tanto himno para la historia, queda reservado para los que escuchan el disco entero, para convencerse que más allá de la 6ª canción (paradise city) aún quedan temazos aguardando ser oídos.
En esta canción, el trabajo de Axl en la línea de voz es de llamar la atención. Si uno intenta abstraerse de la canción y repasar mentalmente la instrumentación, sin la voz, y luego se fija en la melodía escogida por Axl para las letras, se dará cuenta de que no estamos ante uno de esos cantantes que se dedican a parafrasear lo que tocan las guitarras, sino ante un talento que usa su garganta como un verdadero instrumento más del grupo, componiendo líneas de música que encajan a la perfección con las demás.
Lo dicho tiene aún mayor mérito en una canción en la que el genio de Stradlin mezcla un tono casi “alegre” en la estrofa, para pasar a uno amargo en el estribillo, lo que es uno de sus sellos particulares y que alcanza su máxima expresión en el siguiente tema, como luego diremos.
Pero como todos los grandes, Stradlin no suelta el estribillo a la primera de cambio. Tras las dos primeras estrofas alegres (escalas mayores) vienen dos estrofas un poco más sombrías que son cortadas en seco por el cowbell, dejándonos con las ganas de escuchar el estribillo, enlazando con un mini-solo de Slash para volver a empezar con la segunda serie que, esta vez sí, desembocará en el estribillo, más amargo.
En éste, en el estribillo, llama la atención -y delata al compositor- la acústica de Stradlin haciendo arpegio por encima de la línea de voz, con acordes menores, aportando mayor melodía y musicalidad a la canción. ¿Detalle del productor? No lo creemos...
Otra demostración de frescura compositiva es meter un nuevo cambio de acordes justo después del primer estribillo. Como decíamos en otro de los temas, lo normal en un grupo que no se coma mucho la cabeza es meter el cabio después del segundo o del tercero, para volver luego al estribillo (eventualmente pasando por la estrofa una sola vuelta) y repetirlo machaconamente hasta el final. Stradlin va sobrado de recursos como para caer en eso. En una canción que ya ha cambiado cuatro veces de acordes (1.- riff inicial; 2.- primeras dos estrofas; 3.- segundas dos estrofas; 4.- estribillo) con un mini solo en medio, vuelve a cambiar una vez más tras el primer estribillo para el solo. Pero lo más importante no es solo la variedad -que ya de por sí, demuestra curro- sino en lo bien que encajan unas partes con otras: esto ya es lo que demuestra el talento.
Además en el solo, vuelve a cambiar el tono del tema, menos amargo y más rockero, con una nueva parte cantada que continúa la estructura de los acordes del solo. El enlace a la estrofa no se hace en absoluto forzado.
Tras el nuevo estribillo, un nuevo cambio (ya van 6) en el que estallan guitarrazos de fondo y el bajo se hace más presente y dobles pistas de voz haciendo coros, todo ello en tono mucho más rockero y potente, que sin embargo termina en la parte final de la canción, nueva (7) en el mismo tono melódico y amargo que el estribillo, pero aún más desgarrado, cambiando a un ritmo más lento en el que la acústica en arpegio vuelve a aparecer y las palabras sostenidas de Axl van fijando en nuestra memoria no sólo el timbre personal de uno de los frontman más importantes de la historia del rock, sino también el final de un temazo que es preludio de una de las canciones preferidas de millones de personas con criterio esparcidas por todo el mundo.
Sweet Child O’ Mine
Con talento para componer, una Gibson Les Paul y un sonido especial, Slash no necesita mucho más que un Re Mayor para crear uno de los riffs más bellos de toda la historia del Rock, y que permite que en décimas de segundo identifiques esta canción.
Esta es una de esas canciones en las que los talentos de los distintos integrantes de la banda se acoplan para crear uno de los temas inolvidables de este grupo e imprescindibles en cualquier recopilación de música humana que un extraterrestre quisiera hacer. La base de acordes es típica de un acústico, de Stradlin. Sin embargo, el solo lleva la firma de un solista, de Slash. Probablemente Stradlin mostró a Slash la base de la canción que había efectuado y éste añadió el riff posteriormente, sobre la base de los acordes utilizados por Stradlin. Y sin embargo, es el riff, quizá, la parte más característica, conocida y reconocible de esta canción.
Sweet Chile O’ Mine es una balada como la copa de un pino, pero no es la típica balada, como luego veremos. Es comercial porque es cojonuda, pero no por ser “lo de siempre”. No se trata de la típica estructura de acordes machacada hasta la saciedad… en este tema estamos ante una de las piezas más originales del grupo, por el papel que juega el cambio que introduce el solo, como luego diremos.
El sonido de la Les Paul de Slash en el riff de inicio es el suyo, el característico, el que le distingue de entre cualquier otro guitarrista…. Y es un sonido redondo, bluesero, pero con su toque personal de utilizar la pastilla del puente y de potenciar los graves y bajar los agudos, lo que en una guitarra como una Les Paul, hace un sonido cálido -a pesar de la distorsión- e inconfundible.
La segunda guitarra -la acústica de Stradlin, de nuevo- que entra a final de la primera vuelta del riff precede al bajo, que de manera magistral genera una melodía por encima del riff… es como si se invirtieran los papeles, el solista hace la base y el bajista toca el solo, mientras batería y acústica dan más cuerpo a la intro. El bajo de Duff, en toda la canción, es de sobresaliente, sobresaliendo sin estorbar, pero subrayando y adornando la canción. Es otro de los ingredientes que hacen del tema todo un himno.
El riff de Sweet Chile o’ Mine, no será el que más guitarristas hayan aprendido a tocar, pero seguro que está entre los 5 primeros. Por otro lado, en cuanto a belleza ya entramos en el terreno de los gustos personales, pero somos legión los que este es uno de los más bellos jamás compuestos, por su musicalidad. La primera nota de cada serie es la que va hablando al oyente, mientras que el resto de las notas se repiten para fijar el cuerpo del riff en la memoria.
El final del riff antes de la estrofa con la voz, es de nuevo, un alarde de talento de Slash, que podía haber terminado la segunda vuelta del riff y enlazado directamente con los arreglos de la estrofa, pero ha preferido demostrar su talento poniendo “el lazo” al regalo, y variando el final del riff, que suena mucho más melódico.
La estrofa es un poco almibarada y la letra, aún más… pero no es un mero reclamo para quinceañeras… todo encuentra después su contrapeso en la parte final de la canción. Desde luego, la letra contribuyó a que Guns n’ Roses fuera un grupo que a diferencia de muchos otros, tuviera un éxito impresionante entre el público femenino, que en muchos casos se decidieron a morder la manzana del rock atraídas por los versos de esta canción.
Los dos solos de Slash que separan las estrofas, son simplemente magistrales. Con el mismo sonido del Riff y de una riqueza melódica que muestra que por muchas pintas que lleve, por mucha pose de chico duro, o de borracho junkie que salga en la contraportada del disco, es uno de los guitarristas con mayor sensibilidad musical y gusto de todos los tiempos.
Sin embargo, tras el segundo solo, la estrofa intermedia que antes enlazaba con la segunda vuelta, denota que algo ha cambiado… los ojos de su primera mujer, que le traen a Axl recuerdos de la niñez en los que todo era tan fresco como el cielo azul brillante, parece que con el paso del tiempo se han visto ennegrecidos por la tormenta que contamina algunas relaciones… y el cambio lo expresa el solo de Slash, con un cambio radical de acordes que pasan de ser mayores a menores para dar un giro de 180º en el tono de la canción, que ya no es almibarada y alegre, sino amarga y desgarrada, mucho más aún que como sucede en Think about you. De hecho, decir que terminó a tortas con Erin Everly sería como decir que la película Carrie no termina del todo bien...
Los acordes menores del solo, con la guitarra limpia de Stradlin acompañan un comienzo del solo que casi parece un llanto que va haciéndose más triste hasta que estalla en un grito de rabia con la irrupción del mismo Slass por el otro canal con efecto wha-wha, descargando su ira con un solo rockero como pocos sin dejar de ser melódico que termina en seco, dejando paso a la voz que pregunta retóricamente -sabiendo la nefasta respuesta-“hacia dónde vamos?”.
Las dos partes del solo de Slash son el contrapeso de las edulcoradas estrofas del inicio, que sorprenden al revelarnos que no se trata de una historia de amor, sino de una de las plasmaciones más gráficas, cabronas y contundentes de cómo una relación que parecía aportar la felicidad eterna, se pudre sin remedio.
La última parte de la canción con Axl repitiendo where do we go?, enlaza de nuevo con un nuevo solo de Slash que a modo de continuación del anterior, certifica la muerte de la relación y el final de la canción.
Por desgracia, como ha ocurrido con muchos otros himnos de nuestra música contemporánea -véase “one” de U2 y algunas otras…- la belleza de este tema lo ha hecho presa de versiones inmisericordes que faltan al respeto de todas las personas para las que oír esta canción en alguna etapa de su vida significó algo. En este caso, Cerril Crow fue la destajista de turno que sin el menor escrúpulo decidió cargarse la canción con una versión que no sólo no aportaba nada sino que encima potenciaba la parte de la estrofa haciéndola aún mucho más almibarada, hasta dejarla como candidata a nueva sintonía de la serie “los osos amorosos”. Si no fuera porque Inma del moral la eligió como sintonía de cierre de uno de sus programas, mientras aparecía ella gateando y meneando el culo, habría podido promover una manifestación para quemar la casa de Sheryl Crowe, con ciclista o sin él dentro.
You’re Crazy
Esta canción, casi punk, ayuda a recuperarse del final de Sweet Child O’ Mine, con un riff frenético y un ritmo rapidísimo que no oculta la riqueza de la composición que se aprecia sobre todo en el estribillo y en cómo las dos guitarras van enlazándose en toda la canción, sobre todo en la mejor parte de toda la canción que para mi gusto es lo que va desde el estribillo hasta el comienzo de la segunda vuelta.
Axl, bastante desquiciado en esta canción, escogió otra letra más dirigida a reafirmar que son un grupo “duro”, que a decir algo con mensaje.
Aunque en el Apettite quizá quede mejor esta versión rápida y rockera, para muchos es mejor la versión acústica de esta misma canción que incluye el segundo LP de la banda “Lies” en la que con un sonido mucho más bluesero y vacilón, se aprecia mucho mejor la composición.
Anything goes
Un sonido de turuta como efecto en la guitarra es la primera novedad de esta canción, que viene a ser un nuevo ejemplo de cambios de ritmo y de distintas partes de acordes en la misma canción, de sonido general rockero y potente.
El juego de las dos guitarras en la intro, hasta y durante la entrada del riff de la canción, es otra muestra de profesionalidad de un grupo dispuesto a comerse el mercado.
La línea de guitarra durante la estrofa es un nuevo riff, que lejos de estorbar, remarca el tono de la canción.
La temática sexual de la letra canción conectó con el público joven al que iba destinado el disco.
El solo, con el mismo efecto de turuta, llegando a emular el sonido de un gallo de corral, es más destacable por su originalidad que por su contundencia o belleza.
La última parte de la canción, con varios cambios de ritmo vuelve a hacerla digna de ser una de las 12 elegidas para figurar en uno de los discos más importantes de la historia del Hard Rock.
Roquete Queen
Si alguien se pensaba que para estas alturas, ya estaba todo el pescado vendido, se equivocaba. Conozco a más de un fan de este disco para el que este tema es su favorito.
Desde luego no son pocas las virtudes.
La intro con la batería de Steven Adler -especialmente brillante durante todo este tema-, a la que se suman unas guitarras ululantes y un bajo que va avanzando el riff de entrada, aportan un aire misterioso a la canción que te cala de interés desde el comienzo.
El riff es otro de esos que podrían estar en un diccionario de Hard Rock, y ser de los 10 preferidos por Bebáis y Butt Head, lo que dicho en otras palabras, supone que se trata de un riff de esos que te impulsan a hacer head-banging y levantar tu mano con cuernos. En definitiva: se trata de otra canción que te genera un impulso de potencia que ya sólo por eso merece ser considerada como un temazo.
Toda la orquestación de las guitarras es impresionante. Ninguna de las dos para en toda la canción y sin embargo no se estorban, ni aportan confusión. Puede seguirse una perfectamente haciendo la base por detrás y los arreglos de Slash y ocasionalmente también de Izzy. Conseguir esto no es nada fácil, es más, es muy jodido. Lo normal es que una guitarra que esté todo el rato haciendo adornos, estorbe la voz; pero con dos y una base por detrás, conseguir aportar fuerza y complementar la canción sin hacerla confusa, es toda una demostración de maestría. Conviene escuchar esta canción con cascos al menos una vez para apreciar este trabajo de complementación de las guitarras, que permite entender la sensación de fuerza que imprime al ser escuchada por medio de los altavoces.
El trabajo de arreglos durante el estribillo merece especial atención. Los parones y cambios de ritmo durante la canción son nuevas muestras de talento compositivo.
Tras la segunda vuelta, llega una de las sorpresas. A Axl se le ocurrió que durante el solo -nuevamente ululante de Slsh, gracias al slide-guitar- quedaría bien superponer una pista con los gemidos de una pareja follando -o de la chica, más bien-. Como el objetivo era ser rompedores y sorprender en el puritano mercado estadounidense, no se lo pensaron mucho. Musicalmente considero que estorba, pero un grupo de rock como Guns n’ roses nació desde el principio con vocación de fenómeno de masas y de generar controversia y por supuesto espectáculo: MAXIMUM RESPECT!
Tras el solo, otro estribillo que precede la sorpresa que aguarda y caracteriza la canción: un cambio completamente radical de la canción, casi como en Sweet Chile O’ Mine, pero al revés, ya que en este caso se parte de un tono como de desengaño, para pasar a un tono complemente distinto y optimista.
La batería y las guitarras marcan la base de la nueva canción. Cuando entra la guitarra limpia de Stradlin con la voz, ya sabemos nuevamente quién está detrás del prodigio: como tantas veces y como en tantos grupos: el guitarra rítmico. En este caso, otro de los arpegios melódicos y musicales de Stradlin redondea la estrofa de Axl antes de que Slash entre más fuerte con la distorsión y Axl fuerce la voz en la segunda estrofa, para sin descanso, desembocar directamente en el solo, que es nueva lección de gusto y de cómo se puede sonar completamente rockero sin necesidad de ligados múltiples, vibratos, ni toneladas de distorsión.
El final de la canción con la voz sostenida de Axl, cerraba el disco marcando en la memoria otra de las señas de identidad del grupo.
Desde canciones como Hey Jude,o A day in life, de los Beattles, poca gente se había decidido a hacer canciones con dos partes tan diferenciadas, lo que a pesar de la distancia de la comparación, no deja de ser curioso encontrar puntos de encuentro entre dos de los grupos más importantes de la música contemporánea, aunque estando cada uno en su estilo.
¿Y cómo suena esto en directo?
Pues los que hayan tenido el ojo como para acercarse al monte Cobetas de Bilbao el pasado 13 de Julio de 2006 a ver a AXL y sus nuevos chicos en directo, tendrán una idea clara, porque aunque el único que quede -casi, por el sorpresón de última hora- sea el cantante, el resto de componentes han sido reclutados para sonar igual que los originales...
Robin Fink tiene el aval de haber compartido grupo con el creador de mi disco favorito de los ’90: Trent Reznor, de Nine Inch Nails. Como músico no hay nada que objetarle y como sustituto de Slash tampoco. Clava los solos que quiere e improvisa y varía los demás, pero con criterio y solvencia. Nada que reprochar. Sonido Slash clonado.
El resto, un poco más grises pero en su sitio. Quizá el tercer guitarra es prescindible, tanto él como su virtuosismo soso que salvo por el solo del final de November Rain, resultó un poco pelma con sus ligados múltiples.
Salvo por esto, y quizá algún sólo extra entre canción y canción, el concierto permitió a todos los nostálgicos del Appetite, poder oír esas canciones en directo, y si no es tocadas por los miembros originales, sí al menos con el mismo sonido, en directo.
Todo ello sin contar con el sorpresón, cuando en mitad del concierto Axl anuncia: “Now let me introduce former member of the band…… MR Izzy Stradlin”. Mientras unos llorábamos de emoción e incredulidad, otros miraban con cara de “¿y ese vejestorio de dónde sale?”. Ese vejestorio con su Gibson negra es el alma y el creador de los principales temas del Appetite, del Lies y en menor medida de los Use your illusion… que es lo mismo que decir que es uno de los máximos responsables de que el grupo sea haya ganado su lugar en la historia. Ver Guns n’ Roses con Axl y un grupo de mercenarios con tablas que suenan igual que los originales, era una gozada de por sí, aun con versiones de canciones poperas a dos guitarras entre canción y canción, pero incorporar encima al compositor de los himnos, fue una oportunidad única e inesperada. Se quedó unas 4 canciones, incluidos sus temas Think about you, Patience, una versión de You’ve got to move (de los Rolling) en la que los juegos a varias voces con Axl funcionó de maravilla, se fue para los bises pero reapareció para el cierre con “su” Paradise City.
Los que les vimos, ya hemos cumplido una cosa más de las que eran necesarias antes de irse uno a brindar con Hendrix.
by lizzarking
by Lizzarking
En efecto, las secuelas de los daños que se causaron a la Buena Música durante los 80, no sólo siguen siendo apreciables hoy en día, sino que aún se desconoce cuándo se van a estabilizar las lesiones...
Las cosas no empezaron muy bien, y fueron poco a poco empeorando... salvo honrosas excepciones, la industria discográfica no supo digerir la revolución “disco” de finales de los 70, y evolucionó hacia una hegemonía de los sintetizadores más latosos (dícese de aquello que suena a lata) y de aberraciones electrónicas como las cajas de ritmos y similares... en España, dábamos gracias al cielo por poder ver siquiera en TOCATA el vídeo de Thriller (Michael Jackson, que pronto se convertiría en el lp más vendido de la historia) entre las novedades más calamitosas de la “movida madrileña”... tan mal pintaron las cosas que hasta Duran Duran, Spandau Ballet, Tears For Fears y otras gravedades musicales de la época parecían respetables...
No obstante, mal que mal, aún estaban cerca las influencias de los Grandes, que alimentaban algunos grupos que mantenían la calidad musical frente a las hordas de la cultura POP mal entendida que se adueñaba poco a poco del panorama musical... Los hijos del metal disfrutaban de Iron Maden (y compañía...) en pleno estado de forma... Dire Straits agradaba a millones de fans relativamente poco exigentes...
Pero... qué quedaba a la gente con criterio?... Led Zeppelin en el dique seco, Black Sabbath más de lo mismo, los Rolling en formol, Jim Morrison criando malvas junto con Janis, Hendrix, Bonham y tantos otros de los Maestros que adoquinaron el camino de la Buena Música... ni siquiera los grandes del POP estaban vivos para ofrecer un consuelo: John Lennon hacía compañía a Elvis Olimpo de los Grandes...
Ante semejante panorama, uno sólo podía cobijarse ante las excepciones que resistían frente a la tendencia invasora de la música electrónico-popera. Desde los países bajos, un guitarrista llamado Eddie Van Halen inventó una nueva manera de tocar la guitarra, y junto con un cantante igual de dinámico dejaron joyas de la música como el LP 1984. Los “toxic twins”, como se les conocía, es decir, Steven Adler y Joe Perry lograron recuperar el pulso sanguíneo volviendo a editar con Aerosmith nuevos himnos en los lp’s Permanent Vacacion y Pump, como Janie’s got a gun y varias otras.
Sin embargo, incluso eso era poca metadona para los junkies adictos al Hard Rock...
Pero una vez más, cuando el fin parecía inevitable y ya nos temíamos una nueva película de los Hombres G, la historia de la música dio una vez más, un paso adelante dando un paso hacia atrás. En medio de una industria discográfica completamente comercializada, surgió de las alcantarillas de Los Ángeles un grupo que tras los inicios habituales (maquetas, conciertos, singles piratas...) publicaba en 1987 su primer LP, titulado Appetite for destruction, en el que se recuperaba la mejor tradición del Hard Rock sin caer en ningún tópico ni sonar a antiguo, ni a imitación.
Ya desde la portada las intenciones de no pasar desapercibidos, quedaban claras: el dibujo con clara estética cómic de una mujer tirada contra un muro con las bragas en las rodillas y claros signos de haber sido violada con una especie de robot-humanoide que le ofrece un ramo de rosas, levantó todo tipo de ampollas entre la sociedad americana, que ni siquiera hoy en día habría admitido dicho motivo pictórico en un artículo de consumo para un público muy heterogéneo, pero prinicpalmente adolescente. La discográfica Geffen no tardó en reemplazar la portada original de Robert Williams por una mucho más sosa de fondo negro con una cruz encima de la cual aparece los dibujos de cinco calaveras con los complementos propios de los integrantes del grupo. Una lástima, pero si esto hizo posible la difusión del disco, se trata sin duda de un mal menor… como no podía ser de otra manera en ERDM, la foto que encabeza esta crítica, es la de la portada original.
La fórmula propuesta para el disco era clara: doce canciones como doce patadas en los dientes. En el apartado musical, el sonido a Hard Rock, como decimos, es inconfundible, (de ahí el “paso hacia atrás” que supuso) pero tanto el conjunto como cada una de ellas mostraban una identidad propia y de ahí el comentado “paso hacia delante” que significaba la aparición de un grupo que mostraba su sello personal sin ocultar la influencia de sus parientes musicales: los riffs, el sonido de las guitarras, las composiciones, los solos y por supuesto tanto las letras como las líneas de voz.
Todo ello muestra a cinco músicos bendecidos por el Dios del Rock, pero sobre todo a cinco tíos con ganas de comerse el mundo, que disfrutan componiendo y tocando, y exprimiendo cada gota del zumo de la vida, y de entre ellos, a uno de los mejores cantantes de la historia (Axl Rose) a uno de los guitarristas más influyentes de nuestros tiempo (quién no reconoce el sonido de la guitarra de Slash??) y como tantas veces, para los más rigurosos, al talento en la sombra (Izzy Stradlin).
¿Por qué este disco es uno de los más grandes de la historia de la música Rock? Hay decenas de razones, y no se trata de hacer aquí un compendio, pero sí diremos algunas de las más importantes. Además de la importancia que tuvo por el triste momento musical en que se lanzó, desde el punto de vista musical, se trata de unos temas de un nivel de originalidad, complejidad en la composición, belleza y fuerza muy difíciles de superar. Porque hoy en día sigue sonando actual, cuando han pasado casi 20 años desde su edición. Y como decíamos, porque recupera la mejor tradición del Hard Rock pero con una identidad propia, la de uno de los fenómenos de masas más importantes del siglo XX.
¿Cómo hacer justicia en un artículo de este tipo, escrito de un tirón, a uno de los discos más grandes de la historia de la música? Es fácil: escúchenlo y si tienen la más mínima sensibilidad para la música y una mente abierta, cualquier otra palabra sobra.
Mucho se ha escrito sobre este disco, y no tengo la menor intención de que este artículo sea una recopilación, ni una especie de análisis exhaustivo y objetivo, sino todo lo contrario: subjetivo y personal. Por lo tanto, para los curiosos que no lo tengan a mano, entremos en esa jungla de riffs y solos de guitarra, de chillidos melódicos y ritmos apisonantes que integran sin lugar a dudas uno de los mejores LP’s de la historia, digno de encabezar con orgullo -por lo que supone hoy en día, y porque lo que supuso cuando salió en su día- esta sección de El Rincón Del Mito.
(Se recomienda oír cada canción después de cada comentario, y a partir de ahí, una vez cada 8 horas).
Welcome to the Jungle
Para alguien resignado a tener que soportar a los Hombres G en todos los garitos de la ciudad y en todas las emisoras del país, la sensación de poner un disco en la cadena y notar el riff de entrada de Welcome to the Jungle circulando por tu sangre, fue como la de un moribundo inconsciente que es reanimado con un electro-shock...
Se oye una guitarra con efecto de ecos que repiten la misma nota hasta el infinito... la cadencia se incrementa añadiendo 5 notas más en escala descendente que conforman el riff de entrada... éste se repite... entra la segunda guitarra marcando la melodía junto con un aullido que hace pensar en una bestia salvaje, y termina dando paso al riff de la canción, con ritmo y tono musical completamente distinto.
No voy a pasar por alto la excelente compenetración entre las dos guitarras: no sobra ninguna nota de ninguna de las dos; ninguna estorba, todas son útiles: una recalca el riff para fijarlo en la memoria y dar potencia a la canción mientras que la otra va tocando la melodía. No en vano los discos de Lynyrd Skynyrd (grupo en el que tocaban tres guitarras, y los tres solistas (¿se puede ser más grande?), autores del megahitparalahistoria “Sweet Home Allabahma” y otras joyas como Simple Man), estaban en sus estanterías.
Sin entrar ahora a elogiar ambos riffs (el de introducción y el de la canción) en cuanto a su composición, que es sencillamente demoledora, sólo puede decirse que este comienzo del disco constituye toda una declaración de intenciones de un grupo dispuesto a dar una patada en el culo a todos los muermo-electrónicos y de paso, a comerse el mercado, y por el camino, a convertirse en estrellas y multimillonarios, pero todo ello haciendo lo que les gusta y saben hacer: componer y tocar con tanta potencia como frescura.
Cada uno puede pensar lo que quiera y escuchar el disco como le dé la gana, pero cada vez que escucho el inicio de este tema, me imagino a Axl Rose aullando como una fiera (de la jungla de la que habla la canción) en la cabina de grabación con las venas a punto de estallarle en cuello, pensando en comerse a mordiscos el mercado, a los demás grupos y a todo aquél que se le interpusiera en su camino.
Si el riff de entrada, con el aullido, es impactante, el riff de la canción recupera la mejor tradición de maestros como Jimmy Page, Tony Iommy, Ritchie Blackmore o Joe Perry, por citar a alguno de los más grandes: sencillo, directo, pegadizo y dinámico: lo necesario para comenzar a escuchar la letra sin darte cuenta de que te entran ganas de levantarte de la silla y ponerte a dar saltos....
La letra de la primera canción va en línea con todo lo demás: narrado en primera persona, un camello le cuenta a una chica, potencial cliente, lo que puede ofrecerle, diciéndole: bienvenida a la jungla. No se transmite ni una clara crítica ni tampoco una alabanza: la inteligencia de Axl Rose pare un texto más bien crítico que no obstante terminó sonando muy “cool” para la gran mayoría de los adolescentes americanos... el hecho de ver la pinta que tenía el propio Axl y dar por descontado que era un junkie, era algo que hacía que la canción se interpretaba con cierta ambigüedad... es realmente una crítica o una alabanza al poder del camello frente a su clientela? Cada cual, saque sus conclusiones.
Volviendo al apartado musical, el estribillo, con coros incluidos, supone un breve respiro melódico del riff que domina casi toda la canción. La salida del segundo estribillo conduce al primer solo, en el que l timbre inconfundible de la guitarra de Slash se ve acompañado por una serie de gemidos sexuales de Axl que no buscan sino dejar claro su rollo: ganarse el título de grupo más polémico del momento; todo por captar la atención, con acierto o sin él todo por tratar de sonar “cool”, lo que entre tanto grupo-majete de la época, era como un soplo de aire fresco muy de agradecer.
El tercer estribillo conduce a un nuevo cambio de ritmo. De nuevo, estamos ante un grupo que quiere dejar bien claro que tiene talento como para pisotear a todo lo que suena por la radio en ese momento: no necesitan hacer canciones con una estrofa y un estribillo machacón: Guns ‘n Roses se permiten el lujo de hacer varias partes cada una igual de sorprendente en cuanto a la composición como de bien integrada con el resto. ATENCION: si uno se pone a contar las partes con diferentes acordes que hay solo en este cambio (ya no digo en todo el tema) salen, según se cuenten, entre 8 y 9!!! Todas diferentes de la estrofa y del estribillo, con un magnífico solo intercalado y recuperando el riff del inicio... y desembocando en el estribillo con un encaje perfecto como la maquinaria de un reloj. Eso es un derroche de talento y lo demás son torpes intentos.
El final de la canción termina repitiendo el estribillo con una nueva lección de Slash sobre lo que debe hacer un guitarra solista cuando no está haciendo el solo: primero, no incordiar y luego subrayar y realzar el estribillo con intervenciones cortas que muestran, además, lo más importante que un guitarrista puede tener y que Slash tuvo en mayor medida que virtuosismo: GUSTO.
La producción del álbum es simple pero eficaz en casi todos los temas, acorde con lo que demanda un disco de rock. En el primero cabe destacar no sólo que todo está en su sitio, sino que los efectos utilizados encajan todos perfectamente: no se trata de una ópera-rock, pero todo lo que está queda perfecto, y no se echa nada en falta.
So Easy
Tras un primer tema de composición compleja, el segundo tema es más directo, aunque no mucho menos elaborado ni potente.
El comienzo nuevamente con las dos guitarras arrancando el ritmo de la canción vuelve a desembocar en un riff potente y machacón, que se repite hasta el estribillo, donde enlaza con un nuevo riff. Sí, han leído bien, un nuevo riff en el estribillo, que sin embargo no estorba sino que complementa la melodía de la voz. Conviene fijarse en lo que hace la guitarra mientras Axl canta el estribillo, para apreciarlo; pocas veces hace la guitarra algo tan elaborado durante el estribillo de una canción, (en otro grupos que no sean Guns ‘n Roses, claro).
El distinto timbre de la voz hace pensar a los que no han leído el libreto del disco que es otro cantante distinto, más aún en el primer cambio de ritmo que, como en Welcome to the Jungle, introduce una guitarra por el canal limpio. Este cambio, que desemboca en el primer solo, está también compuesto de varias partes: insisto: no es lo normal ni lo habitual: compárenlo con cualquier otro grupo. Aquí el resultado puede gustar, o no si falta el criterio necesario para apreciarlo, pero lo que es claro es que talento y oficio hay a patadas en el -ojo- PRIMER lp de este grupo.
El final es un nuevo cambio de ritmo machacón, con nuevo riff, que no es de lo mejor del album, pero que es otra demostración más de recursos musicales, sorprendente en un grupo novel.
Night Train
Si bien la letra de la canción no tiene nada que ver, se dice que Axl la escribió como homenaje a un vino barato así llamado, cuya mayor virtud era la de tener alcohol y que venía a ser el equivalente a la litrona de nuestros años 80, allá en Los Ángeles.
Esta vez se comienza también de manera original: con la parte anterior al estribillo, que da paso a la estrofa, con un nuevo riff que es una nueva lección de hard rock.
La estrofa se repite dos veces y desemboca en el estribillo, en el que además de lo obvio (la melodía) conviene fijarse con atención en la guitarra, sobre todo porque tras el estribillo se desemboca directamente en el cambio de ritmo, que está dominado por quizá el primero de los grandes solos del disco.
El cambio de ritmo vuelve al estribillo, trasladado unas notas más alto y tras las primeras repeticiones se funde con un nuevo solo que primero acompaña a la voz, para quedarse completamente solo y superando en emoción, virtuosismo y calidad al anterior.
Los bocazas que se empeñan en asegurar que la tierra es plana y en negar que Slash sea un buen guitarrista, sólo porque no se tira haciendo armónicos artificiales, ligados múltiples, tappings y otros clichés del jebi metal durante el 80% de la canción en el 99% de sus canciones, suelen poner como excepción el final de Paradise City, y de November Rain... realmente deberían taparse de una jodida vez su boca, no sólo por no darse cuenta de que quien tiene calidad para hacer esos solos, tiene calidad para mantener esa velocidad durante el tiempo que le salga de los huevos, sino porque además desconocen, o se olvidan de solos como este, en el que la proporción calidad/belleza-virtuosismo alcanza uno de los niveles más altos de toda la historia de la música moderna. Joder, a mi también me gustan las versiones en directo de sultans of swing, pero Slash estaba sencillamente a otro nivel... (el pobre ahora se dedica “a otras cosas”...).
Son quizá estos dos cojonudos solos en la misma canción, los que aumentan la calidad de este tema, que sin ser uno de los que más enganchan en las primeras audiciones del álbum, es sin duda uno de los mejores y más originales del album.
They’re outta get me
Como es de rigor, un nuevo riff fácilmente tarareable (tipo Beavis y Butt-head) da inicio a este tema, que sin ser de lo mejor del disco, sí reúne una calidad lo suficientemente alta (en cuanto a originalidad, composición, etc.) como para ser integrante del disco. Un tanto chillón Axl.. sin embargo debe de haberle cogido cariño a este tema, cuando lo toca en directo en detrimento de otros himnos del disco como Rocket Queen o You’re Crazy…
Mr. Brownstone
La menor calidad del anterior tema prepara la llegada de otro de los singles del album.
El riff de entrada es sencillamente de lo mejor del album, de lo mejor de los 80 y de los mejores de toda la historia de la música Rock. Sobre una escala pentatónica muy bluesera Slash ejecuta uno de los riffs más vacilones de toda la historia del Rock. Cientos de guitarristas lo hemos aprendido y tocado. Cientos de compositores lo han plagiado... y millones de fans han dado botes dando cabezazos al aire mientras lo escuchaban tanto en vivo como en sus casas.
Una rápida estrofa inicial vuelve al riff solo en una vuelta, de nuevo a la estrofa, sin más dilación al estribillo, que desemboca en una nueva parte distinta, que vuelve al estribillo y de ahí al solo con wha-wha y dos estructuras de acordes distintas. Creo que en todo el disco no hay ningún tema que tenga una progresión tan rápida.
Me explico: la gente que quiere hacer una canción comercial, trata hacer una introducción que generalmente es el estribillo, de ahí se pasa a la estrofa que se repite tres o cuatro veces (para machacar la memoria) de ahí al estribillo, que ya te lo han largado al comienzo... con suerte, tienes un cambio de ritmo con 2 o 3 acordes que enlaza como puede (o siguiendo unas pautas generales utilizadas hasta la saciedad) con la estrofa o con el estribillo y de ahí hasta l final de la canción repitiendo uno u otras.
Como hemos dicho antes, Guns ‘n Roses no están para eso: pasa de una parte a otra casi sin repetirse, cada una de las partes no es solo dos o tres acordes, sino o bien un riff relativamente complejo, o bien una estrofa con una melodía bastante cambiante...
Esto que digo no se aprecia si no te fijas, pero hay algo en Mr Brownstone, que engancha desde el principio: es la maestría a la hora de encajar unas partes de la canción con otras, y la calidad de cada una de ellas, y es todo lo contrario de lo que hacen la mayor parte de los grupos del panorama musical: es un despliegue de recursos musicales, es comerse la cabeza, y emplear todo el saber hacer de cinco músicos como la copa de un pino y un background musical compuesto por todos los clásicos del Rock aprendidos de memoria.
Como en el resto del disco, merece la pena darse cuenta de la manera de complementar las dos guitarras. Sólo con dos talentos tan distintos pero igual de geniales como los de Stradlin y Slash, puede hacerse.
El final del tema es un nuevo cambio de ritmo, lo que es una característica del álbum, y es algo que hace que termines cada canción un buen sabor de boca, aportando algo distinto y nuevo al resto del tema.
Paradise City
Tras un temazo, podría esperarse otro un poco más gris, o más machacón... pues alégrense: no en este album; Mr. Brownstone da paso a uno de los temas más emblemáticos del álbum, del grupo, de los 80 y nuevamente de toda la historia del Hard Rock. Tema estrella en todos los conciertos del grupo que suele cerrar y sigue cerrando sus actuaciones.
Comienzo típico de Stradlin, uno de los guitarristas de rock más melódicos de toda la historia, por el canal limpio del amplificador, en Sol Mayor, tocando uno de los arpeggios más bellos de todo el disco, y por tanto, de toda la historia de la música Rock. Stradlin, de enfoque más comercila, comienza por el estribillo. No en vano esta es una de las canciones de estructura más comercial y menos original de todo el album (sin que llegue a ser típica, pues tiene sus cambios de ritmo y su complejidad como luego diremos).
Hemos hablado poco del batería, Steven Addler, quien fue injustamente defenestrado del grupo porque su adicción a las drogas era superior a la necesaria para tocar en directo, y por lo visto, por un rocambolesco episodio entre Slash y él a cuenta de unos spagguetis, que posteriormente dio título al último disco del grupo (the spaguetti incident?). Al margen de lo anecdótico, lo importante, es decir, su papel en esta joya de la música que es el Appetite for Destruction, fue decisivo a la hora de dar un ritmo sólido, potente, seco y rico en matices.
A la guitarra se va uniendo la batería marcando únicamente charlestone, caja y bombo, la voz que canta el estribillo, y de ahí entra slash con un riff de inicio de igual calidad al de Welcome to the Jungle.
Aquí Slash utiliza el sonido que le ha hecho famoso; incluso la marca de amplificadores Marshall sacó una línea de su famoso cabezal JCM 900, que entre otras características estaba especialmente pre-ecualizado como tocaba en esta y otras canciones. Si bien utilizaba otras guitarras como las BC Rich, Slash es conocido por apuntarse al grupo de guitarristas legendarios que tocan con Gibsons Les Paul, guitarra con la que grabó este tema y con la que saca el sonido del que hablamos. En concreto ese tono se saca tocando con la pastilla del puente, los bajos a tope y los agudos al 0, y lo mismo en el amplificador. Cientos de miles de guitarristas hoy en día siguen tratando de clonar el sonido que continúa siendo reconocido como el sello personal Slash.
De la introducción se pasa a la estrofa, que entra con un riff y un tono musical completamente distintos. Este riff es nuevamente uno de los más tarareados de toda la historia del Rock, ejemplo perfecto de riff hard rockero potente, machacón y eficaz. La estrofa que se canta por encima de este riff mantiene la misma fuerza, lo que hace que al enlazar con el estribillo, completamente distinto por lo melódico, haga un contraste arriesgado, pero que el tiempo, los millones de singles venidos y la opinión unánime de los fans del grupo demuestran que no pudo ser más acertado.
El solo de mitad de la canción es destacable nuevamente por dominar el nuevo cambio de ritmo tras el segundo estribillo y por dar lugar a otro nuevo cambio de ritmo con nuevo fraseo de guitarra (o sea, que comercial únicamente el inicio por la melodía y por empezar con el estribillo, pero nada más, y la estructura nuevamente, original y compleja).
El tercer estribillo queda colgado para un nuevo cambio de ritmo de batería... llega el final, llega el desfase: se acelera la canción, Axl varía la línea de voz haciendo algo distinto a lo cantado antes mientras Slash comienza a calentar motores, mientras Axl va alternando trozos del estribillo, la guitarra se dispara, en concierto las luces se vuelven locas, la histeria estalla y el grupo funciona como el motor de un deportivo en una autopista... la guitarra despega, la voz se apaga poco a poco y luego del todo: queda Slash solo un par de vueltas para demostrar que en realidad toca como dios, y que si quiere improvisar ligados múltiples a toda velocidad, lo puede hacer hasta con el nabo.
Algunos se quedan más con el estribillo comercial de Stradlin y la letra pegadiza y bucólico-pastoril (quién no ha cantado alguna vez “take me down to the paradise city where the grass is green and the girls are pretty / i want you please take me home...” ?), otros con el riff de la estrofa y otros con el solo del final... lo que no cabe duda es de que cualquier persona que escuche el Appetite for destruction y que tenga una sensibilidad mínima como para distinguir una tabla de surf de una tableta de chocolate, tendrá en Paradise City uno de los temas que le pongan los pelos de punta.
My Michelle
Comienzo acústico típico de un guitarrista melódico como Izzy Stradlin que da paso al riff machacón distorsionado, digno de ocupar su lugar en el disco.
La voz entra en la estrofa, en la que Axl pone un timbre de voz de loca un poco más molesto que en el resto de las canciones.
El cambio de ritmo precede al solo de slash con distinta base de acordes que sin embargo consigue enlazar con los de la estrofa, para terminar con el estribillo. La canción termina con otro cambio más, lo que denota la riqueza compositiva incluso en uno de los temas menos redondos del disco.
Think about you
El cowbell de la batería marca el ritmo dando entrada al riff, en el que las gibsons vuelven a sonar con la distorsión característica, cálida, crujiente y hard rockera de los cabezales Marshall.
Este es otro de los temas que contribuyeron a confirmar el estilo de Guns n’ Roses: un hard rock que siendo potente, es a la vez melódico y pegadizo. En el que la frescura compositiva de Stradlin se une al talento de Slash como lead guitar y al de Axl como cantante, sin menospreciar la profesionalidad de la base rítmica que cimientan bajo y batería. En cualquier otro disco de otro grupo, podría ser uno de los hit singles, en cambio en este, entre tanto himno para la historia, queda reservado para los que escuchan el disco entero, para convencerse que más allá de la 6ª canción (paradise city) aún quedan temazos aguardando ser oídos.
En esta canción, el trabajo de Axl en la línea de voz es de llamar la atención. Si uno intenta abstraerse de la canción y repasar mentalmente la instrumentación, sin la voz, y luego se fija en la melodía escogida por Axl para las letras, se dará cuenta de que no estamos ante uno de esos cantantes que se dedican a parafrasear lo que tocan las guitarras, sino ante un talento que usa su garganta como un verdadero instrumento más del grupo, componiendo líneas de música que encajan a la perfección con las demás.
Lo dicho tiene aún mayor mérito en una canción en la que el genio de Stradlin mezcla un tono casi “alegre” en la estrofa, para pasar a uno amargo en el estribillo, lo que es uno de sus sellos particulares y que alcanza su máxima expresión en el siguiente tema, como luego diremos.
Pero como todos los grandes, Stradlin no suelta el estribillo a la primera de cambio. Tras las dos primeras estrofas alegres (escalas mayores) vienen dos estrofas un poco más sombrías que son cortadas en seco por el cowbell, dejándonos con las ganas de escuchar el estribillo, enlazando con un mini-solo de Slash para volver a empezar con la segunda serie que, esta vez sí, desembocará en el estribillo, más amargo.
En éste, en el estribillo, llama la atención -y delata al compositor- la acústica de Stradlin haciendo arpegio por encima de la línea de voz, con acordes menores, aportando mayor melodía y musicalidad a la canción. ¿Detalle del productor? No lo creemos...
Otra demostración de frescura compositiva es meter un nuevo cambio de acordes justo después del primer estribillo. Como decíamos en otro de los temas, lo normal en un grupo que no se coma mucho la cabeza es meter el cabio después del segundo o del tercero, para volver luego al estribillo (eventualmente pasando por la estrofa una sola vuelta) y repetirlo machaconamente hasta el final. Stradlin va sobrado de recursos como para caer en eso. En una canción que ya ha cambiado cuatro veces de acordes (1.- riff inicial; 2.- primeras dos estrofas; 3.- segundas dos estrofas; 4.- estribillo) con un mini solo en medio, vuelve a cambiar una vez más tras el primer estribillo para el solo. Pero lo más importante no es solo la variedad -que ya de por sí, demuestra curro- sino en lo bien que encajan unas partes con otras: esto ya es lo que demuestra el talento.
Además en el solo, vuelve a cambiar el tono del tema, menos amargo y más rockero, con una nueva parte cantada que continúa la estructura de los acordes del solo. El enlace a la estrofa no se hace en absoluto forzado.
Tras el nuevo estribillo, un nuevo cambio (ya van 6) en el que estallan guitarrazos de fondo y el bajo se hace más presente y dobles pistas de voz haciendo coros, todo ello en tono mucho más rockero y potente, que sin embargo termina en la parte final de la canción, nueva (7) en el mismo tono melódico y amargo que el estribillo, pero aún más desgarrado, cambiando a un ritmo más lento en el que la acústica en arpegio vuelve a aparecer y las palabras sostenidas de Axl van fijando en nuestra memoria no sólo el timbre personal de uno de los frontman más importantes de la historia del rock, sino también el final de un temazo que es preludio de una de las canciones preferidas de millones de personas con criterio esparcidas por todo el mundo.
Sweet Child O’ Mine
Con talento para componer, una Gibson Les Paul y un sonido especial, Slash no necesita mucho más que un Re Mayor para crear uno de los riffs más bellos de toda la historia del Rock, y que permite que en décimas de segundo identifiques esta canción.
Esta es una de esas canciones en las que los talentos de los distintos integrantes de la banda se acoplan para crear uno de los temas inolvidables de este grupo e imprescindibles en cualquier recopilación de música humana que un extraterrestre quisiera hacer. La base de acordes es típica de un acústico, de Stradlin. Sin embargo, el solo lleva la firma de un solista, de Slash. Probablemente Stradlin mostró a Slash la base de la canción que había efectuado y éste añadió el riff posteriormente, sobre la base de los acordes utilizados por Stradlin. Y sin embargo, es el riff, quizá, la parte más característica, conocida y reconocible de esta canción.
Sweet Chile O’ Mine es una balada como la copa de un pino, pero no es la típica balada, como luego veremos. Es comercial porque es cojonuda, pero no por ser “lo de siempre”. No se trata de la típica estructura de acordes machacada hasta la saciedad… en este tema estamos ante una de las piezas más originales del grupo, por el papel que juega el cambio que introduce el solo, como luego diremos.
El sonido de la Les Paul de Slash en el riff de inicio es el suyo, el característico, el que le distingue de entre cualquier otro guitarrista…. Y es un sonido redondo, bluesero, pero con su toque personal de utilizar la pastilla del puente y de potenciar los graves y bajar los agudos, lo que en una guitarra como una Les Paul, hace un sonido cálido -a pesar de la distorsión- e inconfundible.
La segunda guitarra -la acústica de Stradlin, de nuevo- que entra a final de la primera vuelta del riff precede al bajo, que de manera magistral genera una melodía por encima del riff… es como si se invirtieran los papeles, el solista hace la base y el bajista toca el solo, mientras batería y acústica dan más cuerpo a la intro. El bajo de Duff, en toda la canción, es de sobresaliente, sobresaliendo sin estorbar, pero subrayando y adornando la canción. Es otro de los ingredientes que hacen del tema todo un himno.
El riff de Sweet Chile o’ Mine, no será el que más guitarristas hayan aprendido a tocar, pero seguro que está entre los 5 primeros. Por otro lado, en cuanto a belleza ya entramos en el terreno de los gustos personales, pero somos legión los que este es uno de los más bellos jamás compuestos, por su musicalidad. La primera nota de cada serie es la que va hablando al oyente, mientras que el resto de las notas se repiten para fijar el cuerpo del riff en la memoria.
El final del riff antes de la estrofa con la voz, es de nuevo, un alarde de talento de Slash, que podía haber terminado la segunda vuelta del riff y enlazado directamente con los arreglos de la estrofa, pero ha preferido demostrar su talento poniendo “el lazo” al regalo, y variando el final del riff, que suena mucho más melódico.
La estrofa es un poco almibarada y la letra, aún más… pero no es un mero reclamo para quinceañeras… todo encuentra después su contrapeso en la parte final de la canción. Desde luego, la letra contribuyó a que Guns n’ Roses fuera un grupo que a diferencia de muchos otros, tuviera un éxito impresionante entre el público femenino, que en muchos casos se decidieron a morder la manzana del rock atraídas por los versos de esta canción.
Los dos solos de Slash que separan las estrofas, son simplemente magistrales. Con el mismo sonido del Riff y de una riqueza melódica que muestra que por muchas pintas que lleve, por mucha pose de chico duro, o de borracho junkie que salga en la contraportada del disco, es uno de los guitarristas con mayor sensibilidad musical y gusto de todos los tiempos.
Sin embargo, tras el segundo solo, la estrofa intermedia que antes enlazaba con la segunda vuelta, denota que algo ha cambiado… los ojos de su primera mujer, que le traen a Axl recuerdos de la niñez en los que todo era tan fresco como el cielo azul brillante, parece que con el paso del tiempo se han visto ennegrecidos por la tormenta que contamina algunas relaciones… y el cambio lo expresa el solo de Slash, con un cambio radical de acordes que pasan de ser mayores a menores para dar un giro de 180º en el tono de la canción, que ya no es almibarada y alegre, sino amarga y desgarrada, mucho más aún que como sucede en Think about you. De hecho, decir que terminó a tortas con Erin Everly sería como decir que la película Carrie no termina del todo bien...
Los acordes menores del solo, con la guitarra limpia de Stradlin acompañan un comienzo del solo que casi parece un llanto que va haciéndose más triste hasta que estalla en un grito de rabia con la irrupción del mismo Slass por el otro canal con efecto wha-wha, descargando su ira con un solo rockero como pocos sin dejar de ser melódico que termina en seco, dejando paso a la voz que pregunta retóricamente -sabiendo la nefasta respuesta-“hacia dónde vamos?”.
Las dos partes del solo de Slash son el contrapeso de las edulcoradas estrofas del inicio, que sorprenden al revelarnos que no se trata de una historia de amor, sino de una de las plasmaciones más gráficas, cabronas y contundentes de cómo una relación que parecía aportar la felicidad eterna, se pudre sin remedio.
La última parte de la canción con Axl repitiendo where do we go?, enlaza de nuevo con un nuevo solo de Slash que a modo de continuación del anterior, certifica la muerte de la relación y el final de la canción.
Por desgracia, como ha ocurrido con muchos otros himnos de nuestra música contemporánea -véase “one” de U2 y algunas otras…- la belleza de este tema lo ha hecho presa de versiones inmisericordes que faltan al respeto de todas las personas para las que oír esta canción en alguna etapa de su vida significó algo. En este caso, Cerril Crow fue la destajista de turno que sin el menor escrúpulo decidió cargarse la canción con una versión que no sólo no aportaba nada sino que encima potenciaba la parte de la estrofa haciéndola aún mucho más almibarada, hasta dejarla como candidata a nueva sintonía de la serie “los osos amorosos”. Si no fuera porque Inma del moral la eligió como sintonía de cierre de uno de sus programas, mientras aparecía ella gateando y meneando el culo, habría podido promover una manifestación para quemar la casa de Sheryl Crowe, con ciclista o sin él dentro.
You’re Crazy
Esta canción, casi punk, ayuda a recuperarse del final de Sweet Child O’ Mine, con un riff frenético y un ritmo rapidísimo que no oculta la riqueza de la composición que se aprecia sobre todo en el estribillo y en cómo las dos guitarras van enlazándose en toda la canción, sobre todo en la mejor parte de toda la canción que para mi gusto es lo que va desde el estribillo hasta el comienzo de la segunda vuelta.
Axl, bastante desquiciado en esta canción, escogió otra letra más dirigida a reafirmar que son un grupo “duro”, que a decir algo con mensaje.
Aunque en el Apettite quizá quede mejor esta versión rápida y rockera, para muchos es mejor la versión acústica de esta misma canción que incluye el segundo LP de la banda “Lies” en la que con un sonido mucho más bluesero y vacilón, se aprecia mucho mejor la composición.
Anything goes
Un sonido de turuta como efecto en la guitarra es la primera novedad de esta canción, que viene a ser un nuevo ejemplo de cambios de ritmo y de distintas partes de acordes en la misma canción, de sonido general rockero y potente.
El juego de las dos guitarras en la intro, hasta y durante la entrada del riff de la canción, es otra muestra de profesionalidad de un grupo dispuesto a comerse el mercado.
La línea de guitarra durante la estrofa es un nuevo riff, que lejos de estorbar, remarca el tono de la canción.
La temática sexual de la letra canción conectó con el público joven al que iba destinado el disco.
El solo, con el mismo efecto de turuta, llegando a emular el sonido de un gallo de corral, es más destacable por su originalidad que por su contundencia o belleza.
La última parte de la canción, con varios cambios de ritmo vuelve a hacerla digna de ser una de las 12 elegidas para figurar en uno de los discos más importantes de la historia del Hard Rock.
Roquete Queen
Si alguien se pensaba que para estas alturas, ya estaba todo el pescado vendido, se equivocaba. Conozco a más de un fan de este disco para el que este tema es su favorito.
Desde luego no son pocas las virtudes.
La intro con la batería de Steven Adler -especialmente brillante durante todo este tema-, a la que se suman unas guitarras ululantes y un bajo que va avanzando el riff de entrada, aportan un aire misterioso a la canción que te cala de interés desde el comienzo.
El riff es otro de esos que podrían estar en un diccionario de Hard Rock, y ser de los 10 preferidos por Bebáis y Butt Head, lo que dicho en otras palabras, supone que se trata de un riff de esos que te impulsan a hacer head-banging y levantar tu mano con cuernos. En definitiva: se trata de otra canción que te genera un impulso de potencia que ya sólo por eso merece ser considerada como un temazo.
Toda la orquestación de las guitarras es impresionante. Ninguna de las dos para en toda la canción y sin embargo no se estorban, ni aportan confusión. Puede seguirse una perfectamente haciendo la base por detrás y los arreglos de Slash y ocasionalmente también de Izzy. Conseguir esto no es nada fácil, es más, es muy jodido. Lo normal es que una guitarra que esté todo el rato haciendo adornos, estorbe la voz; pero con dos y una base por detrás, conseguir aportar fuerza y complementar la canción sin hacerla confusa, es toda una demostración de maestría. Conviene escuchar esta canción con cascos al menos una vez para apreciar este trabajo de complementación de las guitarras, que permite entender la sensación de fuerza que imprime al ser escuchada por medio de los altavoces.
El trabajo de arreglos durante el estribillo merece especial atención. Los parones y cambios de ritmo durante la canción son nuevas muestras de talento compositivo.
Tras la segunda vuelta, llega una de las sorpresas. A Axl se le ocurrió que durante el solo -nuevamente ululante de Slsh, gracias al slide-guitar- quedaría bien superponer una pista con los gemidos de una pareja follando -o de la chica, más bien-. Como el objetivo era ser rompedores y sorprender en el puritano mercado estadounidense, no se lo pensaron mucho. Musicalmente considero que estorba, pero un grupo de rock como Guns n’ roses nació desde el principio con vocación de fenómeno de masas y de generar controversia y por supuesto espectáculo: MAXIMUM RESPECT!
Tras el solo, otro estribillo que precede la sorpresa que aguarda y caracteriza la canción: un cambio completamente radical de la canción, casi como en Sweet Chile O’ Mine, pero al revés, ya que en este caso se parte de un tono como de desengaño, para pasar a un tono complemente distinto y optimista.
La batería y las guitarras marcan la base de la nueva canción. Cuando entra la guitarra limpia de Stradlin con la voz, ya sabemos nuevamente quién está detrás del prodigio: como tantas veces y como en tantos grupos: el guitarra rítmico. En este caso, otro de los arpegios melódicos y musicales de Stradlin redondea la estrofa de Axl antes de que Slash entre más fuerte con la distorsión y Axl fuerce la voz en la segunda estrofa, para sin descanso, desembocar directamente en el solo, que es nueva lección de gusto y de cómo se puede sonar completamente rockero sin necesidad de ligados múltiples, vibratos, ni toneladas de distorsión.
El final de la canción con la voz sostenida de Axl, cerraba el disco marcando en la memoria otra de las señas de identidad del grupo.
Desde canciones como Hey Jude,o A day in life, de los Beattles, poca gente se había decidido a hacer canciones con dos partes tan diferenciadas, lo que a pesar de la distancia de la comparación, no deja de ser curioso encontrar puntos de encuentro entre dos de los grupos más importantes de la música contemporánea, aunque estando cada uno en su estilo.
¿Y cómo suena esto en directo?
Pues los que hayan tenido el ojo como para acercarse al monte Cobetas de Bilbao el pasado 13 de Julio de 2006 a ver a AXL y sus nuevos chicos en directo, tendrán una idea clara, porque aunque el único que quede -casi, por el sorpresón de última hora- sea el cantante, el resto de componentes han sido reclutados para sonar igual que los originales...
Robin Fink tiene el aval de haber compartido grupo con el creador de mi disco favorito de los ’90: Trent Reznor, de Nine Inch Nails. Como músico no hay nada que objetarle y como sustituto de Slash tampoco. Clava los solos que quiere e improvisa y varía los demás, pero con criterio y solvencia. Nada que reprochar. Sonido Slash clonado.
El resto, un poco más grises pero en su sitio. Quizá el tercer guitarra es prescindible, tanto él como su virtuosismo soso que salvo por el solo del final de November Rain, resultó un poco pelma con sus ligados múltiples.
Salvo por esto, y quizá algún sólo extra entre canción y canción, el concierto permitió a todos los nostálgicos del Appetite, poder oír esas canciones en directo, y si no es tocadas por los miembros originales, sí al menos con el mismo sonido, en directo.
Todo ello sin contar con el sorpresón, cuando en mitad del concierto Axl anuncia: “Now let me introduce former member of the band…… MR Izzy Stradlin”. Mientras unos llorábamos de emoción e incredulidad, otros miraban con cara de “¿y ese vejestorio de dónde sale?”. Ese vejestorio con su Gibson negra es el alma y el creador de los principales temas del Appetite, del Lies y en menor medida de los Use your illusion… que es lo mismo que decir que es uno de los máximos responsables de que el grupo sea haya ganado su lugar en la historia. Ver Guns n’ Roses con Axl y un grupo de mercenarios con tablas que suenan igual que los originales, era una gozada de por sí, aun con versiones de canciones poperas a dos guitarras entre canción y canción, pero incorporar encima al compositor de los himnos, fue una oportunidad única e inesperada. Se quedó unas 4 canciones, incluidos sus temas Think about you, Patience, una versión de You’ve got to move (de los Rolling) en la que los juegos a varias voces con Axl funcionó de maravilla, se fue para los bises pero reapareció para el cierre con “su” Paradise City.
Los que les vimos, ya hemos cumplido una cosa más de las que eran necesarias antes de irse uno a brindar con Hendrix.
by lizzarking
5 comentarios
Easy Rider 1 -
Un gran legado el que nos dejan a todos los entusiastas del buen Rock, y sin duda, buen camino para el aprendizaje.
En una entrevista oí decir a Slash que en aquellos tiempos de gloria y estados de embriaguez etc... en que compusieron todas estas Joyas los temas fluían solos y apenas necesitaban, arreglos a parte, un par de sesiones para gestarlos.
Benditos los estados de embriaguez o lo que fuera que les sirvió como fuente de inspiración .Y como bien dices,enorme derroche de talento y buen gusto.
wasp -
Ámez -
eso es musica ostia!
tremendo, y ay una entrada asi para use your illusion?
Judas Gates -
Fanáticos de los Guns N' Roses visiten http://www.blackbow-rock.com y escuchen el tema "Doll".
metal -