El Tercer Hombre (The third man, 1949) Director: ¿Carol Reed?...
"El Tercer Hombre es una película sobre la condición humana... Sobre la amistad, la lealtad y la traición... Sobre el remordimiento y el fracaso... Sobre el amor y el desamor... Sobre la debilidad... y sobre la fortaleza. Sobre la gente que hace lo correcto porque sabe que es lo correcto, aunque con ello traicione todo en lo que creía y todo lo que ama. Sobre la imposibilidad de la redención de los pecados y sobre la inexistencia de Paraíso alguno... sólo la realidad y las personas que nos rodean, con sus miserias y grandezas, con su belleza y su horror..."
by Lizzardking
Introducción:
Para inaugurar la sección de CINE de El Rincón del Mito he elegido una película especial: el Tercer Hombre.
Hay muchos tipos de cine, tantos como realizadores y como guionistas. Cada persona que escribe un guión y cada persona que dirige una película tiene una idea de qué es lo que quiere contar y de cómo contarlo.
Hoy en día es innegable que salvo en contadas ocasiones, el cine de gran consumo busca atraer la atención del espectador, embobarlo en explosiones y efectos especiales o en historias repetidas hasta la saciedad... y no voy a negar que hay maestros en ese registro y me confieso admirador de gente como James Cameron o el mejor Spielberg. Sin embargo es curioso que el avance de la tecnología haya hecho casi desaparecer lo que se buscaba con el primer cine: contar historias de una manera diferente: buscar algo distinto...
Está claro que para la mayor parte del público resulta más fácil de ver una película en la que no haya que usar la cabeza, y en la que baste con sentarse plácidamente delante del sillón y ver tramas de máquinas que esclavizan a la raza humana en un universo electrónico y similares... que en algunos casos hasta están bien hechas y todo... pero siempre quedará gente que busque algo más en el cine, además de los efectos especiales y las explosiones... siempre quedará gente que busque argumentos que hablen de otras cosas... o de las mismas de siempre pero de una manera diferente y especial... de que les cuenten cosas que les hagan pensar en más cosas... porque cuando no había efectos especiales, la única manera de atraer la atención del espectador por encima de otras producciones, era atrayendo su inteligencia.
A ellos está dedicada esta sección. Y a los que puedan no conocer ese cine, pero tengan interés en conocer por qué levanta tantas pasiones, siendo tan distinto con respecto a lo que se hace ahora...
El Tercer Hombre es una película sobre la condición humana... Sobre la amistad, la lealtad y la traición... Sobre el remordimiento y el fracaso... Sobre el amor y el odio... Sobre la debilidad... y sobre la fortaleza. Sobre la gente que hace lo correcto porque sabe que es lo correcto, aunque con ello traicione a su mejor amigo y pierda definitivamente a la mujer a la que ama. Sobre la imposibilidad de la redención de los pecados y sobre la inexistencia de Paraíso alguno... sólo la realidad y las personas que nos rodean, con sus miserias y grandezas, con su belleza y su destrucción.
No obstante, y a pesar de ser una película a la que se le puede sacar todo el jugo que se quiera, tiene el valor de esas joyas del cine, que no están destinadas para los cinéfilos, sino que pueden ser apreciadas y disfrutadas por cualquier aficionado al cine, que sólo tiene que dejar volar un poco su cabeza para verse atrapado por la magia de esta película.
nota: este análisis está hecho para gente que haya visto la película, dado que en él se comentan situaciones que para quien no la haya visto, estropearían su visionado.
APARTADO TÉCNICO:
Fotografía y estética: contraluces y planos inclinados:
El Oscar a la mejor fotografía, cuando aquellos premios aún significaban algo, avala la calidad de las imágenes.
Es cierto que los elementos fotografiados ayudan mucho: por un lado Viena, incluso medio derruida, es una ciudad impresionante. Merecen la pena tanto los exteriores como los interiores. Los primeros, destacan por su grandiosidad: recuerdo de un imperio derruido, pero que en su día ostentó la hegemonía europea. Espacios amplios, edificios altos de formas curiosas y atractivas, plazas inmensas, cementerios con avenidas interminables... Pero junto con esa majestuosidad y esa amplitud, contrastan los edificios derruidos, los obreros limpiando escombros, los automóviles desguazados... pruebas claras de la guerra que ha asolado la ciudad víctima –gracias a Dios- de las bombas de los aliados.
Los interiores reproducen los mismos valores: por un lado se puede apreciar la majestuosidad de las villas vienesas, con unos techos altísimos y con paredes y escaleras ornamentadas... pero junto con eso conviven los desconchones, las grietas y toda una suerte de signos que evidencian la falta de dinero para mantenerlas y el abandono de esas casas.
Por otro lado, los actores ayudan a componer la mayor parte de los planos, como es habitual en una película. Sin embargo, resulta de destacar muy especialmente en esta película no sólo la cuidada presencia de los actores principales, sino multitud de vieneses, que como testigos mudos –o en algunos casos no tanto, como el odioso niño que acusa al protagonista del asesinato del portero- observan la acción. Estas personas muestran una realidad social presente en la Viena de aquella época de posguerra: personas sin recursos económicos, desaliñadas, delgados (malnutridos), con barba y ropas harapientas... Su destacada presencia en la película es un acierto, porque te mete en el ambiente en el que se desarrolla la acción, y eso te hace vivir mucho más de cerca la película, como un espectador más de esas calles.
En el plano técnico, la composición es “sencillamente perfecta”... no porque sea perfecta sin nada más que añadir, sino porque es sencilla pero efectiva, en la mayor parte de los planos. Hay algunos especialmente cuidados, como en los que están Holly Martins y Anna, o los de Martins con Harry Lime.
Sin duda la característica más recordada del Tercer Hombre en el plano visual son los planos (y en casos, también los contraplanos) inclinados. No se trata de algo totalmente original, pero sí es cierto que la multitud de planos inclinados es una seña visual de la película. Sobre todo los interiores, incluyendo escaleras o techos en el encuadre. Todo ello contribuye a dar un toque de “cine negro” a la película, en la que tanto la ciudad, como la vida de los personajes que pululan por ella, están tan torcidos como los planos... y eso por no hablar de la moral de muchos de ellos, como Harry Lime.
El blanco y negro en esta película está especialmente contrastado, con fuertes claroscuros, luces y sombras que aportan un toque bastante tétrico, casi propia del cine de terror, acorde con el estado de destrucción de la ciudad.
En este sentido, no es difícil encontrar planos e iluminaciones que beben directamente del expresionismo alemán (Fritz Lang, Murnau... etc.). El famoso plano de los dedos de Harry Lime saliendo a la calle nevada desde dentro de la alcantarilla, podrían estar en cualquier película de terror alemana de principios de siglo.
Los Títulos de crédito y música: La cítara de Antón Karas:
Bajo plano general de una cítara, la película comienza directamente con los títulos de crédito y el inolvidable tema principal de la banda sonora..
Sin duda, una de las señas de identidad de El Tercer Hombre es la cítara de Antón Karas (1906-1985); compositor e intérprete nacido en Viena que tocaba en un café vienés hasta que el director de la película (Carol Reed, con permiso de Welles, como luego diremos) entró en ese local una noche de rodaje y se quedó fascinado con el sonido de su instrumento. En seguida le propuso que escribiera la música de su película, lo que suponía un riesgo incalculable, dadas las aspiraciones comerciales de la película, que quedan de manifiesto tan sólo con observar el reparto...
El caso es que la apuesta de Carol Reed, que fue lógica e inmediatamente aceptada por el propio Karas, ha pasado a la historia como uno de los mayores aciertos, dado que la música del Tercer Hombre no sólo dota a la película de la sonoridad que se buscaba, sino que constituye una de sus señas de identidad más claras, y se ha convertido a la postre en una de las melodías más conocidas en toda la historia de la música, y por supuesto del cine. Melodía que hemos oído mil veces y tarareado otras tantas
La polémica sobre la autoría real de la película: Welles vs. Reed
Una de las polémicas más famosas alrededor de El Tercer Hombre es acerca de la autoría real del realizador. Los títulos de crédito citan a (Sir) Carol Reed.
Para la mayor parte de los aficionados, Carol Reed es únicamente el tipo que firma El Tercer Hombre, de ahí que esté tan extendida la polémica sobre la influencia o coparticipación de Orson Welles.
Sin embargo, aunque por supuesto no alcancen la calidad y la magia de El Tercer Hombre, no es menos cierto que Carol Reed filmó otras películas de renombre como “Larga es la noche” (“Odd man out”, 1.947) o “El Ídolo Caído” (“The fallen idol”, 1.948), también bajo producción del gran Alexander Korda y guión del propio Graham Green.
Aún así, resulta innegable que hay muchos planos que parecen tener el sello inconfundible de Orson Welles, sobre todo las que cuentan con su personaje. En cierto modo, casi todos los críticos coinciden en que los puntos comunes entre El Tercer Hombre y el cine de Orson Welles no sólo se limitan a su influencia o participación en alguno de los planos... el propio personaje de Harry Lime recuerda al Hank Quinlan de Sed de Mal o a Mr. Arkadin. Por otro lado, los planos de El Tercer Hombre con profundidad de campo y muchos otros de los recursos cinematográficos típicos del cine de Welles, parecen acreditar su influencia... o participación.
Los propios protagonistas, o más concretamente el propio Welles intentó en mil ocasiones convencer a la prensa de que la autoría de El Tercer Hombre le correspondía a Carol Reed, y no a él mismo... ahora bien, precisó también, tras alabar la capacidad y el talento del director inglés, su humildad e inteligencia para “incorporar” las ideas y sugerencias que “pudieran” proponerse a lo largo del rodaje. Como algún otro crítico ha opinado... todo parece indicar, a pesar de los esfuerzos de Welles por no atribuirse el tanto, que no fueron pocas las ideas que él mismo “sugirió” a lo largo del rodaje y que Carol Reed “incorporó” de buen grado...
Un guionista de lujo. Productores:
Una película es mucho más que una historia, pero ésta es la base de todo. Una película que no cuente una historia no engancha.
En este caso, el guión no es una adaptación de una obra de Graham Green: fue el propio productos, Alexander Korda el que envió a Green a Viena para escribir el guión. Ya habían trabajado antes juntos en “El ídolo caído” (antes referida). En el Tercer Hombre, el universo de contradicciones humanas y la exploración del lado oscuro presente en toda la obra de Graham Green, alcanza una de sus cimas más significativas.
Por último en relación con el apartado técnico, merece la pena rendir homenaje a los productores, sin los que EL Tercer Hombre no habría existido, o no sería como por fortuna la hemos conocido.
Estamos en la era de las primeras grandes producciones entre los 40 y los 50, y de los productores “ejecutivos” que injerían en la actividad del resto del equipo (guionistas, fotógrafos y por supuesto, en la del propio director), al estilo del personaje de Kirk Douglas en “Cautivos del Mal”.
De hecho se dice que ese personaje está basado en la vida del propio David O’Selznick, coproductor de El Tercer Hombre, que –aun a su pesar- será recordado siempre como el productor de “Lo que el viento se llevó” (“Gone with the wind”) aun habiendo producido muchísimas otras joyas de la historia del cine, como la película que estamos comentando. Sin embargo no se comenta una gran actividad por parte de este monstruo del cine en esta película.
Es mucho mayor la influencia de Alexander Korda, según se comenta, dado que de él partieron determinadas iniciativas como la elección del director y el enviar a Graham Green a Viena para escribir una historia.
También figura como productor el propio director Carol Reed, lo que justifica su implicación y nos lleva a pensar que si bien la influencia /participación de Welles en el rodaje pudo ser considerable, el director británico también supo hacer su trabajo con impecable factura.
Y por fin, LA PELÍCULA
La introducción
El comienzo de la película nos sitúa directamente en la acción: Viena en plena posguerra de la segunda Guerra Mundial.
Quizá uno de los aspectos menos cuidados de la película es la voz en off del principio. Es cierto que sirve para informarnos de la situación de Viena en aquella época, y del negocio del estraperlo, o venta de bienes de primera necesidad que en una situación de posguerra escasean, a precios abusivos. Sin embargo, desde el punto de vista narrativo es un elemento extraño y fuera de lugar a la acción y a los personajes, dado que por un lado, no se trata de una voz en off a modo de narrador tradicional, puesto que no vuelve a aparecer en el resto de la película, sólo al principio. Por otro lado, tampoco es uno de los personajes de la ficción. Por eso no me convence: no pinta nada una voz en off que no vuelve a aparecer en la película y que tampoco es uno de los personajes.
Eso sí... las imágenes de Viena son espectaculares durante la voz en off... la introducción nos mete de lleno en el mundo de un imperio derruido, en el que el contrabando y la delincuencia han instaurado su propio orden social y contra el que las patrullas formadas por cuatro soldados –uno de cada potencia aliada: americanos, ingleses, franceses y rusos- tratan por mantener el orden entre los escombros. La imagen de un cadáver flotando en el Danubio, en referencia a un delincuente novel que ha sido eliminado por alguno de los capos, es suficientemente clara e impactante como para ver que sin necesitar la ultraviolencia de las producciones actuales, tampoco se trata de una película de Walt Disney.
La presentación del personaje es bastante elocuente: un americano sin trabajo que va en busca de su amigo que le ha prometido un empleo o algo parecido en Viena... una persona sin ataduras que se cruza medio mundo para reencontrarse con su amigo y comenzar una nueva vida.
Interior de la casa de Harry Lime: planos inclinados:
La primera secuencia con el interior de la casa de Harry Lime es un buen ejemplo de lo que decíamos antes sobre los interiores de las casas vienesas a excepción de que esta se ve que es una casa lujosa y bien conservada, con portero y todo. Esto nos comienza a dar información sobre el gran ausente: el propio Harry Lime: la lujosa casa en el centro de Viena nos muestra que se trata de un tipo con dinero.
En el interior de la casa comienzan también los planos / contraplanos inclinados, y las sombras alargadas al estilo de expresionismo alemán.
La manera en la que Martins se entera de la muerte de su amigo, justo antes de su llegada, es un golpe de efecto al espectador, que no se espera que la película comience precisamente con la muerte del amigo que el protagonista iba a ver tras recorrer medio mundo.
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El cementerio:
La escena del cementerio es algo mucho más elaborado de lo que a primera vista podría resultar. Probablemente el mérito es del guión.
En primer lugar sirve para presentarnos a los personajes de la película: el protagonista, la chica, algunos de los malos, el policía... y parece que con eso está toda la película presentada, o al menos los personajes principales, cuando en realidad falta el más importante de todos...
Las miradas de algunos de los personajes ya hacen presagiar cierta complicidad entre ellos...
El plano de la chica, Anna Schmidt, interpretada por Alida Valli, se presenta con profundidad de campo (recurso no inventado pero sí popularizado por Orson Welles en “Ciudadano Kane”, “Citizen Kane”) y con un punto de vista de la cámara bajo. La toma del rostro desde atrás es perfecto: nos muestra la curiosidad, el dolor, y la fuerza del personaje, que no necesita darse la vuelta, bastándole con mirar al desconocido recién llegado solo con el rabillo del ojo...
Mayor desconcierto causa el protagonista, Holly Martins, en los malos, que por poco se olvidan de dejar las flores en la tumba.
El hecho de que el policía, que aún no sabemos que lo es –aunque la gabardina negra con reflejos le delata...- le invite a llevarle a la ciudad y a unas copas, es otra muestra de la coherencia y el trabajo invisible del guión: el policía reacciona como es propio a su profesión: ante la llegada de un desconocido que no tiene fichado, al entierro de uno de sus mayores enemigos, trata de acercarse a él para conocerle y saber si puede tener conexiones que el policía desconocía, con la banda del difunto o bien si el propio desconocido era otro delincuente, o si le podía aportar alguna pista adicional... Todo encaja: nada es casual en esta película.
Cuando el que protagonista y policía van en el coche, y rebasan a la chica, tiene lugar otro momento de alto cine: la música subraya un acorde que nos indica la emoción del protagonista al ver pasar de nuevo a Anna. Ya desde las tomas del cementerio se ve que la chica le ha atraído, pero cuando la pasan con el coche, la combinación entre la mayor intensidad del acorde que suena en ese momento, la interpretación magistral de Joseph Martins es uno de esos momentos mágicos del cine en los que sólo viendo la acción te metes en la piel y en el alma de alguno de los personajes.
Copas con el mayor Calloway. Entrevista con Wurtz. Entrevista con el portero:
En esta secuencia destacan nuevamente los planos y contraplanos inclinados, propios de los planos interiores de esta película –aunque también se utilicen en algún exterior- así como los fuertes contraluces, que dan mayor intensidad al hecho de que nos enteremos de la opinión del policía sobre el amigo difunto, de quien dice que lo mejor que le podía haber pasado es morirse.
El policía comenta que el amigo muerto del protagonista era un delincuente: esto nos empieza a dar más información sobre el gran ausente...
La primera reacción del espectador es de antipatía hacia el policía: lo normal es pensar que se trata del conde de sherwood que quiere encarcelar a Robin Hood... sin embargo las palabras del mayor Calloway quedan como una carga de profundidad en nuestro subconsciente: la semilla de la duda y de la desconfianza como espectadores en el tal Harry, ha sido plantada...
Lo de que una borrachera sea lo que mueve al protagonista a situarse en la piel de uno de los vaqueros héroes de sus novelas baratas, y decida iniciar una investigación por su cuenta para lavar el buen nombre de su amigo, es típico de Graham Green. Por otro lado, es un recurso fácil para darnos más información sobre el protagonista: es un tipo con buen corazón, idealista y con el arrojo y la inconsciencia suficientes como para embarcarse en una cruzada en la que no sospecha que va a arriesgar su vida.
El puñetazo del soldado Payne al protagonista es una maravilla... merece la pena fijarse en la trayectoria del puño... es inverosímil, pero bueno; antes en las pelis los puñetazos se pegaban así! “Ohhhh, por favor, tenga cuidado!...” Le dice en tono paternal después de atizarle. Luego, acto seguido, los elogios sobre los libros del protagonista golpeado dan una mayor profundidad al personaje secundario: es un soldado con pinta de bonachón, amante de las novelas baratas de cowboys, en las que al final el bien triunfa contra el mal... probablemente todo lo contrario de lo que sufre en su trabajo a diario. “Y lo bueno de ellas es que uno puede leerlas y seguir pensando en sus asuntos...” lo que supone toda una información sobre la profundidad esas novelas... La existencia de secundarios de lujo es una de las características de un buen guión y de las películas clásicas: todos los personajes, incluidos los secundarios, tienen una personalidad marcada; se nos da información suficiente para poder conocerlos. Esto ayuda a meterse mucho más en la película e incluso a cogerles cierto cariño.
La conversación con el viejo que le ofrece acogerle para dar la conferencia sobre “novela contemporánea” tampoco tiene desperdicio:
- conoció a Harry Lime?
- He oído hablar de él pero no le conocí personalmente...
- vine a pasar una temporada con él pero murió el jueves
- ah... es un contratiempo...?
- ... considera Ud. que morirse es un contratiempo?
El barón Wurtz es uno de los primero iconos-gay de la historia del cine... con el perrito faldero, el abrigo con la solapa de piel... los primeros planos de su cara no dejan lugar a dudas: es uno de los malos. Es como si fuera Nosferatu...
Encuentro con Anna Schmidt: la chica de la película:
El protagonista comienza la conversación a medio camino entre el interrogatorio y el flirteo: las preguntas sobre Harry Lime son la excusa para poder hablar con ella, pero no sabe si le interesa más lo que le pueda aportar sobre Harry o conocer un poco más de ella...
La chica miente cuando le dice que no se fijó en él: el espectador lo ha visto, porque para eso te sacan antes el plano del cementerio mirándole con el rabillo del ojo, sin embargo luego dice que no... probablemente porque le ha gustado y no le parece correcto liarse con un amigo de su exnovio muerto o dar pie a ello...
Le amaba? No lo sé, es difícil conocer nuestros sentimientos, sólo sé que me habría gustado haber muerto también....
Para decir que no se sabe la respuesta... es difícil explicarse mejor. Avanza el tema de la película: es difícil conocer nuestros sentimientos...
En la conversación con ella comienza a ver fisuras en la declaración oficial de la policía sobre la muerte de Harry Lime: están todos sus amigos presentes en su muerte, no cuadra...
La traducción al castellano es horrenda: traducen “encuesta” en lugar de “investigación”.
La propia Anna Schmidt es la que sugiere la duda sobre si la muerte de Harry Lime fue un accidente, pero le da igual porque para ella lo importante es que está muerto...
Conversación con El portero:
En el piso de Harry... se ve el interior de una suntuosa vivienda vienesa: ya nos empieza a dar información sobre la personalidad de Harry, el gran ausente; el personaje sobre el que gira todo sin estar en la película...
El portero es el que da la pista sobre el título de la película: frente a las versiones dadas a la policía por el barón Wurtz y por el Dr. Vinkel, que apuntaban a que fueron dos las personas que estaban junto a Harry en el momento de su muerte, dice que había un tercer hombre y que éste tampoco declaró.. que no vio su cara... un hombre cualquiera... corriente... uno entre muchos...
Justo en ese momento “alguien” llama por teléfono: como contesta la chica, nos quedamos sin saber quién es...
En mitad de la discusión aparece como una presencia fantasmal, de nuevo como si de Nosferatu se tratara, el odioso niño de cara redonda, como su pelota... que ve cómo discuten el portero y el protagonista... en literatura, suelen ser los perros los que auguran desgracias.. en este caso es un niño que cae mal desde el primer momento...
Registro del apartamento de ella:
Es significativo que el mayor Calloway pase de si Harry fue asesinado o un accidente... para el, como para Anna, lo importante es que esté muerto, sólo que lo que para él es alivio, para ella es dolor. La diversidad de emociones que un mismo hecho provoca en diferentes personas humaniza la historia: cada personaje tiene su vida, sus circunstancias, y por eso vive de una manera totalmente opuesta el mismo hecho...
Esta secuencia nos da mucha información sobre el personaje femenino de la película: Anna es una prófuga: los rusos la reclaman... esto da aún mayor profundidad a un personaje principal, si los secundarios tienen profundidad, los principales no van a ser menos en un guión que es una joya maestra... Anna es una mujer fuerte, decidida, una checoslovaca que cruza a Austria y sobrevive en Viena gracias a su talento como actriz o su belleza... pero es una mujer resignada y melancólica: Harry siempre me dijo que hay que saber perder....
El apartamento de Anna: vemos la altura de los techos, la decoración... restos de un imperio que se desmorona...
Un plano de composición fotográfica especialmente cuidada es el de Anna enmarcada por la forma cuadrada de los cristales de la puerta, viendo cómo se llevan su pasaporte en lo que es el presagio de todas las desgracias que le van a suceder.
Ya en el exterior de Viena nos encontramos con otra buena colección de sombras y escombros que contribuyen a crear el ambiente tan especial que rodea a esta película y que nos transporta inmediatamente hasta aquella ciudad y aquella época...
Casa del Dr. Winkel:
La criada con una sombra atravesándole la cabeza: presencia inquietante... nos muestra que no se trata de una peli de Walt Disney: es una peli de un sitio decadente, con personajes decadentes, destartalados, que luchan por sobrevivir entre tanto desmoronamiento, tomando las decisiones que cada uno elige, y determinando así el tipo de vida que va a llevar...
La presentación del Dr. Winkel es una nueva muestra de genialidad del guión y de ejecución del director: presentar a una persona trinchando el pavo da mucha información son ella... por un lado, da idea del relativamente buen status del que goza, pero aparte de eso, mucho más.. una persona manejando un cuchillo en una peli que comienza con un tipo flotando sobre el Danubio... es toda una declaración de principios que el guionista nos regala... es la presentación del personaje: un tipo del que lo primero que conocemos son sus manos con un cuchillo...
Por otro lado, en el apartado técnico, el detalle de fotografía del entornado del cuchillo con el reflejo en la hoja, deliberado, es otro destello de calidad de los que está llena la película.
El personaje del Dr. vuelve a aparecer enmarcado detrás de unos cristales, como Anna mientras veía cómo se llevaban su pasaporte.
Otra constante de la película es la incultura del protagonista, como buen americano... al fin y al cabo se trata de una película hecha en Londres y con director e infraestructura ingleses. Además de equivocarse –quizá adrede- con el nombre del mayor Calloway –inglés-, al que llama Callaghan –irlandés- se equivoca constantemente con la pronunciación del nombre del Dr.
- El Dr. Winkel?
- (contestando con odio y desprecio ante su error y su incultura): VVVinkel....
Y a continuación se resalta la importancia de los “objetos” o en este caso... de un animal... el perrito patada de Wurtz... un animal al que se le ha dado protagonismo precisamente para que nos quedemos con él, para que cuando luego aparezca en la casa de Winkel, sepamos que su dueño está, o ha estado allí con el Dr. Además responde a las instrucciones que le da el Dr., en la que es una de las primeras relaciones homosexuales de la historia del cine... en este caso, una relación homosexual entre dos malos, como en la sugerida entre el ama de llaves de Rebeca y ésta misma, en la peli de Hitchkock, o la de Ben Hur con su medio hermano romano Mesala...
De hecho, una de las constantes del cine de Hitchkock posterior fue la importancia de los objetos, que nos muestra y que luego más adelante está el espectador esperando que sean utilizados.. es como si los objetos cobraran protagonismo en la película, como si los objetos inertes tuvieran un papel en ella, como los personajes animados, y muchas veces más relevante incluso...
Ante la insistencia del protagonista en el interrogatorio, el Dr. se sale continuamente por la tangente: Yo no puedo opinar, no estaba allí... mi opinión queda limitada a las causas de la muerte... (mientras sopla el polvo de una escultura...). En esta peli los malos son listos:
- Harry: No puede ser que le hubieran empujado,Dr. Winkel??
- Dr.: Vinkel....... respecto a eso no puedo opinar, en un caso como en el otro, las heridas tendrían el mismo aspecto.
Más copas: esta vez con Anna, el barón Wurtz y el rumano Popescu
- Sr. Martins, recuerde que la conferencia será mañana.
- Conferencia? Sobre qué?
- Sobre novela contemporánea... ah y no olvide hablar sobre la crisis de la fe...
- ¿crisis de la fe? Pero qué es eso?
- Ahh... Ud. Sabrá, que es escritor!...
Graham Green estaba hasta el moño de que los periodistas le preguntaran sobre la crisis de la fe... bueno, pues en este guión se venga de todos con un personaje que no tiene ni idea de eso, ni el que organiza la conferencia tampoco...
Y sin embargo, la crisis de la fe es una de las notas características de la obra de Green: refiere a la pérdida de la creencia en Dios y en los valores tradicionales sobre la providencia divina en un mundo asolado por los nazis y devastado por la guerra más cruel que la humanidad haya conocido, los valores tradicionales y la fe en un viejo con barbas blancas que vele por la humanidad, así como la fe en la existencia de algo después de la muerte que recompense a los buenos y castigue a los malos... un realismo pesimista se adueñó de toda Europa y aunque Green aporte grandes dosis de humor en sus guiones, lo cierto es que están bañados de escepticismo, agnosticismo y cierta amargura.
El Tercer Hombre también va de esto: va de la pérdida del valor de la amistad, de la lealtad... de la pérdida del amor... de la inexistencia de escrúpulos... de la subordinación de los principios morales a los negocios... en definitiva, de la pérdida del paraíso, como alguno ha dicho.
Anna toma whisky... y paga ella... nos da más información sobre Anna, que es una mujer moderna que invita a whisky.
La presencia del barón Wurtz es aterradora.. aparece de entre las sombras con cara de vampiro.. no sin antes avisar a Popescu con su violín...
Cuando Harry pregunta a Popescu quién era el tercer hombre que ayudó a llevar el cuerpo de Lime, Popescu reacciona diciendo que es una tontería... pero no dice que lo sea porque él estuvo allí y sabe que no fue como le han contado al protagonista... sino porque en el informe de la policía dice que lo llevaron entre dos.... si él estuvo allí, ¿por qué acude al informe de la policía como argumento de autoridad para negar la versión del portero? Lo lógico sería que dijera: “YO estuve allí y sé que no fue así”... no “eso no es así porque el informe de la policía dice lo contrario”... Popescu nos revela claramente y sin ninguna duda que es un mentiroso que encubre algo... lo que mete en el mismo saco a Wurtz y a su noviete el Dr. Vinkel...
Y lo siguiente que hace es preguntar quién le ha dicho eso... y el bobo del protagonista revela su fuente, sentenciándole con ello directamente a muerte: el portero.
Popescu reacciona irritado criticando al portero por no haberlo comentado a la policía: le irrita porque si lo hubiera hecho así, la coartada habría sido otra y no les habrían cazado en esa mentira por un espectador indiscreto que vio cómo transportaban el cuerpo tres personas en lugar de dos...
Martins a veces es un poco patosos, pero no le faltan huevos: le suelta a Popescu directamente que alguien miente...
Si, es posible que traficara un poco... menciona Popescu... Harry dice que es posible que más que un poco, lo que muestra las propias dudas del protagonista sobre su propio amigo: las creencias comienzan a tambalearse cuando comenzamos a saber más de la vida... y se pasa de la ilusión a la desilusión...
Tras eso, le pregunta por Joseph Hardyn, y Popescu, ya visto que las cosas se ponen feas, cambia de táctica, saca los dientes y opta por un doble ataque preventivo:
- dice que Anna es una chica bella, pero avisa que tiene que ir con cuidado en Viena: o sea, amenaza directa a Anna.
- dice que todo el mundo tiene que ir con cuidado en Viena: amenaza contra el protagonista...
A partir de ahí los “malos” quedan en un puente para compartir la información: nos sacan a cada uno de los malos, y luego dos planos largos... uno desde detrás y otro desde arriba en el que se ven los tres malos y otro más... el tercer hombre que ayudó a transportar el cadáver... parece que hablan en un ambiente distendido.. nos da información de lo bien que se llevan los malos entre sí...
Vuelta al apartamento de Anna. Vuelta al de Harry. Escapatoria:
La secuencia sirve para darnos más información sobre Harry... sobre su infancia... con la excusa de saber más de su novio a través del mejor amigo... lo que da pie a que Anna nos cuente más sobre su situación de ser perseguida por los rusos...
Martins le dice que volverá a enamorarse... ella contesta enérgicamente que no quiere volver a enamorarse... a lo que él le dice que se vaya con él a tomar un trago... Y luego ella le llama Harry en vez de Martins... y encima ella le dice que debería buscarse novia... las calabazas no han hecho más que empezar para el bueno del protagonista: todo nos empieza a hacer pensar que esta no es una peli de las de “y comieron perdices...”
Ya de vuelta a la casa de Harry vemos la multitud reunida por motivo de la muerte del portero... los protagonistas se acercan y se enteran de la trágica noticia... Entra en escena el niño odioso... que comienza a decir que el protagonista le ha matado... no lo entendemos... pero se entiende... porque antes nos han sacado al niño justo cuando el portero estaba discutiendo con él...
El plano desde debajo de Anna con el adoquinado húmedo y reluciente en la noche con las farolas, acercándose y quedando inundada por la sombra, antes de llegar a la multitud. Es otro prodigio de fotografía nocturna que hacen que esta película sea una auténtica gozada desde el punto de vista estético.
La escapatoria a través de Viena vuelve a servir para enseñarnos el destartalado a la vez que monumental entorno... sombras alargadas, entre ellas, la del niño, como si fuera nuevamente la de Nosferatu... pocas veces en la historia del cine un niño ha resultado tan odioso, ni ha representado mejor la amenaza contra la vida del protagonista.
La escena del taxista: nueva joya del guión: el prota dentro de un taxi siendo llevado a gran velocidad... mientras pregunta si tiene orden de matarle... pensamos que el prota está en peligro... y que los esbirros de Popescu van a darle la misma medicina que al portero... Caras fantasmales que miran por la calle... gente mal afeitada... que trapichea... nos tememos lo peor... Sin embargo, pronto descubrimos que en realidad es el chofer que le lleva a la conferencia que tenía comprometida... En la realidad de Graham Green, lo obvio no es siempre la verdad.
La conferencia. Escapatoria:
La conferencia comienza... y termina sin que veamos mucho de la misma, porque no hay mucho que ver: las preguntas de los pesados de periodistas sobre la angustia vital vuelven a permitir a Green vengarse de dicho colectivo.
Sin embargo entonces entra el malo, aparece Popescu con dos hombres uniformados con la gabardina que les acredita como sicarios dispuestos a todo...
El plano de los sicarios esperando... a que Martins es de antología, y el de la escalera de caracol, desde abajo, mientras el protagonista vuelve a huir, también.
Sin comerlo ni beberlo, el caso es que el protagonista se acaba de meter en una situación en la que se ve huyendo por su vida constantemente...
Durante la escapatoria tenemos nuevos planos de Viena, mucho más imponentes... mezclando pasadizos con edificios enormes, iglesias altísimas, plazas amplias, con coches desguazados, escombros, edificios derruidos, túneles llenos de basura y polvo... iluminación contrastada, contraluces que hacen la ciudad más fantasmagórica, de noche... más sombras alargadas que recuerdan al expresionismo Alemán.. Viena no sólo muestra la decadencia de unas glorias ya pasadas, sino que además se convierte en un lugar inhóspito y hostil en el que el protagonista es perseguido por unos asesinos que buscan su muerte...
Las pruebas del mayor Calloway:
El mayor Calloway es todo lo contrario que el protagonista. Al principio de la película creemos que es el malo, pero en realidad es el único que no se equivoca más que en la trampa que Harry tiende a propósito de su supuesta muerte. Frente al idealismo y la inconsciencia de Martins, el mayor Calloway es la voz de la cordura, del conocimiento, de la sensatez y de la Justicia. Es todo lo contrario que los héroes de sus novelas baratas en la forma: su trabajo no es de grandes gestas, sino la labor rutinaria y meticulosa del agente que termina apresando al malo no en un duelo del oeste, sino gracias a su constancia, a su diligencia y a su inteligencia. Es otro personaje con profundidad.
Como funcionario honesto, viendo que Martins se está jugando la vida y metiéndose en algo que le viene muy grande, tras la reprimenda, se decide a mostrarle la dolorosa verdad sobre su amigo Harry... Y no se corta en mostrársela.
Entonces Payne dice que quisiera visitar Texas... lo que significa, como pasa siempre que alguien dice algo parecido en una película de cine, que va a morir dentro de poco...
La eficacia británica propia de Scotland Yard, la minuciosidad, los artilugios... toda la secuencia de las pruebas, contadas de manera resumida y esquemática bajo la cítara de Antón Karas tiene una gran fuerza visual...
La siguiente escena nos muestra a un protagonista abatido y destrozado ante la fuerza de la evidencia. El viaje a los infiernos se ha completado.
- ¿qué le indujo a hacer una cosa así?
- La ambición amigo...
- Lo siento, martins...
- también yo...
Muy en la línea argumental de Graham Green lo siguiente que hace el protagonista es agarrarse una buena tajada... ha llegado a un nuevo estadio: la lealtad derrotada cuando el conocimiento total muestra que la realidad sobre su amigo era otra: no era Robin Hood sino Hannibal Lecter: era un frío traficante de medicinas adulteradas que causaba enfermedades mentales irreversibles a los niños con los medicamentos que vendía...
Derrotado por la verdad, la idea de descubrir que su amigo era semejante monstruo, le hace rendirse de su cruzada y se siente derrotado: no hay causa por la que emprender la cruzada... la policía no es injusta, sino que comienza a creer que, como dice Calloway al principio, el mejor sitio donde Harry podía estar es en el infierno..
En casa de Harry Lime. La gran aparición:
El primer plano de Anna, despierta pero acostada en la cama es increíble.. con la mirada inquieta pero firme, surcada de sombras que refuerzan los elementos de la cara que aparecen iluminados.. los labios, la nariz, uno de los ojos, el pómulo... y otro rayo de luz a su pijama con las iniciales HL: Harry Lime...a cuya casa ha tenido que acudir por no poder regresar a la suya, sabiéndose perseguida por la policía internacional a iniciativa del mando ruso que ha detectado gracias a Calloway la falsificación de su pasaporte y la identidad de la checa buscada.
Tras presentarse y ver Anna que está como una cuba... le dice que se va de Viena... pregunta Anna por qué... y entonces le dice que es lo que le aconsejaba todo el mundo... Anna pone cara de preocupación y frunce el ceño.... ve que ha pasado algo para que la voluntad inquebrantable del amigo que lucha por demostrar la inocencia de Harry ha desaparecido de golpe... y Martins no parecía un tipo de los que desiste gratuitamente... por lo que algo ha tenido que pasar...
Entonces entra en escena el personaje que todo el mundo recordará siempre de esta película: el gato de Harry... pasa de Martins y Anna dice que sólo quería a Harry, en una metáfora de lo que realmente está sucediendo entre las dos personas que ocupan la habitación.
Harry, reconvertido a “malo” de la película era dueño de un gato: un bicho que –injustamente- pasa por ser la encarnación de la desconfianza y el interés propio...
La conversación entre Anna y Martins vuelve a rayar entre lo detectivesco y la conversación amorosa... hasta que Anna le dice que ha visto también a Calloway y que sabe la verdad sobre harry...
Entonces, con el cambio nervioso de la cítara de Antón karas, la cámara inicia la secuencia más famosa de la película: sigue el camino del gato y en un plano totalmente imposible e innovador para la época, sale de la habitación, pasa por entre las plantas del balcón, y nos muestra un hombre que camina decidido en la oscuridad de la noche... pero que mira hacia la habitación iluminada y se refugia rápidamente en un zaguán... la cámara vuelve a ras de calle mostrando al gatito con su andar sinuoso y cómo se acurruca con un maullido de satisfacción entre los pies del hombre escondido en el zaguán... lo que a los ojos de cualquier espectador inteligente sólo puede significar lo que Martins descubrirá al salir de la casa...
Los planos del gato son increíbles, no sólo para los amantes de los gatos, sino para cualquier aficionado a la fotografía en blanco y negro... y por supuesto a cualquiera que lo sea del cine... no sólo porque el gato sea precioso aun siendo un gato normal, sino por la novedad y el hallazgo que supone que nuevamente sea un animal el que sin hablar nos da la información más importante: el supuesto amigo del protagonista no está muerto, y esto nos lo muestra un gatito que, ajeno a las mentiras y a los planes urdidos por su dueño, se acurruca entre sus zapatos mirando a su dueño esperando alguna carantoña... y se pone a hacer lo que no ha querido con Martins: juguetear con un cordón, en este caso el de los zapatos de Harry Lime... el plano del gatito jugando con el cordón del zapato, perfectamente limpio ocupando toda la pantalla es otro de los planos para la historia del cine y probablemente uno de los tres más famosos de toda la película. El contraste entre el cuero pulido de los zapatos y el pelaje suave del gato contrastan sobre el frío suelo de la noche vienesa reluciente y húmedo por la lluvia caída...
Por otro lado, para los espectadores menos avispados, la noticia se da en dos fases... primero se muestra al hombre que se esconde y al gato que comienza a jugar con sus cordones... al gato que sólo quería a Harry Lime... Después, para los más despistados se hará la gran presentación del “malo” de la película.
Pero antes de descubrirse más evidentemente la identidad del hombre escondido, las dos personas que probablemente más querían a Harry conversan en su habitación sobre la recién descubierta personalidad del supuestamente difunto... y aquí vuelve a mostrarse la riqueza de los personajes, configurados cada uno con una personalidad auténtica, propia, distinta, identificable, comprensible... con las notas que hace que nos creamos que esos personajes existen, tienen una vida propia, con sus peculiaridades, contradicciones, etc.
En este sentido la reacción de los dos no puede ser más diferente: si bien ambos están abatidos por haber descubierto la verdad sobre Harry, de manos de los artilugios y pruebas del mayor Calloway, lo cierto es que el escritor de novelas del oeste en la que los vaqueros luchan contra la injusticia y el mal, está borracho y destrozado al descubrir que había otorgado su lealtad a un monstruo... el conocimiento de la verdad hace redefinir la opinión que tenía sobre su amigo, dándose cuenta de que era despreciable, lo que le causa la tristeza de haber perdido también el aprecio, respeto y admiración que sentía por su amigo así como la ilusión de lavar su “buen” nombre... Este es un tipo de lealtad: la lealtad basada en la admiración y el respeto. En la medida que éstos desaparezcan, también aquella lo hará. Es una amistad y una lealtad que dependen, por tanto, del respeto. Es una amistad racional, cerebral... es la amistad del amigo que te pregunta para qué y por qué quieres el favor imposible que le pidas, y si cree que no tienes razón o que es injusto o malo par
para qué y por qué quieres el favor imposible que le pidas, y si cree que no tienes razón o que es injusto o malo para ti, tratará de convencerte...
Frente a este modelo, hay otro tipo de lealtad: la lealtad incondicional, irracional, eterna e inquebrantable... la lealtad de quien no busca nada a cambio... la lealtad que surge no del respeto sino de la pasión o del agradecimiento... la lealtad que no depende de los actos del sujeto en cuestión.... la lealtad de lo que llamaríamos un amigo incondicional, que primero te hace el favor imposible y luego te regaña por habérselo pedido, pero que lo hace.
Son dos modelos completamente distintos, y hay personas que enfocan la amistad desde el primer prisma, y otras personas que lo hacen desde el segundo.
Graham Green reflexiona sobre la naturaleza humana y la naturaleza de la lealtad por medio de dos personajes que estando en un punto de partida parecido, actúan conforme a esquemas morales completamente distintos. Frente a la desesperación de Martins ante la verdad, que le lleva a criticar a Harry de quien cree que incluso se ha aprovechado de ambos, Anna espeta: “.....ooohjj, por favor! deje de imaginárselo como ud. deseaba que fuese... Harry era un ser real, no sólo su amigo y el hombre que yo amaba.,.. era ... Harry...”. Es toda una apología sobre la tolerancia humana... vale, dicho por alguien que no es objetivo, pero aún así es toda una lección de respeto, de no juzgar a las personas incluso siendo monstruos, una lección de caridad, de humildad y de la necesidad de guardar cierta coherencia cuando quien juzga tampoco está libre de pecado...
A lo que Martins, vencido y cabreado le contesta aludiendo a la gravedad de los cargos.. y enlaza con la declaración de amor más torpe de toda la historia del cine... la de alguien ya derrotado y frustrado que para ese momento lo último que le importa es hacer el ridículo y que revela su amor de la manera menos hábil imaginable...
Yo sólo soy un pésimo escritor que bebe demasiado y que se enamora de chicas.... como Ud.. (en lo que sin embargo es una interpretación magistral de Joseph Cotten...)
Anna, que sólo por esto merece un puesto en el olimpo de los dioses del Metal, responde con uno de los hachazos más bestias de toda la historia del cine, demostrando su personalidad y lo clara que tiene las ideas.... “si me hubiera telefoneado para preguntarme si es ud rubio o moreno no habría sabido qué contestarle...”
Otro detalle de alto cine es el hecho de que primero la haga reír... y luego cuando le pide que se ría de nuevo, la hace llorar...
Y a pesar de las calabazas recibidas, el escritor de novelas del oeste incansable, poco después sigue teniendo fuerzas para soltarle: “con tal de verla feliz estoy dispuesto a lo que sea... seré un payaso daré volteretas contare chistes... dígame la verdad, ¿puedo tener alguna esperanza....?”
-a lo que ella contesta con una lágrima y él con la cara de la derrota y un: “bueno, alguien dijo que hay silencios muy elocuentes” poco antes de ir a descubrir al gatito que juega con su dueño...
De esta película viene la expresión que se aplica a alguien que se queda callado, “se le ha comido la lengua el gato” dado que es lo que Martins le pregunta al ver que hay un hombre oculto en la oscuridad del zaguán, pero al que delatan sus mocasines negros que relucen a la luz de las farolas, con un gatito entre ellos, y que no contesta cuando Martins le reclama que le diga quién es...
Entonces llega la otra escena que todo el mundo que ha visto la película recuerda: la gran aparición de Harry Lime en escena... la cara del grandísimo Orson Welles, con su sonrisa cínica, iluminado por el rayo de luz proveniente de una ventana del edificio de enfrente, que se enciende por el alboroto causado por Martins... La secuencia, para muchos, lleva el sello del propio Welles, de quien se dice que influyó decisivamente también en la dirección de la película, como ya hemos comentado. Los prolegómenos del gato jugando con sus zapatos (precedida por una toma a ras de calle, un punto de vista revolucionario para el cine de aquella época, recogiendo el caminar del gatito) preparan para la sorpresa que supone encontrarnos con un rayo de luz que ilumina la cara del gran Welles, revelando que en realidad Harry Lime está vivo.
El hecho de que hasta la segunda mitad de la película no aparezca un actor de la talla de Orson Welles, y un personaje de la importancia de Harry Lime... muestra la fuerza de la historia y del guión, que no necesita mostrar todos los ases desde el principio.. siendo una de las apariciones más emocionantes de toda la historia del cine. Algunos críticos, de hecho, consideran la aparición de Harry Lime como la mejor presentación que se ha hecho de un personaje en la historia del cine.
Detención de Anna. Concertando la entrevista con Harry:
El nuevo primer plano de Anna, parecido al de antes, pero girando el rostro hasta mostrar sus lágrimas, es aún más impresionante que el anterior... y el guión vuelve a regalar otra joya, cuando en el momento de la detención el guardia francés le recuerda que se olvidaba el lápiz de labios... o cuando Anna dice con desprecio a Calloway... “pobre harry si hubiera muerto al menos estaría libre de todos uds...”
La siguiente escena, con Martins personándose en la casa del dr. Vinkel muestra más claramente la relación homosexual de éste con el barón Wurtz cuando es éste quien sale al balcón del primero en pijama a hablar con Martins....
La entrevista en la gran noria:
Las siguientes escenas también son de las más famosas de la película: la gigantesca noria tiene un valor estético propio y el conjunto con el protagonista ataviado con su gabardina y su sombrero es una de las estampas típicas de la película...
Con la cítara de Antón Karas tocando el tema principal de la película, el tercer hombre, entra en escena Orson Welles para tener el dialogó en la caseta de la noria que también ha hecho historia.... como no se trata de reproducirla entera, al menos me limitaré a los momentos imprescindibles.
Harry Lime en su primera aparición se muestra realmente como es: una persona práctica, un superviviente, un vivo, un chanchullero, alguien que se adapta a la situación y le extrae todo el jugo posible sin ningún tipo de reparo, ni lega,l ni moral, ni humano.
El mundo de Harry Lime no es el de los vaqueros que hacen justicia, como en los libros de su amigo Holly Martins, sino el mundo real y palpable: el de Viena, el de una sociedad totalmente arrasada que se sostiene a duras penas piedra sobre piedra...
Pero lo que atrae de Harry Lime no es sólo la portentosa actuación de Orson Welles, sino la capacidad que tiene de despertar en cada uno su lado oscuro... y esta es una de las claves de la fascinación que esta película causa a cientos de miles de personas en todo el mundo y que la sitúa en los primeros puestos de todos los rankings que se hacen de vez en cuando. Esa capacidad que tiene de remover nuestra conciencia y de plantearnos si nosotros realmente haríamos una cosa distinta estando en la misma situación... Y aunque en la mayoría de nosotros la respuesta sea más un acto de voluntad que un pronóstico sincero... quien más o quien menos, se plantea por un momento si realmente en esa situación haría lo correcto...
Esto no es normal, ni mucho menos, en una película... normalmente los malos o son detestables (como Alan Rickman en la jungla de cristal, por decir uno rápido que me venga a la cabeza) o hasta nos caen bien (como Ed Harris en la Roca) o hacen cosas con las que es difícil que nos sintamos identificados (como Drácula...), pero no es tan frecuente que un malo haga cosas que sabemos que son detestables, pero que por un momento nos haga plantearnos si realmente nosotros no haríamos lo mismo, por la manera de la que se cuentan... Harry Lime al menos es sincero con su amigo: le cuenta su manera de pensar sin tapujos, ni falsas justificaciones: llama a las cosas por su nombre, y precisamente por eso, porque su sinceridad es brutal, es por lo que nos consigue revolver el cajón de nuestros principios y de nuestra moral...
La primera declaración de intenciones la dice como una contestación a la sugerencia de Holly Martins de entregarse a la policía: “es mucho mejor hacer las cosas como las he planeado...” por supuesto, en el diagnóstico no interviene qué es lo más correcto, ni los perjuicios que le pueda causar a terceros como su propia novia, que va a ser detenida por su falsificación de pasaporte... sólo interviene lo que a él le venga mejor para sus planes.
Por si quedara alguna duda, continúa el argumento: “Martins, tú y yo no somos héroes... en el mundo ya no quedan héroes, sólo en tus novelas... tengo que ir con mucho cuidado”
En esta frase resume los dos mundos que muestra la película: el mundo de lo práctico (Harry Lime) por encima de la moral y el mundo de la propia moral por encima de lo práctico (Holly Martins).
Sin embargo, el talento de Graham Green da para muchísimo más a la hora de definir al personaje, cuando Martins le menciona a Harry sus víctimas... por la penicilina adulterada que ha estado vendiendo. “.. ¿víctimas? no seas melodramático... mira ahí abajo [están en lo alto de la noria...] ¿sentirías compasión si alguno de esos puntitos negros [por las personas que se ven desde arriba] dejaran de moverse? Si te ofreciera 2000 dolares por cada puntito que se parara me dirías que me guardara mi dinero o empezarías a calcular los puntitos que serías capaz de parar... y ¡libre de impuestos, amigo! Libre de impuestos... hoy es la única manera de ganar dinero... ”
El que ante eso no reconozca que aunque sea por un momento, viendo el plano cenital del suelo, desde lo alto de la noria, con los puntitos negros abajo moviéndose lentamente, no se plantea cuántos de ellos podría hacer pararse sin tener una sensación total de ser un monstruo, o bien es un hipócrita o un insincero –que diría Pocholo...- consigo mismo...
A continuación la conversación entre ambos sobre lo fácil que sería para Harry matarle, y la explicación de este sobre lo poco probable que sería que alguien buscase agujeros de bala en un cuerpo que se ha precipitado de lo alto de la noria, es otro momento de gran cine, que sólo se resuelve cuando Martins echa mano de sus recursos y le recuerda que han abierto su ataúd y que han descubierto su coartada... Lo que hace a Harry repliegue velas y vuelva a apelar a la amistad de ambos...
El final de la conversación es otro de los momentos más famosos del Tercer Hombre: tras la oferta que le hace Harry de trabajar para él y la advertencia de que cuando se decida, sólo quiere verle a Martins y no a la policía... termina con una alegre reflexión sobre lo que aportan el bien y el mal al progreso de la humanidad: “no te pongas tan serio, al fin y al cabo no es nada serio... recuerda lo que dijo nosequién.. en Italia, en 30 años de dominación de los Borgia, no hubo más que terror, guerras, matanzas... pero surgieron Miguel Ángel, Leonardo da Vinci y el renacimiento... en Suiza por el contrario surgieron 500 años de amor, democracia y paz... ¿y cuál fue el resultado?.... [con decepción] el reloj de cuco.. hasta la vista Martins!...”
Este diálogo, (hay quien dice que todo su papel) es obra del propio Welles, no constando en el guión de Graham Green.
La conclusión de Harry es clara: la moral no ayuda al progreso de la humanidad. El que no reconozca que ha de pensarlo dos veces antes de darse cuenta de que lo contrario conduce al caos y a la ley de la jungla, es nuevamente un hipócrita o un insincero consigo mismo. Y es que además, mientras lo dice, lo máximo que piensas de él es “qué cabrón, pero por desgracia razón no le falta...” pocas películas llegan tan al fondo de las contradicciones del ser humano, aunque no es menos cierto que pocos guiones tienen como padre espiritual a Graham Green.
Reunión con el mayor Calloway para reportar las novedades:
Tras contarle al mayor la realidad sobre el engaño de Harry con el montaje sobre su muerte, y negarse a colaborar en su captura aludiendo a los 20 años de amistad conjunta, Martins asiste a la conversación entre el Mayor y su homólogo ruso en la que éste le pide colaboración para la captura de Anna Schmidt... colaboración que Calloway le recuerda al ruso que estos no le han prestado en el asunto de Harry Lime, a lo que el ruso le da largas diciéndole que ese es un asunto distinto...
A pesar de saber que no tiene ninguna opción de llegar a nada con esa chica, Martins es un romántico empedernido y un idealista... y se da cuenta de que sólo hay un camino para salvar a Anna: vender a su “amigo”.
El mayor, como buen inglés está obsesionado con su misión: cazar a Lime.
- Durante la última guerra un general solía colgar el retrato de su adversario en la pared de su despacho para llegar a conocerle mejor... yo estoy empezando a conocer a Lime... creo que hubiese conseguido atraparlo con la ayuda de Ud...
- (Harry): ¿cuánto está dispuesto a pagar?
- (mirando con cara de avidez) .... ... ponga precio..
Mientras esa conversación tiene lugar no tienen desperdicio el plano desde atrás de Martins mirando con el rabillo del ojo, como el de Anna en el cementerio al principio de la película, y sobre todo, las fotografías de Harry Lime en su pasaporte con cara de desquiciado loco...
La estación:
Las estaciones y los trenes de vapor son unos de los motivos más veces filmados en cine.
La mirada ambiciosa del mayor Calloway vislumbrando la posibilidad de cazar a su archienemigo, se funde en un plano encadenado con otro de Martins, nuevamente abatido y destrozado que nos revela que efectivamente ha vendido a su amigo por Anna, que irá a tomar uno de los trenes que se ven por detrás del protagonista. La composición del plano fijo con Joseph Cotten interpretando a un hombre que se siente como la más miserables de las ratas, ocupando el ancho del plano con la posición de los codos apoyados contra la verja, con el fondo de las máquinas de vapor y del edificio de la estación, es perfecta.
Pero la torpeza de Martins al estar donde no debe, y el destino (en forma de guionista cabrón) hacen que Anna vea al protagonista en la estación y entonces se le resuelvan de un plumazo las dudas que acababa de plantear a Payne sobre el motivo que podía haber llevado al mayor Calloway a facilitarle la huida. Descubierta la traición de Holly, Anna decide quedarse en Viena.
El desprecio de Anna ante la traición de la amistad es total, y no tiene ni la menor piedad a la hora de mostrárselo a Martins.
- Decía ser amigo de Harry... menuda amistad la suya...
- (con desprecio) ¿Sigue queriéndole?
- Ya no podría volver a su lado, no quiero verle ni saber nada de el pero todavía le llevo en mi corazón y no le causaría ningún perjuicio...
(mientras se oye cómo el tren parte sin Anna...)
- Anna... ¿Por qué tenemos que discutir? Es absurdo
- si usted quiere vender sus servicios, yo no soy el precio... yo le quería, ud. también...¿ pero de qué le sirve?... de nada si ud., que era su mejor amigo está dispuesto a traicionarle...
El abrigo en el suelo que deja Anna tiene un mensaje claro: su voluntad de desprenderse de todo lo que tenga que ver con Holly y su repulsa hacia la traición que está a punto de llevar a cabo.
Las puertas batientes, como las de un salón del oeste, son un sello de la casa de Orson Welles. También salen otras puertas batientes al principio, en el Hotel de Holly, cuando éste dice a Payne que va a dedicarse a investigar la muerte de su amigo y a lavar su buen nombre.
De modo que ella le ha convencido (...) una mujer de carácter... dice Calloway cuando se entera de que Holly ha cambiado de idea...
En el hospital:
La escena del Hospital sirve para salir definitivamente de dudas sobre la repercusión de los efectos de la penicilina adulterada con la que trafica Harry Lime... la cara de Holly, desde el punto de los propios niños enfermos, va mostrándonos que no se trata de trapicheos inocentes normales en una situación de posguerra, sino de tráfico de medicamentos adulterados que causan enfermedades irreversibles...
Otro detalle de dirección: El meter a la cámara en un punto tan bajo, mostrando el final de cada cuna, busca que el espectador sienta que el protagonista le está mirando a él, lo que inconscientemente, junto con la cara de pena de Holly, te hace sentir más lástima por los pacientes y te hace coger más repulsión hacia el personaje de Orson Welles.
- Tuvo meningitis, y le aplicaron la penicilina de Harry Lime... una lástima., verdad?...
Los planos de las enfermeras, con los gorros esos que llevan probablemente sean monjas que trabajaban en el hospicio, hacen la escena aún más aterradora. El oso de peluche que tira la enfermera boca abajo nos hace pensar que uno de los niños acaba de fallecer y que Holly lo ha presenciado.
Por otro lado, la encerrona del Mayor Calloway nos da más información sobre el tipo de policía que es: alguien que se adapta a las circunstancias y que si tiene que jugar sucio, engañando a Holly para llevarle al Hospital y tratar de que de esa manera le ayude a atrapar a Lime, lo hace.
Prueba de ello es el siguiente plano, a la salida del hospital, en el que ya a la desesperada empieza a hacer la pelota al protagonista llegando incluso a alabar sus libros, que ambos saben que son baratos y que en realidad el Mayor Calloway los desprecia... pero todo es poco con tal de tratar de convencer a quien le puede proporcionar la captura del mayor criminal de Viena, para que le ayude.
- No sabía que en Texas había encantadores de serpientes...
- Me rindo...
- No comprendo
- Si comprende. Soy un estúpido y me ha convencido.
En el café de la encerrona:
La música de cítara y los planos generales de Viena, medio derruida, pero aun así monumental, junto con los planos inclinados del protagonista esperando dentro del café nos meten directamente en la acción: la emboscada ya está preparada y Holly ya está completamente decidido a colaborar para llevar a la cárcel a alguien que durante 20 años había sido su mejor amigo.
Los planos de las calles entre luces y sombras alternadas con las de los policías y soldados esperando en posición a recibir la señal de actuar, o a que cualquiera de ellos detecte la llegada del objetivo, aumenta el suspense y te hace estar esperando a ver por dónde aparece el Tercer Hombre...
La iluminación de esas calles, con el efecto de los adoquines relucientes por la lluvia, y del vapor que sale de las calles son una maravilla para cualquier amante de la fotografía, o para cualquier persona con un mínimo de sentido estético.
Por otro lado, el vapor de la respiración de los soldados –probablemente de distintas nacionalidades, por los uniformes, lo que nos hace pensar en una redada a gran escala preparada por Calloway- te mete más en la situación al mostrarte visualmente una sensación térmica. Todo junto nos da el marco de la acción: una Viena nocturna, medio derruida, lluviosa y a temperaturas cercanas a los cero grados, llena de soldados que esperan en medio de ese frío a entrar en acción.
El detalle del hombre de los globos es otro guiño hacia el expresionismo alemán, con la sombra alargada que le precede y que nos hace entrar en tensión al pensar que se trata del malo... contribuye a crear más tensión en la escena, al ser un elemento que puede entorpecer la ejecución de la emboscada. Toda la escena posterior de la venta del globo a Calloway y Payne, además de aportar una nota de humor, va en la misma línea de crear tensión al meter en juego un elemento que obliga a variar la actuación prevista y que por ello puede echar por tierra el plan. Es un elemento típico de las películas de suspense, que por ejemplo Hitchcock utilizaba constantemente.
La aparición en escena de Anna es otro ingrediente de Graham Green para crear aún más tensión: justo en el momento crucial, de la emboscada, aparece la chica de la película a sermonear al protagonista por ir a vender a su amigo.
El plano inclinado del edificio medio derruido y la música del Tercer Hombre anuncian la aparición de Harry Lime, que nuevamente no defrauda las expectativas: aparece en la azotea de un edificio en ruinas, lo que nos hace pensar que se conoce la Viena derruida como la palma de su mano. Nos muestra que o bien desconfía desde el principio de Holly, o bien simplemente es un personaje supuestamente supuestamente muerto que quizá ni de noche se puede permitir andar libremente por las calles... o bien las dos cosas.
Quizá una de las “carambolas” más forzadas del guión es que el mayor Calloway tenga una especie de premonición y cambie su orden inicial de impedir que Payne intervenga para sacar a Anna del café y así evitar posibles complicaciones en la captura del criminal... porque es justo en ese momento cuando Harry entra en el café y escucha la conversación entre Anna y Holy en la que la primera le recrimina al segundo su traición.
El hecho de que cuando Harry se da cuenta, saque su pistola y le diga a Anna que se aparte para cargarse a su “amigo” sin mayor miramiento, nos aporta un trocito más de la personalidad del contrabandista. De hecho, la carambola a la que hacía referencia antes es que justo intervenga Payne en ese momento para salvar al protagonista.
La persecución final:
La secuencia de la persecución final es otro alarde de virtuosismo de cámara, fotografía y montaje, sobre todo para la época. La sucesión de planos montados nos aportan la sensación de velocidad necesaria para meternos en la persecución.
Es sin duda una de las escenas que más parecen llevar el sello del gran Orson Welles... los movimientos de los personajes dando vueltas y vueltas, los planos en profundidad de campo, la composición arquitectónica de los planos, los claroscuros, etcetcetc.
Es simbólico que el delincuente se sumerja en su territorio: las alcantarillas, como una rata, para huir de la policía.
Los planos de las alcantarillas, además de proporcionarnos información de la monumentalidad de la capital del imperio austro-húngaro, sirven para crear la tensión necesaria a la escena de la persecución final, que se desarrolla en un laberinto que en principio es conocido a la perfección por Harry... sin embargo las unidades de policía (los buenos de blanco, el malo de negro, como en los clásicos...) interminables que no paran de sumergirse por las distintas entradas, comienzan a hacer pensar que el pobre Harry lo tiene crudo...
De nuevo, como sucedía en las calles de Viena, la cámara se posa en primeros planos de los guardias, apostados en distintos puntos de las alcantarillas haciendo guardia por si aparece el delincuente. El mostrar primeros planos de estos secundarios, ayuda a que el espectador se meta un poco en su vida, a que los conozcas un poco más de cerca, creando un universo de personajes mucho más rico que en una película normal.
La sensación de frío que transmite el vaho que exhalan los agentes te recuerda que en Viena hace un frío que pela, sobre todo en invierno (cuando transcurre la acción) y te aporta una sensación de incomodidad que pega totalmente con la secuencia: una persecución en las alcantarillas de Viena, con un frío que cala hasta los huesos no parece la situación más agradable... pero atrapar a Harry Lime no es tarea fácil: el malo va a vender cara su derrota y los polis de Viena esa noche van a ganarse el sueldo.
Las caras del pobre Orson, cada vez más acorralado, en las alcantarillas no tienen precio... pocos actores son capaces de expresar tanto con una mandíbula de esas características...
Una de las escenas más curiosas de toda la película es la de los sonidos que salen de los túneles de las alcantarillas: con una sucesión de planos de las bocas de los túneles, y distintas intensidades de volumen de las voces de los policías que están por ellos, unido a planos de Harry escrutando cada uno de los túneles para decidir meterse por el que escupa voces menos fuertes, es un recurso que muestra la conjunción de talentos que hacen de esta película una obra maestra:
- el de Graham Greene, en cuanto al genio de idear esa escena e incluirla en el guión,
- el de Carol Reed / Orson Welles, en cuanto a la ejecución, siendo capaz de hacernos entender sólo con imágenes y sonidos inconexos una situación de cierta complejidad que revela la inteligencia del personaje
- el de Orson Welles, por la expresividad de su actuación que ayuda a comprender la escena
- y por supuesto la del resto del apartado técnico, con especial mención una vez más a la fotografía
Como en las grandes tragedias griegas, el destino hace que el túnel escogido por Harry sea precisamente el que le lleva a su amigo, nuestro prota.
La muerte de Payne es algo que ya se presagiaba, pero que ayuda a que nos vaya dando menos pena el final del gran Harry Lime, al que ya de entrada le mete una bala en el cuerpo el mayor Calloway desde la lejanía, vengando en parte la muerte de su subordinado y amigo. Sin embargo es Holy el que coge la pistola de Payne y camina con paso resuelto decidido a cargarse a su amigo.
La escena de Orson, con el balazo encima, arrastrándose por la escalera de caracol hasta llegar a la alcantarilla y sobre todo los dos planos, a ras de suelo, de la plaza vienesa con la alcantarilla en primer plano y los dedos del monstruo emergiendo agonizantes de la profundidad de la alcantarilla, sin poder levantarla es otra de las escenas más famosas de la película y la que a mí más se me quedó grabada. La iluminación lateral de los dedos nuevamente es heredera del expresionismo alemán y de Murnau... desde los planos de las “garras” de Nosferatu no se habían rodado muchas escenas de similar impacto visual. En el segundo plano, los dedos dejan de moverse y se hunden en la alcantarilla, mostrando así el inminente final del monstruo.
La siguiente secuencia, con Harry suplicando a su amigo que le mate, sin decir una sola palabra, asintiendo solamente cuando oye cómo grita Calloway desde lejos a Holy que tenga cuidado y que le mate, es otro prodigio de guión, dirección e interpretación. El protagonista, tan decidido hace 15 segundos a cargárselo, ya frente a frente parece dudar por un momento sobre si va a ser capaz de matar a su viejo amigo... tras el leve asentimiento con la cabeza de Harry, mientras suena por última vez la música del tercer hombre, Holy comprende que para una persona como Harry, la cárcel y quién sabe qué consecuencias del balazo que lleva encima, son mucho peores que una muerte rápida, con lo que decide terminar de otro balazo con lo que Calloway había empezado.
¿El mejor final de la historia del cine? Plano-secuencia final del cementerio:
Como en muchas otras grandes obras, el guión en esta es cíclico: prácticamente comienza en el cementerio, con el funeral ficticio de Harry Lime, y termina en el mismo cementerio, con el mismo funeral, pero esta vez de verdad...
Cuando pasa de nuevo al lado de Anna, Holy decide jugársela por última vez y hacer eso tan masculino que es comprobar si esa posibilidad entre mil millones de que le gustemos a esa chica, no vaya a ser justo la que se va a dar si lo intentamos... y como siempre en la vida real, la estadística se impone con su abrumadora rotundidad.
Ya le dice a Calloway que “es mi última oportunidad”.... “creo que pierde el tiempo” le contesta él... “me gusta perder el tiempo” concluye Holy, con el escepticismo de quien se sabe perdedor.
El plano-secuencia final ha sido considerado por algunos (Garci incluido) como el mejor final de la historia del cine. Desde luego no es por espectacularidad, sino por todo lo contrario: en una película cargada de persecuciones, de gente que intenta escapar por túneles, edificios derruidos, de noche, entre sombras... se termina con una plano general amplio de una avenida de árboles desnudos, a plena luz del día, casi sin movimiento.
Y el truco está en el casi, porque si hay un personaje que se mueve, sólo que como viene de frente hacia la cámara, casi parece que sólo se va haciendo lentamente más grande, pero a cada paso que da, se van desvaneciendo las mínimas esperanzas de Holy...
La composición es de un maestro en fotografía. Avenida de árboles cuidadosamente estudiada para que el punto de fuga coincida con el centro de la pantalla. El personaje que se mueve se acerca desde el punto de fuga hacia la cámara. El otro personaje queda en el lateral izquierdo, estático, centrando toda la atención del espectador en el lento avance de Anna.
Las caída de hojas de los árboles, por supuesto, como todo en el cine, es más falsa que judas. Tuvo que montarse una especie de andamio por encima del alcance del objetivo de la cámara, con operarios con sacos de hojas secas que las iban tirando para crear el efecto de otoño y dar un aspecto más romántico a la escena.
Sin embargo, Graham Green no trata de hacer una peli de Walt Disney, sino de retratar comportamientos humanos reales. Y nadie tragaría que Anna en el último momento cayera en brazos del prota. Y aunque lo sabemos, la escena te tiene en tensión hasta el final, esperando aunque sea un gesto de desprecio por parte de Anna... algo que pueda ser al menos una pequeña victoria para Holy...
Ser capaz de atraer la atención del espectador con un plano fijo en el que sólo hay una tía que se acerca andando y pasa de largo sin hacer nada, es sólo concebible por un genio de la literatura, rodada por uno o dos genios de la realización de películas, e interpretada por dos grandes actores.
Nada de nada: Anna pasa de largo sin ni siquiera mirarle... Holy comprende que ella jamás le va a perdonar y... visto lo visto... se enciende un cigarrito para fumarse su resignación, sabiendo que en la vida real las probabilidades de una entre mil millones no se dan nunca... mientras la música termina su pieza y cierra la película.
Epílogo:
Pocas películas te dejan tan buen cuerpo viendo lo “mal” que termina:
- el prota se entera de que su amigo era un sinvergüenza asesino, le vende a la policía por el amor de una mujer, no le sirve de nada, le vende nuevamente por convicción, y encima tiene que terminar cargándoselo y ganándose así el odio de por vida de la mujer a la que ama.
- El amigo del prota, termina finalmente donde empieza la peli: criando malvas
- La chica de la peli: se queda dos veces sin su novio, y encima en la segunda la usan como moneda de cambio y ve cómo el americano en el que había confiado, se termina cargando a su novio.
- Payne criando también malvas
Sólo ganan dos:
- Calloway, que consigue hacer su trabajo: eliminar la escoria humana existente en las calles de Viena
- Todos los espectadores ante semejante ejercicio de coherencia humana y verosimilitud.
Lizzardking
by Lizzardking
Introducción:
Para inaugurar la sección de CINE de El Rincón del Mito he elegido una película especial: el Tercer Hombre.
Hay muchos tipos de cine, tantos como realizadores y como guionistas. Cada persona que escribe un guión y cada persona que dirige una película tiene una idea de qué es lo que quiere contar y de cómo contarlo.
Hoy en día es innegable que salvo en contadas ocasiones, el cine de gran consumo busca atraer la atención del espectador, embobarlo en explosiones y efectos especiales o en historias repetidas hasta la saciedad... y no voy a negar que hay maestros en ese registro y me confieso admirador de gente como James Cameron o el mejor Spielberg. Sin embargo es curioso que el avance de la tecnología haya hecho casi desaparecer lo que se buscaba con el primer cine: contar historias de una manera diferente: buscar algo distinto...
Está claro que para la mayor parte del público resulta más fácil de ver una película en la que no haya que usar la cabeza, y en la que baste con sentarse plácidamente delante del sillón y ver tramas de máquinas que esclavizan a la raza humana en un universo electrónico y similares... que en algunos casos hasta están bien hechas y todo... pero siempre quedará gente que busque algo más en el cine, además de los efectos especiales y las explosiones... siempre quedará gente que busque argumentos que hablen de otras cosas... o de las mismas de siempre pero de una manera diferente y especial... de que les cuenten cosas que les hagan pensar en más cosas... porque cuando no había efectos especiales, la única manera de atraer la atención del espectador por encima de otras producciones, era atrayendo su inteligencia.
A ellos está dedicada esta sección. Y a los que puedan no conocer ese cine, pero tengan interés en conocer por qué levanta tantas pasiones, siendo tan distinto con respecto a lo que se hace ahora...
El Tercer Hombre es una película sobre la condición humana... Sobre la amistad, la lealtad y la traición... Sobre el remordimiento y el fracaso... Sobre el amor y el odio... Sobre la debilidad... y sobre la fortaleza. Sobre la gente que hace lo correcto porque sabe que es lo correcto, aunque con ello traicione a su mejor amigo y pierda definitivamente a la mujer a la que ama. Sobre la imposibilidad de la redención de los pecados y sobre la inexistencia de Paraíso alguno... sólo la realidad y las personas que nos rodean, con sus miserias y grandezas, con su belleza y su destrucción.
No obstante, y a pesar de ser una película a la que se le puede sacar todo el jugo que se quiera, tiene el valor de esas joyas del cine, que no están destinadas para los cinéfilos, sino que pueden ser apreciadas y disfrutadas por cualquier aficionado al cine, que sólo tiene que dejar volar un poco su cabeza para verse atrapado por la magia de esta película.
nota: este análisis está hecho para gente que haya visto la película, dado que en él se comentan situaciones que para quien no la haya visto, estropearían su visionado.
APARTADO TÉCNICO:
Fotografía y estética: contraluces y planos inclinados:
El Oscar a la mejor fotografía, cuando aquellos premios aún significaban algo, avala la calidad de las imágenes.
Es cierto que los elementos fotografiados ayudan mucho: por un lado Viena, incluso medio derruida, es una ciudad impresionante. Merecen la pena tanto los exteriores como los interiores. Los primeros, destacan por su grandiosidad: recuerdo de un imperio derruido, pero que en su día ostentó la hegemonía europea. Espacios amplios, edificios altos de formas curiosas y atractivas, plazas inmensas, cementerios con avenidas interminables... Pero junto con esa majestuosidad y esa amplitud, contrastan los edificios derruidos, los obreros limpiando escombros, los automóviles desguazados... pruebas claras de la guerra que ha asolado la ciudad víctima –gracias a Dios- de las bombas de los aliados.
Los interiores reproducen los mismos valores: por un lado se puede apreciar la majestuosidad de las villas vienesas, con unos techos altísimos y con paredes y escaleras ornamentadas... pero junto con eso conviven los desconchones, las grietas y toda una suerte de signos que evidencian la falta de dinero para mantenerlas y el abandono de esas casas.
Por otro lado, los actores ayudan a componer la mayor parte de los planos, como es habitual en una película. Sin embargo, resulta de destacar muy especialmente en esta película no sólo la cuidada presencia de los actores principales, sino multitud de vieneses, que como testigos mudos –o en algunos casos no tanto, como el odioso niño que acusa al protagonista del asesinato del portero- observan la acción. Estas personas muestran una realidad social presente en la Viena de aquella época de posguerra: personas sin recursos económicos, desaliñadas, delgados (malnutridos), con barba y ropas harapientas... Su destacada presencia en la película es un acierto, porque te mete en el ambiente en el que se desarrolla la acción, y eso te hace vivir mucho más de cerca la película, como un espectador más de esas calles.
En el plano técnico, la composición es “sencillamente perfecta”... no porque sea perfecta sin nada más que añadir, sino porque es sencilla pero efectiva, en la mayor parte de los planos. Hay algunos especialmente cuidados, como en los que están Holly Martins y Anna, o los de Martins con Harry Lime.
Sin duda la característica más recordada del Tercer Hombre en el plano visual son los planos (y en casos, también los contraplanos) inclinados. No se trata de algo totalmente original, pero sí es cierto que la multitud de planos inclinados es una seña visual de la película. Sobre todo los interiores, incluyendo escaleras o techos en el encuadre. Todo ello contribuye a dar un toque de “cine negro” a la película, en la que tanto la ciudad, como la vida de los personajes que pululan por ella, están tan torcidos como los planos... y eso por no hablar de la moral de muchos de ellos, como Harry Lime.
El blanco y negro en esta película está especialmente contrastado, con fuertes claroscuros, luces y sombras que aportan un toque bastante tétrico, casi propia del cine de terror, acorde con el estado de destrucción de la ciudad.
En este sentido, no es difícil encontrar planos e iluminaciones que beben directamente del expresionismo alemán (Fritz Lang, Murnau... etc.). El famoso plano de los dedos de Harry Lime saliendo a la calle nevada desde dentro de la alcantarilla, podrían estar en cualquier película de terror alemana de principios de siglo.
Los Títulos de crédito y música: La cítara de Antón Karas:
Bajo plano general de una cítara, la película comienza directamente con los títulos de crédito y el inolvidable tema principal de la banda sonora..
Sin duda, una de las señas de identidad de El Tercer Hombre es la cítara de Antón Karas (1906-1985); compositor e intérprete nacido en Viena que tocaba en un café vienés hasta que el director de la película (Carol Reed, con permiso de Welles, como luego diremos) entró en ese local una noche de rodaje y se quedó fascinado con el sonido de su instrumento. En seguida le propuso que escribiera la música de su película, lo que suponía un riesgo incalculable, dadas las aspiraciones comerciales de la película, que quedan de manifiesto tan sólo con observar el reparto...
El caso es que la apuesta de Carol Reed, que fue lógica e inmediatamente aceptada por el propio Karas, ha pasado a la historia como uno de los mayores aciertos, dado que la música del Tercer Hombre no sólo dota a la película de la sonoridad que se buscaba, sino que constituye una de sus señas de identidad más claras, y se ha convertido a la postre en una de las melodías más conocidas en toda la historia de la música, y por supuesto del cine. Melodía que hemos oído mil veces y tarareado otras tantas
La polémica sobre la autoría real de la película: Welles vs. Reed
Una de las polémicas más famosas alrededor de El Tercer Hombre es acerca de la autoría real del realizador. Los títulos de crédito citan a (Sir) Carol Reed.
Para la mayor parte de los aficionados, Carol Reed es únicamente el tipo que firma El Tercer Hombre, de ahí que esté tan extendida la polémica sobre la influencia o coparticipación de Orson Welles.
Sin embargo, aunque por supuesto no alcancen la calidad y la magia de El Tercer Hombre, no es menos cierto que Carol Reed filmó otras películas de renombre como “Larga es la noche” (“Odd man out”, 1.947) o “El Ídolo Caído” (“The fallen idol”, 1.948), también bajo producción del gran Alexander Korda y guión del propio Graham Green.
Aún así, resulta innegable que hay muchos planos que parecen tener el sello inconfundible de Orson Welles, sobre todo las que cuentan con su personaje. En cierto modo, casi todos los críticos coinciden en que los puntos comunes entre El Tercer Hombre y el cine de Orson Welles no sólo se limitan a su influencia o participación en alguno de los planos... el propio personaje de Harry Lime recuerda al Hank Quinlan de Sed de Mal o a Mr. Arkadin. Por otro lado, los planos de El Tercer Hombre con profundidad de campo y muchos otros de los recursos cinematográficos típicos del cine de Welles, parecen acreditar su influencia... o participación.
Los propios protagonistas, o más concretamente el propio Welles intentó en mil ocasiones convencer a la prensa de que la autoría de El Tercer Hombre le correspondía a Carol Reed, y no a él mismo... ahora bien, precisó también, tras alabar la capacidad y el talento del director inglés, su humildad e inteligencia para “incorporar” las ideas y sugerencias que “pudieran” proponerse a lo largo del rodaje. Como algún otro crítico ha opinado... todo parece indicar, a pesar de los esfuerzos de Welles por no atribuirse el tanto, que no fueron pocas las ideas que él mismo “sugirió” a lo largo del rodaje y que Carol Reed “incorporó” de buen grado...
Un guionista de lujo. Productores:
Una película es mucho más que una historia, pero ésta es la base de todo. Una película que no cuente una historia no engancha.
En este caso, el guión no es una adaptación de una obra de Graham Green: fue el propio productos, Alexander Korda el que envió a Green a Viena para escribir el guión. Ya habían trabajado antes juntos en “El ídolo caído” (antes referida). En el Tercer Hombre, el universo de contradicciones humanas y la exploración del lado oscuro presente en toda la obra de Graham Green, alcanza una de sus cimas más significativas.
Por último en relación con el apartado técnico, merece la pena rendir homenaje a los productores, sin los que EL Tercer Hombre no habría existido, o no sería como por fortuna la hemos conocido.
Estamos en la era de las primeras grandes producciones entre los 40 y los 50, y de los productores “ejecutivos” que injerían en la actividad del resto del equipo (guionistas, fotógrafos y por supuesto, en la del propio director), al estilo del personaje de Kirk Douglas en “Cautivos del Mal”.
De hecho se dice que ese personaje está basado en la vida del propio David O’Selznick, coproductor de El Tercer Hombre, que –aun a su pesar- será recordado siempre como el productor de “Lo que el viento se llevó” (“Gone with the wind”) aun habiendo producido muchísimas otras joyas de la historia del cine, como la película que estamos comentando. Sin embargo no se comenta una gran actividad por parte de este monstruo del cine en esta película.
Es mucho mayor la influencia de Alexander Korda, según se comenta, dado que de él partieron determinadas iniciativas como la elección del director y el enviar a Graham Green a Viena para escribir una historia.
También figura como productor el propio director Carol Reed, lo que justifica su implicación y nos lleva a pensar que si bien la influencia /participación de Welles en el rodaje pudo ser considerable, el director británico también supo hacer su trabajo con impecable factura.
Y por fin, LA PELÍCULA
La introducción
El comienzo de la película nos sitúa directamente en la acción: Viena en plena posguerra de la segunda Guerra Mundial.
Quizá uno de los aspectos menos cuidados de la película es la voz en off del principio. Es cierto que sirve para informarnos de la situación de Viena en aquella época, y del negocio del estraperlo, o venta de bienes de primera necesidad que en una situación de posguerra escasean, a precios abusivos. Sin embargo, desde el punto de vista narrativo es un elemento extraño y fuera de lugar a la acción y a los personajes, dado que por un lado, no se trata de una voz en off a modo de narrador tradicional, puesto que no vuelve a aparecer en el resto de la película, sólo al principio. Por otro lado, tampoco es uno de los personajes de la ficción. Por eso no me convence: no pinta nada una voz en off que no vuelve a aparecer en la película y que tampoco es uno de los personajes.
Eso sí... las imágenes de Viena son espectaculares durante la voz en off... la introducción nos mete de lleno en el mundo de un imperio derruido, en el que el contrabando y la delincuencia han instaurado su propio orden social y contra el que las patrullas formadas por cuatro soldados –uno de cada potencia aliada: americanos, ingleses, franceses y rusos- tratan por mantener el orden entre los escombros. La imagen de un cadáver flotando en el Danubio, en referencia a un delincuente novel que ha sido eliminado por alguno de los capos, es suficientemente clara e impactante como para ver que sin necesitar la ultraviolencia de las producciones actuales, tampoco se trata de una película de Walt Disney.
La presentación del personaje es bastante elocuente: un americano sin trabajo que va en busca de su amigo que le ha prometido un empleo o algo parecido en Viena... una persona sin ataduras que se cruza medio mundo para reencontrarse con su amigo y comenzar una nueva vida.
Interior de la casa de Harry Lime: planos inclinados:
La primera secuencia con el interior de la casa de Harry Lime es un buen ejemplo de lo que decíamos antes sobre los interiores de las casas vienesas a excepción de que esta se ve que es una casa lujosa y bien conservada, con portero y todo. Esto nos comienza a dar información sobre el gran ausente: el propio Harry Lime: la lujosa casa en el centro de Viena nos muestra que se trata de un tipo con dinero.
En el interior de la casa comienzan también los planos / contraplanos inclinados, y las sombras alargadas al estilo de expresionismo alemán.
La manera en la que Martins se entera de la muerte de su amigo, justo antes de su llegada, es un golpe de efecto al espectador, que no se espera que la película comience precisamente con la muerte del amigo que el protagonista iba a ver tras recorrer medio mundo.
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El cementerio:
La escena del cementerio es algo mucho más elaborado de lo que a primera vista podría resultar. Probablemente el mérito es del guión.
En primer lugar sirve para presentarnos a los personajes de la película: el protagonista, la chica, algunos de los malos, el policía... y parece que con eso está toda la película presentada, o al menos los personajes principales, cuando en realidad falta el más importante de todos...
Las miradas de algunos de los personajes ya hacen presagiar cierta complicidad entre ellos...
El plano de la chica, Anna Schmidt, interpretada por Alida Valli, se presenta con profundidad de campo (recurso no inventado pero sí popularizado por Orson Welles en “Ciudadano Kane”, “Citizen Kane”) y con un punto de vista de la cámara bajo. La toma del rostro desde atrás es perfecto: nos muestra la curiosidad, el dolor, y la fuerza del personaje, que no necesita darse la vuelta, bastándole con mirar al desconocido recién llegado solo con el rabillo del ojo...
Mayor desconcierto causa el protagonista, Holly Martins, en los malos, que por poco se olvidan de dejar las flores en la tumba.
El hecho de que el policía, que aún no sabemos que lo es –aunque la gabardina negra con reflejos le delata...- le invite a llevarle a la ciudad y a unas copas, es otra muestra de la coherencia y el trabajo invisible del guión: el policía reacciona como es propio a su profesión: ante la llegada de un desconocido que no tiene fichado, al entierro de uno de sus mayores enemigos, trata de acercarse a él para conocerle y saber si puede tener conexiones que el policía desconocía, con la banda del difunto o bien si el propio desconocido era otro delincuente, o si le podía aportar alguna pista adicional... Todo encaja: nada es casual en esta película.
Cuando el que protagonista y policía van en el coche, y rebasan a la chica, tiene lugar otro momento de alto cine: la música subraya un acorde que nos indica la emoción del protagonista al ver pasar de nuevo a Anna. Ya desde las tomas del cementerio se ve que la chica le ha atraído, pero cuando la pasan con el coche, la combinación entre la mayor intensidad del acorde que suena en ese momento, la interpretación magistral de Joseph Martins es uno de esos momentos mágicos del cine en los que sólo viendo la acción te metes en la piel y en el alma de alguno de los personajes.
Copas con el mayor Calloway. Entrevista con Wurtz. Entrevista con el portero:
En esta secuencia destacan nuevamente los planos y contraplanos inclinados, propios de los planos interiores de esta película –aunque también se utilicen en algún exterior- así como los fuertes contraluces, que dan mayor intensidad al hecho de que nos enteremos de la opinión del policía sobre el amigo difunto, de quien dice que lo mejor que le podía haber pasado es morirse.
El policía comenta que el amigo muerto del protagonista era un delincuente: esto nos empieza a dar más información sobre el gran ausente...
La primera reacción del espectador es de antipatía hacia el policía: lo normal es pensar que se trata del conde de sherwood que quiere encarcelar a Robin Hood... sin embargo las palabras del mayor Calloway quedan como una carga de profundidad en nuestro subconsciente: la semilla de la duda y de la desconfianza como espectadores en el tal Harry, ha sido plantada...
Lo de que una borrachera sea lo que mueve al protagonista a situarse en la piel de uno de los vaqueros héroes de sus novelas baratas, y decida iniciar una investigación por su cuenta para lavar el buen nombre de su amigo, es típico de Graham Green. Por otro lado, es un recurso fácil para darnos más información sobre el protagonista: es un tipo con buen corazón, idealista y con el arrojo y la inconsciencia suficientes como para embarcarse en una cruzada en la que no sospecha que va a arriesgar su vida.
El puñetazo del soldado Payne al protagonista es una maravilla... merece la pena fijarse en la trayectoria del puño... es inverosímil, pero bueno; antes en las pelis los puñetazos se pegaban así! “Ohhhh, por favor, tenga cuidado!...” Le dice en tono paternal después de atizarle. Luego, acto seguido, los elogios sobre los libros del protagonista golpeado dan una mayor profundidad al personaje secundario: es un soldado con pinta de bonachón, amante de las novelas baratas de cowboys, en las que al final el bien triunfa contra el mal... probablemente todo lo contrario de lo que sufre en su trabajo a diario. “Y lo bueno de ellas es que uno puede leerlas y seguir pensando en sus asuntos...” lo que supone toda una información sobre la profundidad esas novelas... La existencia de secundarios de lujo es una de las características de un buen guión y de las películas clásicas: todos los personajes, incluidos los secundarios, tienen una personalidad marcada; se nos da información suficiente para poder conocerlos. Esto ayuda a meterse mucho más en la película e incluso a cogerles cierto cariño.
La conversación con el viejo que le ofrece acogerle para dar la conferencia sobre “novela contemporánea” tampoco tiene desperdicio:
- conoció a Harry Lime?
- He oído hablar de él pero no le conocí personalmente...
- vine a pasar una temporada con él pero murió el jueves
- ah... es un contratiempo...?
- ... considera Ud. que morirse es un contratiempo?
El barón Wurtz es uno de los primero iconos-gay de la historia del cine... con el perrito faldero, el abrigo con la solapa de piel... los primeros planos de su cara no dejan lugar a dudas: es uno de los malos. Es como si fuera Nosferatu...
Encuentro con Anna Schmidt: la chica de la película:
El protagonista comienza la conversación a medio camino entre el interrogatorio y el flirteo: las preguntas sobre Harry Lime son la excusa para poder hablar con ella, pero no sabe si le interesa más lo que le pueda aportar sobre Harry o conocer un poco más de ella...
La chica miente cuando le dice que no se fijó en él: el espectador lo ha visto, porque para eso te sacan antes el plano del cementerio mirándole con el rabillo del ojo, sin embargo luego dice que no... probablemente porque le ha gustado y no le parece correcto liarse con un amigo de su exnovio muerto o dar pie a ello...
Le amaba? No lo sé, es difícil conocer nuestros sentimientos, sólo sé que me habría gustado haber muerto también....
Para decir que no se sabe la respuesta... es difícil explicarse mejor. Avanza el tema de la película: es difícil conocer nuestros sentimientos...
En la conversación con ella comienza a ver fisuras en la declaración oficial de la policía sobre la muerte de Harry Lime: están todos sus amigos presentes en su muerte, no cuadra...
La traducción al castellano es horrenda: traducen “encuesta” en lugar de “investigación”.
La propia Anna Schmidt es la que sugiere la duda sobre si la muerte de Harry Lime fue un accidente, pero le da igual porque para ella lo importante es que está muerto...
Conversación con El portero:
En el piso de Harry... se ve el interior de una suntuosa vivienda vienesa: ya nos empieza a dar información sobre la personalidad de Harry, el gran ausente; el personaje sobre el que gira todo sin estar en la película...
El portero es el que da la pista sobre el título de la película: frente a las versiones dadas a la policía por el barón Wurtz y por el Dr. Vinkel, que apuntaban a que fueron dos las personas que estaban junto a Harry en el momento de su muerte, dice que había un tercer hombre y que éste tampoco declaró.. que no vio su cara... un hombre cualquiera... corriente... uno entre muchos...
Justo en ese momento “alguien” llama por teléfono: como contesta la chica, nos quedamos sin saber quién es...
En mitad de la discusión aparece como una presencia fantasmal, de nuevo como si de Nosferatu se tratara, el odioso niño de cara redonda, como su pelota... que ve cómo discuten el portero y el protagonista... en literatura, suelen ser los perros los que auguran desgracias.. en este caso es un niño que cae mal desde el primer momento...
Registro del apartamento de ella:
Es significativo que el mayor Calloway pase de si Harry fue asesinado o un accidente... para el, como para Anna, lo importante es que esté muerto, sólo que lo que para él es alivio, para ella es dolor. La diversidad de emociones que un mismo hecho provoca en diferentes personas humaniza la historia: cada personaje tiene su vida, sus circunstancias, y por eso vive de una manera totalmente opuesta el mismo hecho...
Esta secuencia nos da mucha información sobre el personaje femenino de la película: Anna es una prófuga: los rusos la reclaman... esto da aún mayor profundidad a un personaje principal, si los secundarios tienen profundidad, los principales no van a ser menos en un guión que es una joya maestra... Anna es una mujer fuerte, decidida, una checoslovaca que cruza a Austria y sobrevive en Viena gracias a su talento como actriz o su belleza... pero es una mujer resignada y melancólica: Harry siempre me dijo que hay que saber perder....
El apartamento de Anna: vemos la altura de los techos, la decoración... restos de un imperio que se desmorona...
Un plano de composición fotográfica especialmente cuidada es el de Anna enmarcada por la forma cuadrada de los cristales de la puerta, viendo cómo se llevan su pasaporte en lo que es el presagio de todas las desgracias que le van a suceder.
Ya en el exterior de Viena nos encontramos con otra buena colección de sombras y escombros que contribuyen a crear el ambiente tan especial que rodea a esta película y que nos transporta inmediatamente hasta aquella ciudad y aquella época...
Casa del Dr. Winkel:
La criada con una sombra atravesándole la cabeza: presencia inquietante... nos muestra que no se trata de una peli de Walt Disney: es una peli de un sitio decadente, con personajes decadentes, destartalados, que luchan por sobrevivir entre tanto desmoronamiento, tomando las decisiones que cada uno elige, y determinando así el tipo de vida que va a llevar...
La presentación del Dr. Winkel es una nueva muestra de genialidad del guión y de ejecución del director: presentar a una persona trinchando el pavo da mucha información son ella... por un lado, da idea del relativamente buen status del que goza, pero aparte de eso, mucho más.. una persona manejando un cuchillo en una peli que comienza con un tipo flotando sobre el Danubio... es toda una declaración de principios que el guionista nos regala... es la presentación del personaje: un tipo del que lo primero que conocemos son sus manos con un cuchillo...
Por otro lado, en el apartado técnico, el detalle de fotografía del entornado del cuchillo con el reflejo en la hoja, deliberado, es otro destello de calidad de los que está llena la película.
El personaje del Dr. vuelve a aparecer enmarcado detrás de unos cristales, como Anna mientras veía cómo se llevaban su pasaporte.
Otra constante de la película es la incultura del protagonista, como buen americano... al fin y al cabo se trata de una película hecha en Londres y con director e infraestructura ingleses. Además de equivocarse –quizá adrede- con el nombre del mayor Calloway –inglés-, al que llama Callaghan –irlandés- se equivoca constantemente con la pronunciación del nombre del Dr.
- El Dr. Winkel?
- (contestando con odio y desprecio ante su error y su incultura): VVVinkel....
Y a continuación se resalta la importancia de los “objetos” o en este caso... de un animal... el perrito patada de Wurtz... un animal al que se le ha dado protagonismo precisamente para que nos quedemos con él, para que cuando luego aparezca en la casa de Winkel, sepamos que su dueño está, o ha estado allí con el Dr. Además responde a las instrucciones que le da el Dr., en la que es una de las primeras relaciones homosexuales de la historia del cine... en este caso, una relación homosexual entre dos malos, como en la sugerida entre el ama de llaves de Rebeca y ésta misma, en la peli de Hitchkock, o la de Ben Hur con su medio hermano romano Mesala...
De hecho, una de las constantes del cine de Hitchkock posterior fue la importancia de los objetos, que nos muestra y que luego más adelante está el espectador esperando que sean utilizados.. es como si los objetos cobraran protagonismo en la película, como si los objetos inertes tuvieran un papel en ella, como los personajes animados, y muchas veces más relevante incluso...
Ante la insistencia del protagonista en el interrogatorio, el Dr. se sale continuamente por la tangente: Yo no puedo opinar, no estaba allí... mi opinión queda limitada a las causas de la muerte... (mientras sopla el polvo de una escultura...). En esta peli los malos son listos:
- Harry: No puede ser que le hubieran empujado,Dr. Winkel??
- Dr.: Vinkel....... respecto a eso no puedo opinar, en un caso como en el otro, las heridas tendrían el mismo aspecto.
Más copas: esta vez con Anna, el barón Wurtz y el rumano Popescu
- Sr. Martins, recuerde que la conferencia será mañana.
- Conferencia? Sobre qué?
- Sobre novela contemporánea... ah y no olvide hablar sobre la crisis de la fe...
- ¿crisis de la fe? Pero qué es eso?
- Ahh... Ud. Sabrá, que es escritor!...
Graham Green estaba hasta el moño de que los periodistas le preguntaran sobre la crisis de la fe... bueno, pues en este guión se venga de todos con un personaje que no tiene ni idea de eso, ni el que organiza la conferencia tampoco...
Y sin embargo, la crisis de la fe es una de las notas características de la obra de Green: refiere a la pérdida de la creencia en Dios y en los valores tradicionales sobre la providencia divina en un mundo asolado por los nazis y devastado por la guerra más cruel que la humanidad haya conocido, los valores tradicionales y la fe en un viejo con barbas blancas que vele por la humanidad, así como la fe en la existencia de algo después de la muerte que recompense a los buenos y castigue a los malos... un realismo pesimista se adueñó de toda Europa y aunque Green aporte grandes dosis de humor en sus guiones, lo cierto es que están bañados de escepticismo, agnosticismo y cierta amargura.
El Tercer Hombre también va de esto: va de la pérdida del valor de la amistad, de la lealtad... de la pérdida del amor... de la inexistencia de escrúpulos... de la subordinación de los principios morales a los negocios... en definitiva, de la pérdida del paraíso, como alguno ha dicho.
Anna toma whisky... y paga ella... nos da más información sobre Anna, que es una mujer moderna que invita a whisky.
La presencia del barón Wurtz es aterradora.. aparece de entre las sombras con cara de vampiro.. no sin antes avisar a Popescu con su violín...
Cuando Harry pregunta a Popescu quién era el tercer hombre que ayudó a llevar el cuerpo de Lime, Popescu reacciona diciendo que es una tontería... pero no dice que lo sea porque él estuvo allí y sabe que no fue como le han contado al protagonista... sino porque en el informe de la policía dice que lo llevaron entre dos.... si él estuvo allí, ¿por qué acude al informe de la policía como argumento de autoridad para negar la versión del portero? Lo lógico sería que dijera: “YO estuve allí y sé que no fue así”... no “eso no es así porque el informe de la policía dice lo contrario”... Popescu nos revela claramente y sin ninguna duda que es un mentiroso que encubre algo... lo que mete en el mismo saco a Wurtz y a su noviete el Dr. Vinkel...
Y lo siguiente que hace es preguntar quién le ha dicho eso... y el bobo del protagonista revela su fuente, sentenciándole con ello directamente a muerte: el portero.
Popescu reacciona irritado criticando al portero por no haberlo comentado a la policía: le irrita porque si lo hubiera hecho así, la coartada habría sido otra y no les habrían cazado en esa mentira por un espectador indiscreto que vio cómo transportaban el cuerpo tres personas en lugar de dos...
Martins a veces es un poco patosos, pero no le faltan huevos: le suelta a Popescu directamente que alguien miente...
Si, es posible que traficara un poco... menciona Popescu... Harry dice que es posible que más que un poco, lo que muestra las propias dudas del protagonista sobre su propio amigo: las creencias comienzan a tambalearse cuando comenzamos a saber más de la vida... y se pasa de la ilusión a la desilusión...
Tras eso, le pregunta por Joseph Hardyn, y Popescu, ya visto que las cosas se ponen feas, cambia de táctica, saca los dientes y opta por un doble ataque preventivo:
- dice que Anna es una chica bella, pero avisa que tiene que ir con cuidado en Viena: o sea, amenaza directa a Anna.
- dice que todo el mundo tiene que ir con cuidado en Viena: amenaza contra el protagonista...
A partir de ahí los “malos” quedan en un puente para compartir la información: nos sacan a cada uno de los malos, y luego dos planos largos... uno desde detrás y otro desde arriba en el que se ven los tres malos y otro más... el tercer hombre que ayudó a transportar el cadáver... parece que hablan en un ambiente distendido.. nos da información de lo bien que se llevan los malos entre sí...
Vuelta al apartamento de Anna. Vuelta al de Harry. Escapatoria:
La secuencia sirve para darnos más información sobre Harry... sobre su infancia... con la excusa de saber más de su novio a través del mejor amigo... lo que da pie a que Anna nos cuente más sobre su situación de ser perseguida por los rusos...
Martins le dice que volverá a enamorarse... ella contesta enérgicamente que no quiere volver a enamorarse... a lo que él le dice que se vaya con él a tomar un trago... Y luego ella le llama Harry en vez de Martins... y encima ella le dice que debería buscarse novia... las calabazas no han hecho más que empezar para el bueno del protagonista: todo nos empieza a hacer pensar que esta no es una peli de las de “y comieron perdices...”
Ya de vuelta a la casa de Harry vemos la multitud reunida por motivo de la muerte del portero... los protagonistas se acercan y se enteran de la trágica noticia... Entra en escena el niño odioso... que comienza a decir que el protagonista le ha matado... no lo entendemos... pero se entiende... porque antes nos han sacado al niño justo cuando el portero estaba discutiendo con él...
El plano desde debajo de Anna con el adoquinado húmedo y reluciente en la noche con las farolas, acercándose y quedando inundada por la sombra, antes de llegar a la multitud. Es otro prodigio de fotografía nocturna que hacen que esta película sea una auténtica gozada desde el punto de vista estético.
La escapatoria a través de Viena vuelve a servir para enseñarnos el destartalado a la vez que monumental entorno... sombras alargadas, entre ellas, la del niño, como si fuera nuevamente la de Nosferatu... pocas veces en la historia del cine un niño ha resultado tan odioso, ni ha representado mejor la amenaza contra la vida del protagonista.
La escena del taxista: nueva joya del guión: el prota dentro de un taxi siendo llevado a gran velocidad... mientras pregunta si tiene orden de matarle... pensamos que el prota está en peligro... y que los esbirros de Popescu van a darle la misma medicina que al portero... Caras fantasmales que miran por la calle... gente mal afeitada... que trapichea... nos tememos lo peor... Sin embargo, pronto descubrimos que en realidad es el chofer que le lleva a la conferencia que tenía comprometida... En la realidad de Graham Green, lo obvio no es siempre la verdad.
La conferencia. Escapatoria:
La conferencia comienza... y termina sin que veamos mucho de la misma, porque no hay mucho que ver: las preguntas de los pesados de periodistas sobre la angustia vital vuelven a permitir a Green vengarse de dicho colectivo.
Sin embargo entonces entra el malo, aparece Popescu con dos hombres uniformados con la gabardina que les acredita como sicarios dispuestos a todo...
El plano de los sicarios esperando... a que Martins es de antología, y el de la escalera de caracol, desde abajo, mientras el protagonista vuelve a huir, también.
Sin comerlo ni beberlo, el caso es que el protagonista se acaba de meter en una situación en la que se ve huyendo por su vida constantemente...
Durante la escapatoria tenemos nuevos planos de Viena, mucho más imponentes... mezclando pasadizos con edificios enormes, iglesias altísimas, plazas amplias, con coches desguazados, escombros, edificios derruidos, túneles llenos de basura y polvo... iluminación contrastada, contraluces que hacen la ciudad más fantasmagórica, de noche... más sombras alargadas que recuerdan al expresionismo Alemán.. Viena no sólo muestra la decadencia de unas glorias ya pasadas, sino que además se convierte en un lugar inhóspito y hostil en el que el protagonista es perseguido por unos asesinos que buscan su muerte...
Las pruebas del mayor Calloway:
El mayor Calloway es todo lo contrario que el protagonista. Al principio de la película creemos que es el malo, pero en realidad es el único que no se equivoca más que en la trampa que Harry tiende a propósito de su supuesta muerte. Frente al idealismo y la inconsciencia de Martins, el mayor Calloway es la voz de la cordura, del conocimiento, de la sensatez y de la Justicia. Es todo lo contrario que los héroes de sus novelas baratas en la forma: su trabajo no es de grandes gestas, sino la labor rutinaria y meticulosa del agente que termina apresando al malo no en un duelo del oeste, sino gracias a su constancia, a su diligencia y a su inteligencia. Es otro personaje con profundidad.
Como funcionario honesto, viendo que Martins se está jugando la vida y metiéndose en algo que le viene muy grande, tras la reprimenda, se decide a mostrarle la dolorosa verdad sobre su amigo Harry... Y no se corta en mostrársela.
Entonces Payne dice que quisiera visitar Texas... lo que significa, como pasa siempre que alguien dice algo parecido en una película de cine, que va a morir dentro de poco...
La eficacia británica propia de Scotland Yard, la minuciosidad, los artilugios... toda la secuencia de las pruebas, contadas de manera resumida y esquemática bajo la cítara de Antón Karas tiene una gran fuerza visual...
La siguiente escena nos muestra a un protagonista abatido y destrozado ante la fuerza de la evidencia. El viaje a los infiernos se ha completado.
- ¿qué le indujo a hacer una cosa así?
- La ambición amigo...
- Lo siento, martins...
- también yo...
Muy en la línea argumental de Graham Green lo siguiente que hace el protagonista es agarrarse una buena tajada... ha llegado a un nuevo estadio: la lealtad derrotada cuando el conocimiento total muestra que la realidad sobre su amigo era otra: no era Robin Hood sino Hannibal Lecter: era un frío traficante de medicinas adulteradas que causaba enfermedades mentales irreversibles a los niños con los medicamentos que vendía...
Derrotado por la verdad, la idea de descubrir que su amigo era semejante monstruo, le hace rendirse de su cruzada y se siente derrotado: no hay causa por la que emprender la cruzada... la policía no es injusta, sino que comienza a creer que, como dice Calloway al principio, el mejor sitio donde Harry podía estar es en el infierno..
En casa de Harry Lime. La gran aparición:
El primer plano de Anna, despierta pero acostada en la cama es increíble.. con la mirada inquieta pero firme, surcada de sombras que refuerzan los elementos de la cara que aparecen iluminados.. los labios, la nariz, uno de los ojos, el pómulo... y otro rayo de luz a su pijama con las iniciales HL: Harry Lime...a cuya casa ha tenido que acudir por no poder regresar a la suya, sabiéndose perseguida por la policía internacional a iniciativa del mando ruso que ha detectado gracias a Calloway la falsificación de su pasaporte y la identidad de la checa buscada.
Tras presentarse y ver Anna que está como una cuba... le dice que se va de Viena... pregunta Anna por qué... y entonces le dice que es lo que le aconsejaba todo el mundo... Anna pone cara de preocupación y frunce el ceño.... ve que ha pasado algo para que la voluntad inquebrantable del amigo que lucha por demostrar la inocencia de Harry ha desaparecido de golpe... y Martins no parecía un tipo de los que desiste gratuitamente... por lo que algo ha tenido que pasar...
Entonces entra en escena el personaje que todo el mundo recordará siempre de esta película: el gato de Harry... pasa de Martins y Anna dice que sólo quería a Harry, en una metáfora de lo que realmente está sucediendo entre las dos personas que ocupan la habitación.
Harry, reconvertido a “malo” de la película era dueño de un gato: un bicho que –injustamente- pasa por ser la encarnación de la desconfianza y el interés propio...
La conversación entre Anna y Martins vuelve a rayar entre lo detectivesco y la conversación amorosa... hasta que Anna le dice que ha visto también a Calloway y que sabe la verdad sobre harry...
Entonces, con el cambio nervioso de la cítara de Antón karas, la cámara inicia la secuencia más famosa de la película: sigue el camino del gato y en un plano totalmente imposible e innovador para la época, sale de la habitación, pasa por entre las plantas del balcón, y nos muestra un hombre que camina decidido en la oscuridad de la noche... pero que mira hacia la habitación iluminada y se refugia rápidamente en un zaguán... la cámara vuelve a ras de calle mostrando al gatito con su andar sinuoso y cómo se acurruca con un maullido de satisfacción entre los pies del hombre escondido en el zaguán... lo que a los ojos de cualquier espectador inteligente sólo puede significar lo que Martins descubrirá al salir de la casa...
Los planos del gato son increíbles, no sólo para los amantes de los gatos, sino para cualquier aficionado a la fotografía en blanco y negro... y por supuesto a cualquiera que lo sea del cine... no sólo porque el gato sea precioso aun siendo un gato normal, sino por la novedad y el hallazgo que supone que nuevamente sea un animal el que sin hablar nos da la información más importante: el supuesto amigo del protagonista no está muerto, y esto nos lo muestra un gatito que, ajeno a las mentiras y a los planes urdidos por su dueño, se acurruca entre sus zapatos mirando a su dueño esperando alguna carantoña... y se pone a hacer lo que no ha querido con Martins: juguetear con un cordón, en este caso el de los zapatos de Harry Lime... el plano del gatito jugando con el cordón del zapato, perfectamente limpio ocupando toda la pantalla es otro de los planos para la historia del cine y probablemente uno de los tres más famosos de toda la película. El contraste entre el cuero pulido de los zapatos y el pelaje suave del gato contrastan sobre el frío suelo de la noche vienesa reluciente y húmedo por la lluvia caída...
Por otro lado, para los espectadores menos avispados, la noticia se da en dos fases... primero se muestra al hombre que se esconde y al gato que comienza a jugar con sus cordones... al gato que sólo quería a Harry Lime... Después, para los más despistados se hará la gran presentación del “malo” de la película.
Pero antes de descubrirse más evidentemente la identidad del hombre escondido, las dos personas que probablemente más querían a Harry conversan en su habitación sobre la recién descubierta personalidad del supuestamente difunto... y aquí vuelve a mostrarse la riqueza de los personajes, configurados cada uno con una personalidad auténtica, propia, distinta, identificable, comprensible... con las notas que hace que nos creamos que esos personajes existen, tienen una vida propia, con sus peculiaridades, contradicciones, etc.
En este sentido la reacción de los dos no puede ser más diferente: si bien ambos están abatidos por haber descubierto la verdad sobre Harry, de manos de los artilugios y pruebas del mayor Calloway, lo cierto es que el escritor de novelas del oeste en la que los vaqueros luchan contra la injusticia y el mal, está borracho y destrozado al descubrir que había otorgado su lealtad a un monstruo... el conocimiento de la verdad hace redefinir la opinión que tenía sobre su amigo, dándose cuenta de que era despreciable, lo que le causa la tristeza de haber perdido también el aprecio, respeto y admiración que sentía por su amigo así como la ilusión de lavar su “buen” nombre... Este es un tipo de lealtad: la lealtad basada en la admiración y el respeto. En la medida que éstos desaparezcan, también aquella lo hará. Es una amistad y una lealtad que dependen, por tanto, del respeto. Es una amistad racional, cerebral... es la amistad del amigo que te pregunta para qué y por qué quieres el favor imposible que le pidas, y si cree que no tienes razón o que es injusto o malo par
para qué y por qué quieres el favor imposible que le pidas, y si cree que no tienes razón o que es injusto o malo para ti, tratará de convencerte...
Frente a este modelo, hay otro tipo de lealtad: la lealtad incondicional, irracional, eterna e inquebrantable... la lealtad de quien no busca nada a cambio... la lealtad que surge no del respeto sino de la pasión o del agradecimiento... la lealtad que no depende de los actos del sujeto en cuestión.... la lealtad de lo que llamaríamos un amigo incondicional, que primero te hace el favor imposible y luego te regaña por habérselo pedido, pero que lo hace.
Son dos modelos completamente distintos, y hay personas que enfocan la amistad desde el primer prisma, y otras personas que lo hacen desde el segundo.
Graham Green reflexiona sobre la naturaleza humana y la naturaleza de la lealtad por medio de dos personajes que estando en un punto de partida parecido, actúan conforme a esquemas morales completamente distintos. Frente a la desesperación de Martins ante la verdad, que le lleva a criticar a Harry de quien cree que incluso se ha aprovechado de ambos, Anna espeta: “.....ooohjj, por favor! deje de imaginárselo como ud. deseaba que fuese... Harry era un ser real, no sólo su amigo y el hombre que yo amaba.,.. era ... Harry...”. Es toda una apología sobre la tolerancia humana... vale, dicho por alguien que no es objetivo, pero aún así es toda una lección de respeto, de no juzgar a las personas incluso siendo monstruos, una lección de caridad, de humildad y de la necesidad de guardar cierta coherencia cuando quien juzga tampoco está libre de pecado...
A lo que Martins, vencido y cabreado le contesta aludiendo a la gravedad de los cargos.. y enlaza con la declaración de amor más torpe de toda la historia del cine... la de alguien ya derrotado y frustrado que para ese momento lo último que le importa es hacer el ridículo y que revela su amor de la manera menos hábil imaginable...
Yo sólo soy un pésimo escritor que bebe demasiado y que se enamora de chicas.... como Ud.. (en lo que sin embargo es una interpretación magistral de Joseph Cotten...)
Anna, que sólo por esto merece un puesto en el olimpo de los dioses del Metal, responde con uno de los hachazos más bestias de toda la historia del cine, demostrando su personalidad y lo clara que tiene las ideas.... “si me hubiera telefoneado para preguntarme si es ud rubio o moreno no habría sabido qué contestarle...”
Otro detalle de alto cine es el hecho de que primero la haga reír... y luego cuando le pide que se ría de nuevo, la hace llorar...
Y a pesar de las calabazas recibidas, el escritor de novelas del oeste incansable, poco después sigue teniendo fuerzas para soltarle: “con tal de verla feliz estoy dispuesto a lo que sea... seré un payaso daré volteretas contare chistes... dígame la verdad, ¿puedo tener alguna esperanza....?”
-a lo que ella contesta con una lágrima y él con la cara de la derrota y un: “bueno, alguien dijo que hay silencios muy elocuentes” poco antes de ir a descubrir al gatito que juega con su dueño...
De esta película viene la expresión que se aplica a alguien que se queda callado, “se le ha comido la lengua el gato” dado que es lo que Martins le pregunta al ver que hay un hombre oculto en la oscuridad del zaguán, pero al que delatan sus mocasines negros que relucen a la luz de las farolas, con un gatito entre ellos, y que no contesta cuando Martins le reclama que le diga quién es...
Entonces llega la otra escena que todo el mundo que ha visto la película recuerda: la gran aparición de Harry Lime en escena... la cara del grandísimo Orson Welles, con su sonrisa cínica, iluminado por el rayo de luz proveniente de una ventana del edificio de enfrente, que se enciende por el alboroto causado por Martins... La secuencia, para muchos, lleva el sello del propio Welles, de quien se dice que influyó decisivamente también en la dirección de la película, como ya hemos comentado. Los prolegómenos del gato jugando con sus zapatos (precedida por una toma a ras de calle, un punto de vista revolucionario para el cine de aquella época, recogiendo el caminar del gatito) preparan para la sorpresa que supone encontrarnos con un rayo de luz que ilumina la cara del gran Welles, revelando que en realidad Harry Lime está vivo.
El hecho de que hasta la segunda mitad de la película no aparezca un actor de la talla de Orson Welles, y un personaje de la importancia de Harry Lime... muestra la fuerza de la historia y del guión, que no necesita mostrar todos los ases desde el principio.. siendo una de las apariciones más emocionantes de toda la historia del cine. Algunos críticos, de hecho, consideran la aparición de Harry Lime como la mejor presentación que se ha hecho de un personaje en la historia del cine.
Detención de Anna. Concertando la entrevista con Harry:
El nuevo primer plano de Anna, parecido al de antes, pero girando el rostro hasta mostrar sus lágrimas, es aún más impresionante que el anterior... y el guión vuelve a regalar otra joya, cuando en el momento de la detención el guardia francés le recuerda que se olvidaba el lápiz de labios... o cuando Anna dice con desprecio a Calloway... “pobre harry si hubiera muerto al menos estaría libre de todos uds...”
La siguiente escena, con Martins personándose en la casa del dr. Vinkel muestra más claramente la relación homosexual de éste con el barón Wurtz cuando es éste quien sale al balcón del primero en pijama a hablar con Martins....
La entrevista en la gran noria:
Las siguientes escenas también son de las más famosas de la película: la gigantesca noria tiene un valor estético propio y el conjunto con el protagonista ataviado con su gabardina y su sombrero es una de las estampas típicas de la película...
Con la cítara de Antón Karas tocando el tema principal de la película, el tercer hombre, entra en escena Orson Welles para tener el dialogó en la caseta de la noria que también ha hecho historia.... como no se trata de reproducirla entera, al menos me limitaré a los momentos imprescindibles.
Harry Lime en su primera aparición se muestra realmente como es: una persona práctica, un superviviente, un vivo, un chanchullero, alguien que se adapta a la situación y le extrae todo el jugo posible sin ningún tipo de reparo, ni lega,l ni moral, ni humano.
El mundo de Harry Lime no es el de los vaqueros que hacen justicia, como en los libros de su amigo Holly Martins, sino el mundo real y palpable: el de Viena, el de una sociedad totalmente arrasada que se sostiene a duras penas piedra sobre piedra...
Pero lo que atrae de Harry Lime no es sólo la portentosa actuación de Orson Welles, sino la capacidad que tiene de despertar en cada uno su lado oscuro... y esta es una de las claves de la fascinación que esta película causa a cientos de miles de personas en todo el mundo y que la sitúa en los primeros puestos de todos los rankings que se hacen de vez en cuando. Esa capacidad que tiene de remover nuestra conciencia y de plantearnos si nosotros realmente haríamos una cosa distinta estando en la misma situación... Y aunque en la mayoría de nosotros la respuesta sea más un acto de voluntad que un pronóstico sincero... quien más o quien menos, se plantea por un momento si realmente en esa situación haría lo correcto...
Esto no es normal, ni mucho menos, en una película... normalmente los malos o son detestables (como Alan Rickman en la jungla de cristal, por decir uno rápido que me venga a la cabeza) o hasta nos caen bien (como Ed Harris en la Roca) o hacen cosas con las que es difícil que nos sintamos identificados (como Drácula...), pero no es tan frecuente que un malo haga cosas que sabemos que son detestables, pero que por un momento nos haga plantearnos si realmente nosotros no haríamos lo mismo, por la manera de la que se cuentan... Harry Lime al menos es sincero con su amigo: le cuenta su manera de pensar sin tapujos, ni falsas justificaciones: llama a las cosas por su nombre, y precisamente por eso, porque su sinceridad es brutal, es por lo que nos consigue revolver el cajón de nuestros principios y de nuestra moral...
La primera declaración de intenciones la dice como una contestación a la sugerencia de Holly Martins de entregarse a la policía: “es mucho mejor hacer las cosas como las he planeado...” por supuesto, en el diagnóstico no interviene qué es lo más correcto, ni los perjuicios que le pueda causar a terceros como su propia novia, que va a ser detenida por su falsificación de pasaporte... sólo interviene lo que a él le venga mejor para sus planes.
Por si quedara alguna duda, continúa el argumento: “Martins, tú y yo no somos héroes... en el mundo ya no quedan héroes, sólo en tus novelas... tengo que ir con mucho cuidado”
En esta frase resume los dos mundos que muestra la película: el mundo de lo práctico (Harry Lime) por encima de la moral y el mundo de la propia moral por encima de lo práctico (Holly Martins).
Sin embargo, el talento de Graham Green da para muchísimo más a la hora de definir al personaje, cuando Martins le menciona a Harry sus víctimas... por la penicilina adulterada que ha estado vendiendo. “.. ¿víctimas? no seas melodramático... mira ahí abajo [están en lo alto de la noria...] ¿sentirías compasión si alguno de esos puntitos negros [por las personas que se ven desde arriba] dejaran de moverse? Si te ofreciera 2000 dolares por cada puntito que se parara me dirías que me guardara mi dinero o empezarías a calcular los puntitos que serías capaz de parar... y ¡libre de impuestos, amigo! Libre de impuestos... hoy es la única manera de ganar dinero... ”
El que ante eso no reconozca que aunque sea por un momento, viendo el plano cenital del suelo, desde lo alto de la noria, con los puntitos negros abajo moviéndose lentamente, no se plantea cuántos de ellos podría hacer pararse sin tener una sensación total de ser un monstruo, o bien es un hipócrita o un insincero –que diría Pocholo...- consigo mismo...
A continuación la conversación entre ambos sobre lo fácil que sería para Harry matarle, y la explicación de este sobre lo poco probable que sería que alguien buscase agujeros de bala en un cuerpo que se ha precipitado de lo alto de la noria, es otro momento de gran cine, que sólo se resuelve cuando Martins echa mano de sus recursos y le recuerda que han abierto su ataúd y que han descubierto su coartada... Lo que hace a Harry repliegue velas y vuelva a apelar a la amistad de ambos...
El final de la conversación es otro de los momentos más famosos del Tercer Hombre: tras la oferta que le hace Harry de trabajar para él y la advertencia de que cuando se decida, sólo quiere verle a Martins y no a la policía... termina con una alegre reflexión sobre lo que aportan el bien y el mal al progreso de la humanidad: “no te pongas tan serio, al fin y al cabo no es nada serio... recuerda lo que dijo nosequién.. en Italia, en 30 años de dominación de los Borgia, no hubo más que terror, guerras, matanzas... pero surgieron Miguel Ángel, Leonardo da Vinci y el renacimiento... en Suiza por el contrario surgieron 500 años de amor, democracia y paz... ¿y cuál fue el resultado?.... [con decepción] el reloj de cuco.. hasta la vista Martins!...”
Este diálogo, (hay quien dice que todo su papel) es obra del propio Welles, no constando en el guión de Graham Green.
La conclusión de Harry es clara: la moral no ayuda al progreso de la humanidad. El que no reconozca que ha de pensarlo dos veces antes de darse cuenta de que lo contrario conduce al caos y a la ley de la jungla, es nuevamente un hipócrita o un insincero consigo mismo. Y es que además, mientras lo dice, lo máximo que piensas de él es “qué cabrón, pero por desgracia razón no le falta...” pocas películas llegan tan al fondo de las contradicciones del ser humano, aunque no es menos cierto que pocos guiones tienen como padre espiritual a Graham Green.
Reunión con el mayor Calloway para reportar las novedades:
Tras contarle al mayor la realidad sobre el engaño de Harry con el montaje sobre su muerte, y negarse a colaborar en su captura aludiendo a los 20 años de amistad conjunta, Martins asiste a la conversación entre el Mayor y su homólogo ruso en la que éste le pide colaboración para la captura de Anna Schmidt... colaboración que Calloway le recuerda al ruso que estos no le han prestado en el asunto de Harry Lime, a lo que el ruso le da largas diciéndole que ese es un asunto distinto...
A pesar de saber que no tiene ninguna opción de llegar a nada con esa chica, Martins es un romántico empedernido y un idealista... y se da cuenta de que sólo hay un camino para salvar a Anna: vender a su “amigo”.
El mayor, como buen inglés está obsesionado con su misión: cazar a Lime.
- Durante la última guerra un general solía colgar el retrato de su adversario en la pared de su despacho para llegar a conocerle mejor... yo estoy empezando a conocer a Lime... creo que hubiese conseguido atraparlo con la ayuda de Ud...
- (Harry): ¿cuánto está dispuesto a pagar?
- (mirando con cara de avidez) .... ... ponga precio..
Mientras esa conversación tiene lugar no tienen desperdicio el plano desde atrás de Martins mirando con el rabillo del ojo, como el de Anna en el cementerio al principio de la película, y sobre todo, las fotografías de Harry Lime en su pasaporte con cara de desquiciado loco...
La estación:
Las estaciones y los trenes de vapor son unos de los motivos más veces filmados en cine.
La mirada ambiciosa del mayor Calloway vislumbrando la posibilidad de cazar a su archienemigo, se funde en un plano encadenado con otro de Martins, nuevamente abatido y destrozado que nos revela que efectivamente ha vendido a su amigo por Anna, que irá a tomar uno de los trenes que se ven por detrás del protagonista. La composición del plano fijo con Joseph Cotten interpretando a un hombre que se siente como la más miserables de las ratas, ocupando el ancho del plano con la posición de los codos apoyados contra la verja, con el fondo de las máquinas de vapor y del edificio de la estación, es perfecta.
Pero la torpeza de Martins al estar donde no debe, y el destino (en forma de guionista cabrón) hacen que Anna vea al protagonista en la estación y entonces se le resuelvan de un plumazo las dudas que acababa de plantear a Payne sobre el motivo que podía haber llevado al mayor Calloway a facilitarle la huida. Descubierta la traición de Holly, Anna decide quedarse en Viena.
El desprecio de Anna ante la traición de la amistad es total, y no tiene ni la menor piedad a la hora de mostrárselo a Martins.
- Decía ser amigo de Harry... menuda amistad la suya...
- (con desprecio) ¿Sigue queriéndole?
- Ya no podría volver a su lado, no quiero verle ni saber nada de el pero todavía le llevo en mi corazón y no le causaría ningún perjuicio...
(mientras se oye cómo el tren parte sin Anna...)
- Anna... ¿Por qué tenemos que discutir? Es absurdo
- si usted quiere vender sus servicios, yo no soy el precio... yo le quería, ud. también...¿ pero de qué le sirve?... de nada si ud., que era su mejor amigo está dispuesto a traicionarle...
El abrigo en el suelo que deja Anna tiene un mensaje claro: su voluntad de desprenderse de todo lo que tenga que ver con Holly y su repulsa hacia la traición que está a punto de llevar a cabo.
Las puertas batientes, como las de un salón del oeste, son un sello de la casa de Orson Welles. También salen otras puertas batientes al principio, en el Hotel de Holly, cuando éste dice a Payne que va a dedicarse a investigar la muerte de su amigo y a lavar su buen nombre.
De modo que ella le ha convencido (...) una mujer de carácter... dice Calloway cuando se entera de que Holly ha cambiado de idea...
En el hospital:
La escena del Hospital sirve para salir definitivamente de dudas sobre la repercusión de los efectos de la penicilina adulterada con la que trafica Harry Lime... la cara de Holly, desde el punto de los propios niños enfermos, va mostrándonos que no se trata de trapicheos inocentes normales en una situación de posguerra, sino de tráfico de medicamentos adulterados que causan enfermedades irreversibles...
Otro detalle de dirección: El meter a la cámara en un punto tan bajo, mostrando el final de cada cuna, busca que el espectador sienta que el protagonista le está mirando a él, lo que inconscientemente, junto con la cara de pena de Holly, te hace sentir más lástima por los pacientes y te hace coger más repulsión hacia el personaje de Orson Welles.
- Tuvo meningitis, y le aplicaron la penicilina de Harry Lime... una lástima., verdad?...
Los planos de las enfermeras, con los gorros esos que llevan probablemente sean monjas que trabajaban en el hospicio, hacen la escena aún más aterradora. El oso de peluche que tira la enfermera boca abajo nos hace pensar que uno de los niños acaba de fallecer y que Holly lo ha presenciado.
Por otro lado, la encerrona del Mayor Calloway nos da más información sobre el tipo de policía que es: alguien que se adapta a las circunstancias y que si tiene que jugar sucio, engañando a Holly para llevarle al Hospital y tratar de que de esa manera le ayude a atrapar a Lime, lo hace.
Prueba de ello es el siguiente plano, a la salida del hospital, en el que ya a la desesperada empieza a hacer la pelota al protagonista llegando incluso a alabar sus libros, que ambos saben que son baratos y que en realidad el Mayor Calloway los desprecia... pero todo es poco con tal de tratar de convencer a quien le puede proporcionar la captura del mayor criminal de Viena, para que le ayude.
- No sabía que en Texas había encantadores de serpientes...
- Me rindo...
- No comprendo
- Si comprende. Soy un estúpido y me ha convencido.
En el café de la encerrona:
La música de cítara y los planos generales de Viena, medio derruida, pero aun así monumental, junto con los planos inclinados del protagonista esperando dentro del café nos meten directamente en la acción: la emboscada ya está preparada y Holly ya está completamente decidido a colaborar para llevar a la cárcel a alguien que durante 20 años había sido su mejor amigo.
Los planos de las calles entre luces y sombras alternadas con las de los policías y soldados esperando en posición a recibir la señal de actuar, o a que cualquiera de ellos detecte la llegada del objetivo, aumenta el suspense y te hace estar esperando a ver por dónde aparece el Tercer Hombre...
La iluminación de esas calles, con el efecto de los adoquines relucientes por la lluvia, y del vapor que sale de las calles son una maravilla para cualquier amante de la fotografía, o para cualquier persona con un mínimo de sentido estético.
Por otro lado, el vapor de la respiración de los soldados –probablemente de distintas nacionalidades, por los uniformes, lo que nos hace pensar en una redada a gran escala preparada por Calloway- te mete más en la situación al mostrarte visualmente una sensación térmica. Todo junto nos da el marco de la acción: una Viena nocturna, medio derruida, lluviosa y a temperaturas cercanas a los cero grados, llena de soldados que esperan en medio de ese frío a entrar en acción.
El detalle del hombre de los globos es otro guiño hacia el expresionismo alemán, con la sombra alargada que le precede y que nos hace entrar en tensión al pensar que se trata del malo... contribuye a crear más tensión en la escena, al ser un elemento que puede entorpecer la ejecución de la emboscada. Toda la escena posterior de la venta del globo a Calloway y Payne, además de aportar una nota de humor, va en la misma línea de crear tensión al meter en juego un elemento que obliga a variar la actuación prevista y que por ello puede echar por tierra el plan. Es un elemento típico de las películas de suspense, que por ejemplo Hitchcock utilizaba constantemente.
La aparición en escena de Anna es otro ingrediente de Graham Green para crear aún más tensión: justo en el momento crucial, de la emboscada, aparece la chica de la película a sermonear al protagonista por ir a vender a su amigo.
El plano inclinado del edificio medio derruido y la música del Tercer Hombre anuncian la aparición de Harry Lime, que nuevamente no defrauda las expectativas: aparece en la azotea de un edificio en ruinas, lo que nos hace pensar que se conoce la Viena derruida como la palma de su mano. Nos muestra que o bien desconfía desde el principio de Holly, o bien simplemente es un personaje supuestamente supuestamente muerto que quizá ni de noche se puede permitir andar libremente por las calles... o bien las dos cosas.
Quizá una de las “carambolas” más forzadas del guión es que el mayor Calloway tenga una especie de premonición y cambie su orden inicial de impedir que Payne intervenga para sacar a Anna del café y así evitar posibles complicaciones en la captura del criminal... porque es justo en ese momento cuando Harry entra en el café y escucha la conversación entre Anna y Holy en la que la primera le recrimina al segundo su traición.
El hecho de que cuando Harry se da cuenta, saque su pistola y le diga a Anna que se aparte para cargarse a su “amigo” sin mayor miramiento, nos aporta un trocito más de la personalidad del contrabandista. De hecho, la carambola a la que hacía referencia antes es que justo intervenga Payne en ese momento para salvar al protagonista.
La persecución final:
La secuencia de la persecución final es otro alarde de virtuosismo de cámara, fotografía y montaje, sobre todo para la época. La sucesión de planos montados nos aportan la sensación de velocidad necesaria para meternos en la persecución.
Es sin duda una de las escenas que más parecen llevar el sello del gran Orson Welles... los movimientos de los personajes dando vueltas y vueltas, los planos en profundidad de campo, la composición arquitectónica de los planos, los claroscuros, etcetcetc.
Es simbólico que el delincuente se sumerja en su territorio: las alcantarillas, como una rata, para huir de la policía.
Los planos de las alcantarillas, además de proporcionarnos información de la monumentalidad de la capital del imperio austro-húngaro, sirven para crear la tensión necesaria a la escena de la persecución final, que se desarrolla en un laberinto que en principio es conocido a la perfección por Harry... sin embargo las unidades de policía (los buenos de blanco, el malo de negro, como en los clásicos...) interminables que no paran de sumergirse por las distintas entradas, comienzan a hacer pensar que el pobre Harry lo tiene crudo...
De nuevo, como sucedía en las calles de Viena, la cámara se posa en primeros planos de los guardias, apostados en distintos puntos de las alcantarillas haciendo guardia por si aparece el delincuente. El mostrar primeros planos de estos secundarios, ayuda a que el espectador se meta un poco en su vida, a que los conozcas un poco más de cerca, creando un universo de personajes mucho más rico que en una película normal.
La sensación de frío que transmite el vaho que exhalan los agentes te recuerda que en Viena hace un frío que pela, sobre todo en invierno (cuando transcurre la acción) y te aporta una sensación de incomodidad que pega totalmente con la secuencia: una persecución en las alcantarillas de Viena, con un frío que cala hasta los huesos no parece la situación más agradable... pero atrapar a Harry Lime no es tarea fácil: el malo va a vender cara su derrota y los polis de Viena esa noche van a ganarse el sueldo.
Las caras del pobre Orson, cada vez más acorralado, en las alcantarillas no tienen precio... pocos actores son capaces de expresar tanto con una mandíbula de esas características...
Una de las escenas más curiosas de toda la película es la de los sonidos que salen de los túneles de las alcantarillas: con una sucesión de planos de las bocas de los túneles, y distintas intensidades de volumen de las voces de los policías que están por ellos, unido a planos de Harry escrutando cada uno de los túneles para decidir meterse por el que escupa voces menos fuertes, es un recurso que muestra la conjunción de talentos que hacen de esta película una obra maestra:
- el de Graham Greene, en cuanto al genio de idear esa escena e incluirla en el guión,
- el de Carol Reed / Orson Welles, en cuanto a la ejecución, siendo capaz de hacernos entender sólo con imágenes y sonidos inconexos una situación de cierta complejidad que revela la inteligencia del personaje
- el de Orson Welles, por la expresividad de su actuación que ayuda a comprender la escena
- y por supuesto la del resto del apartado técnico, con especial mención una vez más a la fotografía
Como en las grandes tragedias griegas, el destino hace que el túnel escogido por Harry sea precisamente el que le lleva a su amigo, nuestro prota.
La muerte de Payne es algo que ya se presagiaba, pero que ayuda a que nos vaya dando menos pena el final del gran Harry Lime, al que ya de entrada le mete una bala en el cuerpo el mayor Calloway desde la lejanía, vengando en parte la muerte de su subordinado y amigo. Sin embargo es Holy el que coge la pistola de Payne y camina con paso resuelto decidido a cargarse a su amigo.
La escena de Orson, con el balazo encima, arrastrándose por la escalera de caracol hasta llegar a la alcantarilla y sobre todo los dos planos, a ras de suelo, de la plaza vienesa con la alcantarilla en primer plano y los dedos del monstruo emergiendo agonizantes de la profundidad de la alcantarilla, sin poder levantarla es otra de las escenas más famosas de la película y la que a mí más se me quedó grabada. La iluminación lateral de los dedos nuevamente es heredera del expresionismo alemán y de Murnau... desde los planos de las “garras” de Nosferatu no se habían rodado muchas escenas de similar impacto visual. En el segundo plano, los dedos dejan de moverse y se hunden en la alcantarilla, mostrando así el inminente final del monstruo.
La siguiente secuencia, con Harry suplicando a su amigo que le mate, sin decir una sola palabra, asintiendo solamente cuando oye cómo grita Calloway desde lejos a Holy que tenga cuidado y que le mate, es otro prodigio de guión, dirección e interpretación. El protagonista, tan decidido hace 15 segundos a cargárselo, ya frente a frente parece dudar por un momento sobre si va a ser capaz de matar a su viejo amigo... tras el leve asentimiento con la cabeza de Harry, mientras suena por última vez la música del tercer hombre, Holy comprende que para una persona como Harry, la cárcel y quién sabe qué consecuencias del balazo que lleva encima, son mucho peores que una muerte rápida, con lo que decide terminar de otro balazo con lo que Calloway había empezado.
¿El mejor final de la historia del cine? Plano-secuencia final del cementerio:
Como en muchas otras grandes obras, el guión en esta es cíclico: prácticamente comienza en el cementerio, con el funeral ficticio de Harry Lime, y termina en el mismo cementerio, con el mismo funeral, pero esta vez de verdad...
Cuando pasa de nuevo al lado de Anna, Holy decide jugársela por última vez y hacer eso tan masculino que es comprobar si esa posibilidad entre mil millones de que le gustemos a esa chica, no vaya a ser justo la que se va a dar si lo intentamos... y como siempre en la vida real, la estadística se impone con su abrumadora rotundidad.
Ya le dice a Calloway que “es mi última oportunidad”.... “creo que pierde el tiempo” le contesta él... “me gusta perder el tiempo” concluye Holy, con el escepticismo de quien se sabe perdedor.
El plano-secuencia final ha sido considerado por algunos (Garci incluido) como el mejor final de la historia del cine. Desde luego no es por espectacularidad, sino por todo lo contrario: en una película cargada de persecuciones, de gente que intenta escapar por túneles, edificios derruidos, de noche, entre sombras... se termina con una plano general amplio de una avenida de árboles desnudos, a plena luz del día, casi sin movimiento.
Y el truco está en el casi, porque si hay un personaje que se mueve, sólo que como viene de frente hacia la cámara, casi parece que sólo se va haciendo lentamente más grande, pero a cada paso que da, se van desvaneciendo las mínimas esperanzas de Holy...
La composición es de un maestro en fotografía. Avenida de árboles cuidadosamente estudiada para que el punto de fuga coincida con el centro de la pantalla. El personaje que se mueve se acerca desde el punto de fuga hacia la cámara. El otro personaje queda en el lateral izquierdo, estático, centrando toda la atención del espectador en el lento avance de Anna.
Las caída de hojas de los árboles, por supuesto, como todo en el cine, es más falsa que judas. Tuvo que montarse una especie de andamio por encima del alcance del objetivo de la cámara, con operarios con sacos de hojas secas que las iban tirando para crear el efecto de otoño y dar un aspecto más romántico a la escena.
Sin embargo, Graham Green no trata de hacer una peli de Walt Disney, sino de retratar comportamientos humanos reales. Y nadie tragaría que Anna en el último momento cayera en brazos del prota. Y aunque lo sabemos, la escena te tiene en tensión hasta el final, esperando aunque sea un gesto de desprecio por parte de Anna... algo que pueda ser al menos una pequeña victoria para Holy...
Ser capaz de atraer la atención del espectador con un plano fijo en el que sólo hay una tía que se acerca andando y pasa de largo sin hacer nada, es sólo concebible por un genio de la literatura, rodada por uno o dos genios de la realización de películas, e interpretada por dos grandes actores.
Nada de nada: Anna pasa de largo sin ni siquiera mirarle... Holy comprende que ella jamás le va a perdonar y... visto lo visto... se enciende un cigarrito para fumarse su resignación, sabiendo que en la vida real las probabilidades de una entre mil millones no se dan nunca... mientras la música termina su pieza y cierra la película.
Epílogo:
Pocas películas te dejan tan buen cuerpo viendo lo “mal” que termina:
- el prota se entera de que su amigo era un sinvergüenza asesino, le vende a la policía por el amor de una mujer, no le sirve de nada, le vende nuevamente por convicción, y encima tiene que terminar cargándoselo y ganándose así el odio de por vida de la mujer a la que ama.
- El amigo del prota, termina finalmente donde empieza la peli: criando malvas
- La chica de la peli: se queda dos veces sin su novio, y encima en la segunda la usan como moneda de cambio y ve cómo el americano en el que había confiado, se termina cargando a su novio.
- Payne criando también malvas
Sólo ganan dos:
- Calloway, que consigue hacer su trabajo: eliminar la escoria humana existente en las calles de Viena
- Todos los espectadores ante semejante ejercicio de coherencia humana y verosimilitud.
Lizzardking
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